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España demonizó a Venezuela para destruir a Podemos

Fuentes: Rebelión

Si tragáis los mensajes de los medios de comunicación acabaréis amando al opresor y odiando al oprimido (1). Malcolm X   Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que Podemos crecía con una fuerza imparable y amenazaba con conquistar los feudos, algunos ya decrépitos, de un socialismo que gobernó durante décadas repartiéndose el botín […]

Si tragáis los mensajes de los medios de comunicación acabaréis amando al opresor y odiando al oprimido (1). Malcolm X

 

Hubo un tiempo, no muy lejano, en el que Podemos crecía con una fuerza imparable y amenazaba con conquistar los feudos, algunos ya decrépitos, de un socialismo que gobernó durante décadas repartiéndose el botín con los fans del Valle de los Caídos, el mausoleo del dictador Francisco Franco que está coronado con la cruz más alta del mundo (de 150 metros) y constituye una monstruosa y deprimente exaltación al fascismo, la religión de los guerrilleros de Cristo Rey y el nacional catolicismo.

Se palpaba miedo, pelos de punta, carne de gallina, a la diestra y siniestra del Señor (la momia del dictador) y los cerebros más inteligentes de Hispania -con la ayuda de «la mano negra» de EEUU- no pararon hasta dar con el talón de Aquiles de la joven formación política que, si hubiera seguido su escalada, ahora quizás tendríamos un Parlamento de vanguardia en casa que hubiera tenido gran influencia en Grecia y en otros países europeos.

Pero los genios de la política, los solucionadores de problemas (como los denomina Hannah Arendt en su ensayo sobre los Papeles del Pentágono, basado en las mentiras que «justificaron» la Guerra de Vietnam), empezaron a identificar a Pablo Iglesias con un íncubo amamantado por el gobierno venezolano. Con un ser despreciable que simpatiza con «la represiva dictadura» bolivariana, con un friki que quiere imponer «el comunismo» en la bendita España, terminar con la democracia y, encima, convocar un referéndum sobre monarquía o república, para acabar con la corona y, de paso, meternos en el grupo de países que EEUU encerró en la jaula de «El Eje del Mal».

Cuando «los buenos» activaron la alarma de ¡Qué viene el lobo! un ejército de periodistas empezó a bombardear el castillo de Podemos que, por ser de rápida y reciente construcción, carecía de sólidas estructuras para rechazar un permanente ataque orquestado, primero por el fascismo español, y luego por el internacional, ese que a veces se pone la careta de Donald Trump o, lo que es peor, ya impera sin rostro.

Luego, tras una ofensiva sin tregua, una parte importante del pueblo, que repite todo lo que oye hasta que se convierte en verdad de piedra, empezó a olvidarse de sus miserias y de su déficit democrático y, como robots a los que se da cuerda, empezaron a dirigir su odio hacia el Ejecutivo de Caracas y, por ende, a Pablo Iglesias y «sus cachorros», a los que se puso la marca cainista para remachar «su instinto fraticida».

La diosa ECO conoce muy bien el efecto que produce en «el pensamiento débil» la repetición constante de «mensajes fobera» (para meter miedo), de lo que ya hablaba Jonathan Swift en su obra «El arte de la mentira política», en la Inglaterra del siglo XVIII.

Como escribió el otro día mi amigo y colega Julio Mateos Montero, en un espléndido artículo titulado «Venezuela y muchas cosas más«:

Las opiniones de la sociedad son construcciones convenientemente divulgadas por periodistas y sus patrocinadores (…) y repetidas hasta la saciedad con gran potencial de replicación vírica (modelo Goebbels, que suele decirse).

Lo anterior, unido a la ambigüedad de Podemos, que a veces va en zigzag en vez de en línea recta, y a los numerosos errores cometidos por su inexperiencia, ha hecho que la descomunal marea del 15-M (que muchos compararon el tsunami del Mayo francés del 68) haya descendido tanto que ya se pueden ver los primeros peces muertos por falta de agua u oxígeno. Los vigías de esa formación no avistaron a tiempo la rapidísima carrera de los tiburones con dientes de oro que, cuando huelen un poco a sangre, mutan en pirañas que se ceban con los más débiles, con los Derechos Humanos.

Ahora, de cara a las elecciones de 28 de abril, el espectáculo continúa y los ilusos (españoles i lusos) esperan el momento apoteósico en el que Franco – quizás el español más amado en nuestro país durante décadas- sea desahuciado de su maldita Basílica del Valle de los Caídos (con lo que el PSOE espera arañar votos). El otro as de «los socialdemócratas» es su «masiva oferta de empleo público». Pero, ¿con qué mano se tapará las vergüenzas tras reconocer a Guaidó, el muñeco armado por EEUU, para gobernar Venezuela en nombre de Trump y sus perritos falderos?

Con ese panorama, Podemos espera un milagro para evitar la sangría que le anuncian las encuestas. ¿Será capaz de renacer, un día, cual Ave Fénix? No lo sé, pero les ha llegado el momento de construir mapas de futuro, con rutas y brújulas, que sean bellos, atractivos y, sobre todo, alcanzables. Que la gente pueda ver y tocar, y los ciegos palpar. Como decía Nietzsche, la duda mata.

Por su parte, en la otra España, los adoradores de la cruz-puñal del Valle esperan que VOX (el partido neofascista que sube como la espuma) nos regrese a los tiempos de la oscuridad, para inmortalizar, en esta época virtual, la incultura, la derrota de la razón y el rebuzno.

 

-1- El texto original es «Si no estáis prevenidos ante los medios de comunicación, acabareis…». Me he permitido una traducción libre y directa, sin alterar el significado, aprovechando la riqueza de la lengua cervantina y teniendo en cuenta nuestra idiosincrasia.

Blog del autor: http://www.nilo-homerico.es/

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.