El Gobierno Zapatero acaba de enviar al Congreso el proyecto de Presupuestos de 2005. Según la vicepresidenta, nos hallamos ante unos Presupuestos «decididamente sociales», que no tienen déficit y que, además, apoyan la «productividad, el crecimiento estable y el empleo de calidad». LOS APOYOS PARLAMENTARIOS DEL GOBIERNO La burocracia de CCOO y de UGT ya […]
El Gobierno Zapatero acaba de enviar al Congreso el proyecto de Presupuestos de 2005. Según la vicepresidenta, nos hallamos ante unos Presupuestos «decididamente sociales», que no tienen déficit y que, además, apoyan la «productividad, el crecimiento estable y el empleo de calidad».
LOS APOYOS PARLAMENTARIOS DEL GOBIERNO
La burocracia de CCOO y de UGT ya les ha dado el visto bueno, destacando sus «tendencias novedosas». ERC está a la espera de conseguir alguna mejora para «la pequeña y mediana empresa» y para infraestructuras en Catalunya. IU, rompiendo una tradición de 27 años, se plantea apoyarlos e incluso, si fuera posible, firmar un pacto de legislatura de un año con el PSOE.
Según Llamazares, ya ha conseguido «concesiones» del Gobierno, como la renuncia a la «ley de acompañamiento» (que figuraba en el programa electoral del PSOE); la promesa de «flexibilizar el déficit cero»; el descuento de las tarifas del IRPF del efecto de la inflación y alguna promesa contra el fraude fiscal. Dice también que todavía son «tímidos e insuficientes» y que tiene que negociar alguna cosa más para que se conviertan de verdad en los Presupuestos de la «mayoría parlamentaria de izquierdas».
Ni siquiera se le ha ocurrido condicionar su apoyo a la retirada del plan de reconversión de IZAR o a la subida de la fiscalidad del capital que prometió el PSOE.
¿QUÉ PRESUPUESTOS?
El Gobierno proclama que va a descontar la inflación de las tarifas de la Renta, pero no es verdad porque, como no toca las deducciones, los trabajadores seguiremos siendo esquilmados a cuenta de la inflación. Dicen que tocarán las deducciones el año que viene, en la reforma fiscal que preparan. Pero esta reforma -si Zapatero cumple lo anunciado- será en beneficio de los empresarios y los más ricos porque reducirá el impuesto sobre beneficios del 35 al 30% rebajará el tipo máximo del IRPF del 45% al 30%.
Han subido el 2% de los impuestos especiales del alcohol, el tabaco y las tasas públicas, o sea, impuestos indirectos que recaen sobre todo en el trabajador. Y han anunciado que, cuando baje el precio del crudo, subirán los impuestos a las gasolinas.
Hablan de Presupuestos «sociales» e incluyen entre las partidas «sociales» las inversiones en I+D, la mayor vanagloria de Zapatero y Solbes porque representan «un cambio de modelo económico».
Han alardeado de subir las pensiones mínimas. Pero las han incrementado sólo en un 5% lo que, con la inflación que se espera (más del 3%) y la miseria de las actuales pensiones no va a significar gran mejora. En cambio, van a usar la medida para vestir la nueva reforma de las pensiones que está en marcha.
Las becas son otra gran bandera de Zapatero. Quedan, sin embargo, muy lejos de lo necesario y de los estándares europeos. Eso sí, mientras tanto se mantienen las jugosas subvenciones a la escuela privada. Las medidas en Vivienda son escasas, a pesar de la propaganda, y tampoco van a la raíz del problema, pues grandes constructoras y especuladores van a seguir a sus anchas.
Se han negado a incluir partidas para compensar el enorme déficit de la Sanidad Pública de las Autonomías y anuncian, en cambio, que subirán los impuestos especiales (gasolinas, alcohol..) para financiarlo.
Los Presupuestos siguen la «ortodoxia» europea del déficit cero, cosa que consiguen, como hacía el PP, a costa del superávit de la Seguridad Social (ésa cuyas pensiones hay que recortar porque «no son sostenibles»). En los Presupuestos han integrado 5600 millones de la «deuda» de RENFE, para «sanearla» y privatizarla a partir de 2005. Y lo que no hay manera de ver es ese impulso al «empleo de calidad» del que hablaba la Vicepresidenta. Pocos días antes de sus declaraciones, un informe del Gobierno señalaba que «siete de cada 10 contratos que superan el primer año de vigencia no llegan a acabar el segundo» y que el Estado español es el «país desarrollado» con mayor «inseguridad laboral».
Así pues, resulta un misterio saber en dónde esta «el giro social» de estos Presupuestos.