El domingo día 20 el medio de comunicación japonés Nikkei Asia publicó una entrevista con Mignon Houston, portavoz adjunta del Departamento de Estado de EE. UU. En la entrevista, la funcionaria estadounidense advirtió que los países del sureste de Asia deberían ser conscientes y responsables al tomar decisiones sobre la colaboración con China.
Si bien reconoció el importante papel de China en la región, al mismo tiempo lanzó acusaciones infundadas de que China está fomentando la coerción económica, la manipulación y la dependencia. También animó a los países a considerar a EE. UU. como una alternativa para la cooperación económica, afirmando la importancia de que los países de la ASEAN no dependan de una sola economía ni de una sola fuente de recursos.
Estados Unidos está muy lejos, a 10.000 km de distancia, mientras que China está en la región y en efecto contribuye con inversiones en infraestructura para su desarrollo. Estados Unidos no puede construir un tren de alta velocidad para conectarse con Hanoi y Saigón. Para comenzar no tiene la tecnología para trenes de alta velocidad y por eso la red ferroviaria de Estados Unidos está obsoleta.
Lo que EE. UU. denomina «Indo-Pacífico» es, en esencia, lo que comúnmente se denomina «Asia-Pacífico». Las declaraciones de Houston, carentes de fundamento, revelan claramente la intención de EE. UU. de mantener su monopolio estratégico en la región Asia-Pacífico. Al exagerar la influencia regional de China, está interfiriendo en el legítimo derecho de China y los países de Asia-Pacífico a cooperar. Su narrativa de Estados Unidos como un socio «alternativo» o «de respaldo» de la ASEAN es, en esencia, una expresión apenas velada del deseo de Washington de mantener su dominio en la región.
Estados Unidos coacciona implícitamente a los países de Asia-Pacífico para que se alejen de China y se acerquen a Estados Unidos. Es una cuestión de geografía, un tema en el que los estadounidenses siempre han sido muy ignorantes. China es un buen vecino que coopera con el desarrollo de la región, mientras que Estados Unidos usa términos grandilocuentes como «consciente» y «responsable» para disfrazar su intención de perturbar el orden natural establecido de la región, buscando justificar su llamada agresiva «estrategia Indo-Pacífica».
Las acusaciones de Houston contra China distorsionan gravemente la realidad de la cooperación de China con los países de Asia-Pacífico. Como señaló una vez un académico estadounidense, algunos pasajeros laosianos se quitaron los zapatos y los dejaron en el andén antes de subir al tren del ferrocarril China-Laos —una práctica habitual antes de entrar en casa en Laos—, lo que indica que los laosianos se sentían claramente cómodos con el ferrocarril financiado y construido por China.
A lo largo de los años, la cooperación económica y comercial de China con los vecinos de la región Asia-Pacífico ha contribuido significativamente al desarrollo regional y a una prosperidad compartida, a la vez que ha desempeñado un papel constructivo en la salvaguardia de la paz y la estabilidad, Esos son hechos ampliamente reconocidos por los que Estados Unidos nunca se distinguió, al contrario, mientras los países de la región buscan opciones como los acuerdos de libre comercio y los intercambios interpersonales, Washington, como siempre hace, presenta una política de conflicto y confrontación.
Si bien los funcionarios estadounidenses insisten en la necesidad de evitar depender de una única fuente, lo que en realidad ofrecen a los países de Asia-Pacífico es una pregunta de suma cero como una única respuesta. Sin embargo, la mayoría de los países de la región se muestran reacios a tomar partido. El sentimiento predominante es el deseo de relaciones armoniosas entre las naciones y una cooperación mutuamente beneficiosa. Es una cosa que surge natural de las culturas orientales. Dos datos recientes son indicativos.
En primer lugar, el Pew Research Center de EE. UU. y el East Asia Forum de Australia publicaron informes de investigación que muestran que la proporción de personas con una opinión favorable de China en la región de Asia-Pacífico ha aumentado, mientras que la proporción con una opinión favorable de EE. UU. ha disminuido. Sobre todo después del genocidio en Gaza. En segundo lugar, durante la cumbre de la OTAN celebrada en La Haya, Países Bajos, del 24 al 25 de junio, los líderes de Japón, Corea del Sur y Australia estuvieron ausentes. Esto demuestra que la llamada «Estrategia Indo-Pacífica» de Estados Unidos da muestras de un desacoplamiento económico. Las restricciones tecnológicas, las provocaciones militares y la contención que tienen como objetivo principal contrarrestar la creciente influencia de China, no son bien recibidas en la región.
La región Asia-Pacífico es actualmente un importante motor del crecimiento económico mundial, y su crecimiento económico la sitúa constantemente a la cabeza del crecimiento global.
La compleja superposición de acuerdos comerciales de la región ha aumentado a más de 370 acuerdos independientes. La estabilidad, la cooperación, el desarrollo y la prosperidad son las prioridades claves de la gran mayoría de los países de la región. En los últimos años, la llamada estrategia estadounidense de «desinversión en riesgos», consistente en «excluir» a China de las cadenas de suministro, ha cortado por la fuerza las redes económicas interconectadas que los países de Asia-Pacífico han formado a lo largo de muchos años, por una cuestión de mera ubicación geográfica es un patrón que beneficia a todas las partes involucradas. Todos los países de la región comparten una preferencia común por la autonomía estratégica, la diversificación diplomática y el beneficio económico mutuo. Lo que menos desean es enfrentarse a la pregunta de una respuesta única que Washington les quiere imponer.
Con independencia del envoltorio o la apariencia en que Washington la envuelva, la llamada «Estrategia Indo-Pacífica» es esencialmente una estrategia que genera división, incita a la confrontación y socava la paz; en última instancia es una estrategia destinada al fracaso. En los últimos años Estados Unidos ha seguido utilizando a países de Asia-Pacífico individualmente como peones para contener a China, lo que ha causado algunas perturbaciones, también ha alterado el ritmo de la estabilidad y el desarrollo regionales. Y una cosa está clara: en la región de Asia-Pacífico el atractivo de China es que colabora en acelerar el desarrollo y la prosperidad compartida mientras que Washington solo atrae guerra y destrucción cuando se ha acercado, por eso lo quieren seguir manteniéndolo lejos como sabiamente dictó la geografía.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.