Marcelo Aguilar.- ¿De dónde viene y cuáles son los alcances de esta decisión de Bolsonaro [1]? Mariluci Cardoso de Vargas.- Desde 1964 hasta 2011 los militares celebraron esta fecha oficialmente. El debate se inició cuando Dilma determinó que el golpe del 64 fuese retirado del calendario oficial de celebraciones de las fuerzas armadas, y esa […]
Marcelo Aguilar.- ¿Hay un caldo que resulta proclive a este tipo de acciones?
Mariluci Cardoso de Vargas.- Yo se lo atribuyo a las fallas de la democracia, que no consiguió hacer que la historia de la dictadura cívico-militar y la memoria de los sobrevivientes sean colocadas como incuestionables. Todavía hay sospechas sobre la legitimidad de los relatos de los sobrevivientes y sobre los crímenes a ser repudiados. La propia CNV en sus conclusiones demostró la práctica sistemática de violaciones y problematizó su continuidad. El año pasado tuvimos un grave atentado contra la democracia con el asesinato de Marielle Franco, así como en 2013 tuvimos el caso de Amarildo (de Souza, albañil desaparecido y asesinado por la policía en Rio de Janeiro), en el que fue comprobada la muerte por torturas. Sabemos que las prácticas de las fuerzas de seguridad en Brasil todavía tienen ese carácter extremadamente violento, sobre todo con la población de las periferias, pobres, negros, indígenas, campesinos y militantes de derechos humanos. Tenemos en el país números alarmantes de violencia policial, violencia de Estado. Es muy difícil captar cómo y dónde ese terrorismo de Estado configurado en los años de dictadura permanece y se desdobla en violencia de Estado en el período democrático. El problema no ha sido superado, y son prácticas en las que no hay consenso respecto al repudio. Hay una falla en la formación en cuanto a estructura política, que tiene su base en el autoritarismo y permite que esas prácticas sigan su curso y esas memorias e historias de vida de los sobrevivientes no ganen el sentido común. Esto está bastante marcado en la sociedad brasileña, y la última elección lo explicitó todavía más. A pesar de las declaraciones que Bolsonaro venía haciendo antes de ser electo, del homenaje a Carlos Alberto Brilhante Ustra (militar torturador de la última dictadura) en la tribuna del Congreso el día del impeachment, y los indicios que venía dando sobre su forma de relacionarse con ese pasado, no pasó nada que impidiese su candidatura. En otros países del continente, cuando hay una celebración o apología a los militares, hay una repercusión y combate inmediato, e inclusive en caso de órganos públicos, exoneración o alejamiento del cargo. Es bastante difícil de combatir ese discurso cuando no hay ningún tipo de punición ni medida administrativa o jurídica contra expresiones de odio. Esto hace que las personas se sientan autorizadas.
Mariluci Cardoso de Vargas.- Creo que son fallas sí, porque aparece un autoritarismo que se sobrepone a los valores democráticos. La polarización política permite que se construya un sentido común que entiende que la eliminación de un opositor político es posible. Eso es una falla grave, porque no se entiende la discrepancia y la oposición como algo a ser resuelto dentro de los marcos del Estado de derecho. Se evoca entonces la violencia como forma de resolver las diferencias, y eso es terrible desde el punto de vista democrático. Lo preocupante es que los crímenes sobre las poblaciones que mencionaba antes son vistos dentro de un estado de normalidad y no como casos que deberían ser de excepción.
Mariluci Cardoso de Vargas.- Tenemos una barrera en el ámbito de la justicia que es la ley de amnistía de 1979, que sigue vigente y es interpretada como un impedimento y una obstrucción para la posibilidad de juzgar a los autores de graves violaciones a los derechos humanos. Esta ley contribuye a reforzar el olvido. La justicia tiene ese papel pedagógico también en el ámbito de la memoria. A pesar de que hemos avanzado bastante en algunos sentidos -como en las políticas de verdad, memoria y reparación, en la difusión de los testimonios de los sobrevivientes, con las comisiones-, no conseguimos alcanzar la justicia. Todos los mecanismos que contribuirían a reforzar el repudio a un período que dejó tantas marcas traumáticas para el país están obstaculizados.