Sería fantástico que Arabia Saudita siguiera con sus guerras en África y Oriente Medio porque así los andaluces tendrían más trabajo. No sólo contra Yemen sino contra Irán y Qatar, a ver si se lían todos a mamporros y a río revuelto ganancia de corbetas y A400M. Y mejor aún sería que EEUU empezara a […]
Sería fantástico que Arabia Saudita siguiera con sus guerras en África y Oriente Medio porque así los andaluces tendrían más trabajo. No sólo contra Yemen sino contra Irán y Qatar, a ver si se lían todos a mamporros y a río revuelto ganancia de corbetas y A400M. Y mejor aún sería que EEUU empezara a bombardear a los rusos y a los sirios porque entonces se le unirían Francia e Inglaterra y así podríamos tener la esperanza de que Airbus y demás siguieran fabricando adminículos belicosos. Es deseable entonces que los rusos y los sirios derriben aviones franceses de transporte de tropas para sustituirlos por los aviones que se ensamblan en Sevilla y Cádiz. Digo yo que Macron se acordaría de Airbus que para eso su país, junto con Alemania y España, impulsan una empresa en la que estuvo de socio el Grupo Lagardére que lo mismo fabrica armamento que participa en la industria automovilística o se mete a accionista del Grupo Le Monde o de la revista Diez Minutos.
Y ya si se incendia todo Occidente con Corea del Norte y China sería la repera, tendríamos que reciclarnos todos hacia la industria militar como cuando Stalin en la segunda gran guerra puso a todos los ciudadanos soviéticos a montar máquinas bélicas para echar a los nazis invasores. Todos estaríamos contentos, Trump le daría pasta a sus industrias de armamento -que lo está deseando, con ese aumento de 60.000 millones de dólares en su presupuestario en defensa- y los demás tendríamos trabajo de sobra. Hasta los que fueran a morir saludarían a los césares de las balas y los cañones (esperemos que tengan agujeros, no como los de Gila que se los vendieron ciegos) no sólo por ir a la guerra a defender la democracia y la libertad sino porque dejarían colocada a toda la familia y ellos mismos -si regresaran con vida- tendrían asegurado el curre.
Primero, uno quiere cambiar el mundo y al final el mundo te cambia a ti. Pero el mundo no es un ente abstracto, es lo que hemos construido que nos ha vencido. Desarrollamos un Frankenstein que luego se nos escapa y va por ahí matando gente y nosotros detrás sin poder capturarlo. El humano, no pudiendo evitar la guerra, la humaniza o la humanizaba porque antes se iba uno al campo de batalla a destrozarse y ahora destruye vidas inocentes para que las tropas se depriman y sea más fácil vencerlas. De todas formas, ¿qué importa eso si muchos andaluces pueden trabajar para comprarse otro coche, pagar trampas o adquirir un televisor más grande para ver el Carnaval o la Semana Santa?
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