Todos piensan que el nombramiento de Wolfowitz como presidente del Banco Mundial es una catástrofe. Excepto yo. Con Wolfowitz, mis compañeros progresistas lamentan que el Banco Mundial trabajará para EEUU. Solo si otro fuera elegido trabajaría para los pobres del mundo. Joseph Stiglitz, el economista antiguo jefe del banco ahora renegado, eligió a Ernesto Zedillo, […]
Todos piensan que el nombramiento de Wolfowitz como presidente del Banco Mundial es una catástrofe. Excepto yo.
Con Wolfowitz, mis compañeros progresistas lamentan que el Banco Mundial trabajará para EEUU. Solo si otro fuera elegido trabajaría para los pobres del mundo. Joseph Stiglitz, el economista antiguo jefe del banco ahora renegado, eligió a Ernesto Zedillo, el antiguo presidente de México. (1)Un editorial en The Guardian sugería a Colin Powell o, se podría haber permitido a Bono.(2) Pero, lo que este juego de manos y deseos revela es un profundo desconocimiento sobre el papel y el propósito del cuerpo que Wolfowitz dirigirá.
El Banco Mundial y el FMI fueron concebidos por el economista estadounidense Harry Dexter White. Nombrado por el Tesoro de EEUU para dirigir las negociaciones en la reconstrucción económica posterior a la Segunda Guerra Mundial, White gasto la mayor parte del año 1943 machacando a los líderes de otras naciones aliadas. Estaban horrorizados por sus propuestas. Insistió que sus instituciones colocarían la carga para estabilizar la economía mundial en los países que sufrían deudas y déficits comerciales mas que sobre los acreedores.(4) Decidió, antes del encuentro en Bretón Woods en 1944, que «los EEUU deberían tener suficientes votos para bloquear cualquier decisión.»(5)
Tanto el arreglo para el voto antidemocrático como el veto de EEUU permanecen hasta hoy. El resultado es que el cuerpo que trabaja en gran parte en los países pobres esta enteramente controlado por los ricos. White pidió que las deudas nacionales fueran redimibles en oro, que el oro fuera convertible en dólares, y que todas las tasas de cambio fueran fijadas contra el dólar. El resultado fue poner la base para lo que se convertiría en la hegemonía global del dólar. White también decidió que tanto el Fondo como el Banco se localizarán en Washington.
Nadie tuvo ninguna duda en ese momento de que estos dos cuerpos fueron designados como instrumentos de la política económica de EEUU. Pero de alguno manera todo esto ha sido borrado de la historia. Incluso el admirable Joseph Stiglitz cree que el Banco Mundial fue una creación del economista británico John Maynard Keynes (Keynes era, realmente, su oponente mas destacado).(6) Cuando la escritora sobre desarrollo Noreena Hertz dijo en The Guardian el mes pasado que «La administración Bush esta muy alejada de los objetivos apoyados por el banco y su mandato», no podía haber estado mas equivocada.»(7)
Desde la perspectiva de los pobres del mundo, nunca ha habido un buen presidente del Banco Mundial. Buscando contrastes con Wolfowitz, se ha convertido en una moda mirar atrás al reino de otro halcón del Pentágono, Robert McNamara. Se supone que se ha convertido, en palabras de un editorial del Observer en «uno de los mas admirados y efectivos presidentes del Banco Mundial. (8) Admirado en Washington quizás. Robert McNamara fue el hombre que concentró todos los prestamos del Banco en proyectos de prestigio enormes -presas, carreteras y puertos- mientras congelaba causas menos encantadoras como la salud, la educación y los saneamientos. La mayoría de los enormes proyectos que el respaldo han, en términos económicos o sociales o ambos, fracasado catastróficamente.(9)
Fue el que argumentó que el Banco no debería financiar las reformas de la tierra porque «afectaría a la base de poder de los grupos de élite tradicionales».(10) En su lugar, Catherin Caudfiel muestro en su libro «Masters of Illusion, «debería abrir nuevas tierras eliminando bosques, secando tierras húmedas y construyendo carreteras en zonas previamente aisladas.»(11) Financió a Mobutu y Suharto, deforesto el Nepal, (12) contaminó el Amazonas (13) y promovió en genocidio en Indonesia (14). Los países en los que trabajó fueron dejados con deudas impagables, la naturaleza devastada, pobreza extendida y dictadores firmes pro-estadodunidenses
Excepto por el lenguaje en el que las demandas de EEUU son articuladas, poco ha cambiado en el Banco. En el encuentro del jueves en el que la nominación de Wolfowitz fue confirmada, sus directores ejecutivos también decidieron aprobar la construcción de una presa hidroeléctrica, la Nam Theun 2 en Laos. Esta sacará a 6000 personas de sus casa, dañará el sustento de mas de 120000, destruirá un ecosistema crítico y producirá electricidad no para la población de Laos sino para sus ricos vecinos en Tailandia. (15) Pero también producirá enormes contratos de construcción para compañías occidentales. La decisión de construirla no fue hecha bajo la supervisión de Wolfowitz sino de su actual presidente, James Wolfensohn. En términos prácticos, habrá poca diferencia entre los dos lobos. El problema con el Banco no es la organización, sino el consejo, que es dominado por los EEUU, el Reino Unido y otras naciones ricas.
La nacionalidad del presidente del Banco, que ha causado tanto alboroto, es solo de importancia simbólica. Si, parece bastante injusto que todos su presidentes sean americanos, mientras todos los presidentes del FMI son europeos. Pero no importa de donde viene el tecnócrata que implementa las decisiones del tesoro de EEUU. Lo que importa es que es un tecnócrata implementando las decisiones del Tesoro de EEUU.
El nombramiento de Wolfowitz es bueno por tres razones. Remarca la profunda injusticia y antidemocrática naturaleza de la toma de decisiones del Banco. Su presidencia permanecerá como un recuerdo constante de que esta institución, que pide a las naciones que intimiden para ejercer «una buena gobernación y democratización» es llevada como una monarquía medieval.
También demuele la poca esperanza en el reformismo de hombres como George Soros y Jospeh Stiglitz que, ignorando el hecho de que los EEUU pueden vetar cualquier intento de desafiar su veto, siguen agitando sus varitas mágicas en la expectativa de que un cuerpo diseñado para proyectar el poder estadounidense mágicamente puede ser transformado en un cuerpo que trabaja para el pobre.(16) Hubiera tenido éxito un intento de Stiglitz de juguetear con la presidencia del Banco Mundial, simplemente habría prestado credibilidad a una institución ilegítima, después incrementando sus poderes. Con Wolfowitz a cargo, su credibilidad se desploma.
Lo mejor de todo es la oportunidad exterior de que los neocons podrían solo ser tan estúpidos para usar al nuevo lobo que destruya el Banco. La anterior ministra británica Clare Short lamenta que «es como si ellos trataran de destruir nuestros sistemas internacionales.»(17) Bien, que tragedia sería, estaría llorando todo el tiempo.
Martin Jacques argumentó de forma convincente en The Guardian la semana pasada que los neocons de EEUU esta «reordenando el sistema mundial para tomar en cuenta sus nuevamente definidos poderes e intereses.»(18) El nombramiento de Wolfowitz es, sugirió, uno de los «medios de romper el viejo orden». Pero lo que esto seguramente ilustra es la paradoja no reconocida en el pensamiento neoconservador. Quieren ahogar el viejo orden multilateral y reemplazarlo con uno nuevo, Americano. Lo que fallan en entender es que el sistema «multilateral» es realmente una proyección del unilateralismo de los EEUU, ingeniosamente embalado para conceder a las otras naciones solo lo suficiente para prevenirles que luchen. Como sus oponentes, los neoconservadores han fracasado en comprender como de bien Roosevelt y Truman urdieron el orden en interés de EEUU. Están buscando reemplazar un sistema hegemónico que esta durando y es eficaz por uno que no esta probado y es inestable (porque las otras naciones tienen que combatirlo). Alguien que cree en la justicia global debería desearles suerte
NOTAS:
1. Ej Joseph Stiglitz 15th March 2005. This War Needs the Right General. The Guardian.
2. Editorial, 17th March 2005. Wolfowitz at the Door. The Guardian.
3. Ver ej Armand van Dormael, 1978. Bretton Woods: Birth of a Monetary System. Macmillan, London; Robert Skidelsky, 2000. John Maynard Keynes: Fighting for Britain 1937-1946. Macmillan, London; and Michael Rowbotham, 2000. Goodbye America! Globalisation, Debt and the Dollar Empire. Jon Carpenter, Charlbury, Oxfordshire.
4. Harry Dexter White, citado en New Economics Foundation, 2000. It’s Democracy, Stupid: the trouble with the global economy – the United Nations’ lost role and democratic reform of the IMF, World Bank and the World Trade Organisation. NEF, World Vision and Charter 99.
5. Harry Dexter White, citado en Armand van Dormael, 1978. Bretton Woods: Birth of a Monetary System. Macmillan, London.
6. Joseph Stiglitz, 2002. El Malestar en la globalización. Allen Lane, London.
7. Noreena Hertz, 19th March 2005. The Poodle and the Wolf. The Guardian.
8. Editorial, 20th March 2005. Paul’s Conversion? The Observer.
9. VerCatherine Caufield, 1996. Masters of Illusion: the World Bank and the the Poverty of Nations. Henry Holt, New York.
10. Robert McNamara, citado en Catherine Caufield, ibid.
11. Catherine Caufield, ibid.
12. El Banco fundó un proyecto de registro de 45000 acres de bosque de tierras bajas. La región nunca se ha recupeado
13. Ej the Polonoroeste scheme, iniciado por el Banco en 1980.
14. The Indonesian transmigration programme, fundado por el Banco en 1976.
15. Ver por ej. International Rivers Network, September 2004. Risky Business for Laos: The Nam Theun 2 Hydropower Project. IRN, Berkeley, California.
16. George Soros, 2002. On Globalization. Public Affairs, Oxford; and Joseph Stiglitz, 2002. Globalization and its Discontents. Allen Lane, London.
17. Clare Short, citado por Larry Elliott, 21st March 2005. Why the West is Always in the Saddle. The Guardian.
18. Martin Jacques, 31st March 2005. The Neocon Revolution. The Guardian.