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Estrategia conjunta de Estados Unidos y España en América Latina

Fuentes: Le Monde Diplomatique - Colombia

En la primera semana de diciembre, Bernardino León, número dos del Ministerio de Relaciones Exteriores español, cenó con Thomas Shanon, subsecretario de Estado estadounidense para el hemisferio occidental. Dialogaron sobre «la forma como España puede ayudar a Estados Unidos a fortalecer su influencia en América Latina».[1] León señaló: «Estados Unidos y España son dos actores […]

En la primera semana de diciembre, Bernardino León, número dos del Ministerio de Relaciones Exteriores español, cenó con Thomas Shanon, subsecretario de Estado estadounidense para el hemisferio occidental. Dialogaron sobre «la forma como España puede ayudar a Estados Unidos a fortalecer su influencia en América Latina».[1] León señaló: «Estados Unidos y España son dos actores muy determinantes en la región, con grandes inversiones y relaciones políticas profundas que deben implicarse más en un momento difícil, uno de los más complicados de los últimos 50 años. Esta cooperación tiene un fuerte valor añadido». [2]

La alineación de la política exterior española con la estadounidense sobre América Latina es notable desde el desencuentro por el retiro de las tropas españolas de Iraq, ordenado por Rodríguez Zapatero, cumpliendo con su promesa como candidato. Los dos gobiernos ‘encapsularon’ sus diferencias en Iraq para avanzar en una cooperación fluida en su acción sobre América Latina[3]. Ahora los encargados de la política sobre la región se comunican hasta dos veces por semana, «según la temperatura política» en la región. Antes de navidades se programó una reunión en Washington con Nicholas Burns, Subsecretario de Estado para Asuntos Políticos, a fin de trabajar sobre la agenda de la próxima visita de Condolezza Rice a Madrid.

Las políticas imperiales del «Proyecto para un Nuevo Siglo Usamericano» que fundan la supremacía en la fuerza y las acciones derivadas de la Estrategia Nacional de Seguridad anunciada en septiembre de 2.002 han afectado la posición dominante de Estados Unidos en el control ideológico que ejerce desde hace décadas, han acelerado la erosión del «poder suave» estadounidense fundado en sus estrategias mediático-culturales, y han desnudado el estrangulamiento economico ejercido con la instrumentación de instancias internacionales con apariencia de neutralidad (FMI, Banco Mundial, BID, OMC, OEA) para determinar políticas económicas nacionales y decisiones estatales en lo internacional, así como la actuación camuflada a través de estados gobernados por élites sometidas o manipulables.

En América Latina estalló a fines de los 90 la rebeldía que provocó la intensificación hasta el paroxismo, durante una década, del saqueo despiadado. La respuesta del gobierno estadounidense privilegió el despliegue militar, el intento de configurar fuerzas multinacionales de intervención en Colombia , el crecimiento de las FOL (Forward Operating Locations) en la región, las acciones encubiertas de desestabilización y la continuidad de la hipócrita ‘Guerra contra las drogas y el terror’. Este proceder catapultó el rechazo a la estrategia de anexión regional con base en asimétricos tratados de ‘Libre Comercio’ a favor de sus megacorporaciones. La larga historia de expoliación, siembra de divisiones y agresiones de Estados Unidos en Latinoamérica afloró también a la conciencia colectiva al hacerse públicos los reales objetivos de la ocupación de Iraq y al contemplar la resistencia indoblegable que surgió. Por esto, ahora, análisis de influyentes «tanques de pensamiento» estadounidenses cuestionan la exclusividad de las «políticas duras», buscando no simplificar lo complejo en aras de obtener mejores resultados en la tarea de contener y en lo posible desintegrar el formidable movimiento de soberanía y unidad política que emerge en la región.

Se trata de que con el valor agregado de la cooperación en la acción exterior de Estados Unidos y España se evite ahondar la alteración en el balance de poder en la región que suscita la Revolución Bolivariana en favor de los pueblos. Esto exige contrarrestar la percepción de que Estados Unidos se interesa en aislar y desestabilizar al gobierno venezolano, lo mismo que circular entre la opinión pública internacional la idea de que Estados Unidos quiere normalizar sus relaciones con Venezuela y el presidente Chávez se resiste a un avance en tal sentido.

Se trata de evitar a toda costa que se expanda en Venezuela y América Latina el conocimiento de otro universo de sentido: las ideas que muestran en la práctica que hay otro mundo posible, aquí y ahora.

Ideas sencillas que revelan cómo la soberanía nos permite la vida y la dignidad negada por la subordinación impuesta con la cooptación de élites, el engaño, el chantaje y violencia. Ideas que señalan no sólo que es posible sino que además arroja infinita riqueza la vida social fundada en la cooperación, el cuidado de los bienes comunes y la desprivatización de sectores estratégicos, en lugar de aceptar el imperio de las reglas de juego de las megacorporaciones. Ideas que revelan el reconocimiento prioritario de los derechos de los aniquilados, oprimidos y excluidos en Venezuela, y que es posible cesar la prolongada y descomunal violencia ejercida sobre las mujeres, los pueblos indígenas y afroamericanos, y sobre todas las otras formas de vida con quienes compartimos el habitar en el planeta.

Ideas que privilegian el cuidado de la tierra y sus equilibrios, como una común e impostergable tarea que comienza con la puesta en marcha inmediata de una revolución energética; ideas que exigen el cese inmediato de la farsa sangrienta de la ‘Guerra contra el narcotráfico’ y el despegue de una acción internacional conjunta que acabe ya con la desbordada corrupción que sostiene el tráfico y destroza decenas de miles de vidas humana y entornos naturales en los países consumidores y productores, mientras enriquece la banca estadounidense y europea. Ideas que alientan el respeto a formas de racionalidad diferentes de la mirada nihilista occidental y el vacío insuperable que comporta. Ideas que muestran el perfeccionamiento espiritual y cultural como horizonte de sentido, en vez de la inevitable violencia que arrojan las reglas de juego de la propiedad individual sin límites y la competencia feroz. Ideas que revelan los caminos para la desarticulación del sistema de necesidades ficticias, de la persecución frenética de simulacros de felicidad y del consumismo patológico.

Nueva estrategia dirigida a aislar y colapsar la Revolución Bolivariana

El Informe «Viviendo con Hugo, política de Estados Unidos hacia la Venezuela de Hugo Chávez» [4] recomienda ignorar la que llama «estridente retórica» de Chávez y plantea «evitar demonizarlo», porque enfrascarse en esta vía significa ascenso de la imagen positiva de Chávez en la región y declive en la credibilidad del gobierno estadounidense. El Informe identifica en la capacidad de Chávez para ofrecer mejoras sociales concretas a la población excluida en Venezuela la clave de su éxito regional. Los logros sociales atraen a los pueblos latinoamericanos frente a gobiernos neoliberales o nominalmente de izquierda que, por procurar condiciones macroeconómicas de estabilidad a las corporaciones y los poderes económicos locales, condenan a la mayoría de sus comunidades a los infiernos de miseria y la desesperación.

El Informe propone examinar las debilidades de Chávez y pensar estratégicamente sobre el camino que abre su reelección. Llama a privilegiar la acción exterior conjunta sobre la Revolución Bolivariana y el aislamiento de la misma en el contexto inmediato. En especial, con la influencia sobre Brasil, Argentina, México y Chile. Colombia ni siquiera se menciona porque por ahora funciona como una especie de portaviones estadounidense en la región.

La segunda semana de febrero de 2.007 Nicholas Burns y Tom Shanon viajaron a Brasil y Argentina con el objetivo señalado. Propusieron una nueva relación con Brasil y con Argentina en torno a los biocombustibles que disminuya la dependencia del petróleo poseído por países no subordinados al imperio: Venezuela e Irán. Sin embargo, Burns reconoció que por el momento no pueden hacer nada con relación a las cláusulas proteccionistas que impiden el acceso de más etanol brasilero al mercado estadounidense. No hubo una palabra sobre la comunicación presentada por más de 140 organizaciones mundiales (www.rebelion.org 10.02.07) pidiendo a la Unión Europea renunciar al uso de bio carburantes por la vulneración de derechos humanos , los destrozos de la biodiversidad y la no reducción de la emisión de gases que producen efecto invernadero.Tampoco hubo una sola palabra sobre las masacres y los brutales desplazamientos de comunidades afrocolombianas y campesinas realizados por fuerzas paramilitares en el noroccidente de Colombia y la subsiguiente expansión de empresas a de cultivos de palma de aceite para procesar biocarburantes , en las que tienen acciones jefes de esas fuerzas.

Después de la reunión en Brasil y pese a la calculada ambigüedad de las declaraciones de Burns con relación a las conversaciones sobre Venezuela dirigida a sembrar dudas y dividir los países latinoamericanos, en las declaraciones oficiales de la cancillería brasilera se negó el papel de Brasil en la tarea de auxiliar al imperio en el intento de aislar a Venezuela y en el papel de mensajero del gobierno de los EEUU, y se exhortó en cambio a un dialogo directo entre el gobierno estadounidense y el venezolano. Como hay una tradición en asuntos estatales que indica: «Nunca te creas nada hasta que lo nieguen oficialmente», lo mejor será esperar los próximos y decisivos meses para observar las actuaciones concretas en el escenario de los avances en el proceso de integración y soberanía, y en la continuidad en la profundización en el socialismo. (Ver el extraordinario trabajo del profesor Luiz Alberto Moniz Bandeira sobre política exterior brasilera y latinoaméricana).

El Informe de Council of Foreign Relations señala que «siempre que Chávez no dé pasos que amenacen en lo sustancial los intereses de Estados Unidos en América Latina» (por ejemplo, si Chávez enmienda la Constitución para cambiar el período presidencial, de modo que pudiera ser electo indefinidamente ), es mejor mostrar que se quiere trabajar con Venezuela sobre bases pragmáticas, en temas como «guerra contra narcóticos y política energética».

La energía fósil, en su fase final, es la obsesión principal para el gobierno de los Estados Unidos, cuando toda la movilidad demencial, la alimentación y su «forma de vida» se basan en un despilfarro dependiente del acceso continuo y creciente a las fuentes que quedan y se agotan vertiginosamente. Circunstancia a la que se añade la presencia de China en la región compitiendo por el petróleo y otros invaluables recursos. Las principales reservas mundiales de energías fósiles están ahora en Venezuela[5], junto a muy significativos y aún ocultos yacimientos en otros lugares de la zona andina[6].

La mención de la «Guerra contra narcóticos» hace parte de la continuidad de la hipócrita doctrina que el gobierno de los Estados Unidos utiliza como propaganda interna que ‘legitima’ sus intervenciones y sirve al control sobre aparatos policiales, judiciales y ejecutivos en la región andina, a tiempo que ofrece a la opinión publica internacional la ficción de librar una lucha antinarcóticos y el lavado de activos. En Colombia, calificada en la segunda mitad de los años noventa como el principal problema de Seguridad Hemisférica, se han ejecutado durante seis años inclementes fumigaciones coordinadas por la DEA y contratadas con la empresa Monsanto, y se han destinado más de cinco mil millones de dólares -la mayor parte de los cuales ha sido absorbida por megacorporaciones militares estadounidenses- a un bárbaro proceso de reingeniería social y control regional en el que se ha aniquilado o desterrado la población colombiana no funcional al trazado corporativo energético y estratégico imperial. El programa sobre Colombia supuso la adopción plena de un paquete de medidas para entregar a la voracidad de las corporaciones y al orden económico unipolar, sectores enteros de la economía colombiana y fue presentado a la opinión pública como Guerra contra el narcotráfico: Plan Colombia, con el objetivo principal de «reducir en un 50% el cultivo, procesamiento y distribución de la droga».

Después de seis años los cultivos, el procesamiento y la distribución no solo no se redujeron a la mitad, sino que se expandieron, los laboratorios de procesamiento de cocaína prosperaron y su oferta sigue satisfaciendo la multiplicada demanda europea y estadounidense.

El Plan Colombia fue elaborado y presentando con extrema urgencia en septiembre de 1999, después de que el 6 de diciembre de 1998 aconteció el triunfó de Hugo Chávez en Venezuela. Una victoria inadmisible -en un país estratégico por su energía fósil- para los encargados imperiales de la región que desde ese entonces ya consideraban a Chávez como un líder no manipulable por el gobierno estadounidense.

En febrero de 2.007, Condolezza Rice presento al Congreso estadounidense la fase II del Plan Colombia y para el mes de marzo de este año se anunció la visita de Bush a su mayor aliado regional: Colombia, dentro del programa de visitas a los principales gobiernos amigos en la región: México, Guatemala, Brasil y Uruguay.

Con el Plan Colombia se agudizó el proceso de control y fusión de algunas de las más altas instancias estatales con el poder de los sectores del narcotráfico articulados a la estrategia contra insurgente basada en aniquilar y desterrar la población civil sospechosa de brindar algún apoyo a las guerrillas o de llegar a auxiliarlas («Para ser considerado auxiliar basta con haber vendido algo a un guerrillero, haberle dado clases a algún chico que se unió a las filas rebeldes, haber perdido los documentos de identidad o incluso vestir el tipo de indumentaria equívoco» Carrigan Ana, Hacia el abismo, el objetivo político paramilitar en Colombia. www.crimesofwar.org). En enero del 2.001 y escribiendo desde el exilio Sergio Otalora Montenegro, analista y columnista semanal del diario independiente de Bogotá, «El Espectador», escribió: «Los orígenes siniestros de los paramilitares y sus verdaderos protectores no están exclusivamente arraigados en el conflicto a muerte con las guerrillas. La verdad es que detrás de los escuadrones de la muerte ha habido 15 años de guerra sucia con el propósito de desarticular cada movimiento legítimo, organizado y popular y así realmente destruir cualquier posibilidad de construir una alternativa democrática en oposición abierta a los partidos tradicionales.»

El proceso de indistinción entre el capital del narcotráfico y todas las funciones estatales avanzó estrechamente unido a la dinámica de expansión regional paramilitar con instrucción profesional en el entrenamiento militar, en la formación ideológica y en la propaganda dirigida a admitir e incluso relevar la bondad del exterminio y el destierro.Es muy difícil comprender, dada la magnitud decisiva de la «ayuda» exterior y su nivel de información, que este proceso se desarrollará sin contar con la connivencia o al menos la indulgencia de sectores decisivos encargados de Colombia en EEUU y la UE. La «cooperación militar» de los gobiernos estadounidense, ingles (e israelí), se amplió pese a las numerosas denuncias que indicaban los nexos entre las fuerzas paramilitares e integrantes de la fuerza pública y lo mismo ocurrió con el «respaldo político» y ahora la «cooperación pacificadora», que privilegia la inserción laboral de los victimarios directos por sobre los derechos de las victimas en zona de interés corporativo, ofrecidos por los gobiernos alemán, holandés y español y por los encargados de exteriores del Consejo de la Unión Europea en cabeza de Javier Solana.

La afirmación del notable investigador Michael Chussodovsky en el artículo «De la doctrina Truman a los neo-conservadores. La criminalidad en la política exterior estadounidense» puede esclarecer mucho en Colombia: «Los crímenes y atrocidades de guerra deberían considerarse como la consecuencia directa de una política exterior y una agenda militar que apoya los intereses corporativos estadounidenses, incluidos los gigantes del petróleo, el establishment financiero de Wall Street y los seis grandes contratistas del sector de la defensa. «En Colombia, afirma el mismo Chussodovsky, funcionan la (GCP) Guerra Civil Patrocinada por EEUU y las (OS) Operaciones secretas de inteligencia, ejércitos paramilitares, escuadrones de la muerte».

El sistema mediático internacional cumplió una función primordial en la invisibilidad y la incomprensión por parte de la opinión pública internacional del horrendo experimento neofascista en Colombia. Gran parte del sistema mediático audiovisual nacional cumplió la función principal de habituar al horror y banalizarlo e inocular a través de los informativos una carga ideológica y valorativa meditadamente elaborada y dirigida a configurar una base social favorable al autoritarismo, a la «paz con orden» -con un brutal control de la vida cotidiana desde el vestuario a la lectura- y al programa económico y político de la nefasta alianza.

Después de la sangrienta conquista de la mayor parte del territorio, la última fase del proceso contempló un «proceso de paz» y de repoblamiento -con «cooperación internacional»- de las áreas aseguradas militarmente, con desmovilizados de las fuerzas paramilitares. Se tramitó la Ley de «Justicia y Paz» en cuya elaboración participó el 30% de los congresistas, elegidos en regiones dominadas a sangre y fuego, y sobre los que uno de los cabecillas de los escuadrones paramilitares aseguró que formaban parte de sus apoyos en el Congreso Nacional. En noviembre del 2.006 y febrero de 2.007 nueve de estos congresistas han sido detenidos por sus vínculos con los escuadrones paramilitares, por ordenes de la Corte Suprema de Justicia dentro del proceso a la «parapolítica».

La Ley de «Justicia y Paz» fue aprobada el 22 de junio del 2005 y el 4 de julio, el New York Times, señalo en su columna editorial: «Colombia acaba de aprobar una ley para la desmovilización de paramilitares. El gobierno la denomina «Ley de Justicia y Paz» pero más bien debería llamarse «Ley de impunidad para asesinos en masa, terroristas y principales traficantes de cocaína.»(…) La administración Bush podría haber presionado al Presidente Álvaro Uribe para que aprobase un buen proyecto de ley. En cambio, el embajador William Wood ha apoyado con entusiasmo la nueva ley, proporcionando el aval de Washington a la capitulación de Colombia con la mafia terrorista.»

El inocultable y repugnante deterioro de lo público estatal, sumado a la prolongada y sangrienta embestida sobre la diferencia política y sobre las comunidades indígenas,afros y campesinas ubicadas en áreas de codicia corporativa -que ha arrojado decenas de miles de victimas de atrocidades inenarrables, más de cinco mil personas desaparecidas, más de tres millones y medio de personas desterradas y una pavorosa crisis humanitaria-, unido al desmadre del poder paramilitar impune , al rechazo a la imposición de un Tratado de Libre Comercio que arruina sectores enteros del campo y consolida el proceso de destrucción de los territorios de los pueblos originarios, y agregado todo ello al valeroso deslindamiento realizado por parte de sectores íntegros nacionales (en el tejido social, en el mismo Congreso Nacional, en la Corte Constitucional y en la Corte Suprema de Justicia) y de sectores íntegros internacionales que no avalaron el infame proceso de reingeniería y sometimiento social, desencadenó una dinámica de perdida descomunal de credibilidad en el engendro institucional que había sido concebido para servir como modelo ejemplizador en toda Latinoamérica. Se levantó entonces un incontenible movimiento sociopolítico que clama por la verdad sobre lo acontecido y por una conducción ética que libere por fin a la población del imperio del crimen y la mentira.

En «Media noche en la historia» dice el profesor Reyes Mate: La injusticia hecha a las victimas de la historia no tiene reparación. La magnitud del ocultamiento y del trabajo de la industria de la amnesia en los que se ha sostenido el bárbaro proceso de intervención indirecta y prolongación del conflicto, convierten la batalla por la verdad en un proceso esencial para alcanzar la paz en Colombia. Como señala el profesor español Reyes Mate en su reflexión sobre las tesis de Benjamín: Los proyectos frustrados de los que quedaron aplastados por la historia están vivos en su fracaso como posibilidad o como exigencia de justicia. La realidad es facticidad y también posibilidad.La posibilidad da vida a un pasado porque la ausencia cuestiona la legitimidad de lo factico al tiempo que permite a la injusticia pasada hacerse presente como demanda de justicia

Incluso la verdad es fundamental para que muchos victimarios -atrapados en la siniestra dinámica del conflicto- puedan por lo menos iniciar el largo camino de intentar curar el daño que se han hecho a sí mismos al masacrar a sus congéneres. Como señaló Francisco Villalba uno de los autores de la masacre del Aro -ordenada por Salvatore Mancuso conforme a su confesión en el proceso de la «Ley de justicia y paz»-: «Hubo muchos excesos pero si uno le decía eso a los comandantes después lo mataban. Entonces, tocaba aguantarse. Le pido a Dios que me saque de las pesadillas los rostros y los cuerpos destrozados de mis víctimas. Tuve un tiempo trastornado. Hoy me pongo a pensar por las noches y los veo. Pido a Dios que los retire, que los quite de mi mente».

El acompañamiento de las organizaciones de la sociedad civil y de los núcleos honestos de los sectores políticos de EEUU y UE a las organizaciones sociales y la oposición política democrática en la lucha por la verdad Colombia ha sido es y será decisiva. En este momento es creciente, y tiende a elevar su coordinación y en consecuencia su capacidad de protección de las vidas que luchan por la verdad y el fin del poder mafioso en Colombia. En el escenario internacional asistimos a un pulso decisivo entre la deriva suicida de la opción imperial por un orden fundado en la potencia aniquiladora y la irrefrenable movilización en pos de un orden multipolar y cooperativo capaz de encausar el acervo de sabiduría y conocimiento de la humanidad en favor de la vida.

Por las consecuencias adversas directas que tiene la situación en Colombia con relación a la sociedad civil estadounidense, europea, la batalla por la verdad en Colombia, la verdad de las victimas, el significado de estas «florecillas a la vera del camino» que no han merecido atención frente a los intereses de los grupos de poder internacional, puede implicar también un valioso aporte en la puesta al desnudo de la globalización oculta, sus nexos con la red corporativa y la deriva bélica. Lo que podría ayudar mucho en una depuración en la alianza atlántica de los grupos que se han apropiado de lugares de decisión con base en el engaño y en el descomunal poder financiero que arroja esta nefasta alianza. Como señala Reyes Mate: Las florecillas a la vera del camino, no solo son importantes, son decisivas ahora que se revela que el camino conduce a la autodestrucción.

Para los pueblos hermanos de América Latina la verdad en Colombia significa cesar una amenaza inminente de replica -una vez más- de los modelos de seguridad corporativa fundados en la barbarie y el exterminio.

El proceso que desnuda la hipocresía de la «Guerra contra el narcotráfico» se ha tornado irremediablemente público. El Instituto de Estudios Políticos de Estados Unidos, en asocio con el gabinete de abogados Brian Gaffney, han demandado judicialmente a la CIA para entregue los archivos sobre las relaciones que estableció en 1993 con los PEPES para acabar con Pablo Escobar. Los Pepes se convirtieron después en una parte fundamental de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). En el libro «Prohibido olvidar», de Maureen Amaya y Gustavo Petro se indica: «…la CIA organizaba más de cincuenta vuelos de Sothern Air Transport, para dejar armas a la contra nicaragüense en Honduras y recoger cocaína del cartel de Medellín. La misma CIA pidió a Pablo Escobar diez millones de dólares para financiar la contra y destruir a los sandinistas… El cartel de Medellín entiende que así como ha hecho una alianza con la CIA para entregarle cocaína para destruir el sandinismo, de igual manera puede hacer una alianza con el ejercito colombiano para destruir la izquierda comunista y eso explica como se pueden matar cuatromil militantes de la Unión Patriótica sin que exista un solo detenido. La mafia ganaba con la muerte de los comunistas el mercado de consumo de las drogas de los EEUU con un socio importante: la CIA.» [7]

En la segunda semana de febrero de 2007, el Ministro de Asuntos Exteriores de Venezuela, Nicolas Maduro, refiriéndose al cese de la «ayuda» estadounidense para la «Guerra contra el narcotráfico», señalo: «En todo caso los sistemas de ayuda que ellos han creado son una vulgaridad. Ellos pretenden entregar una cantidad equis de ayuda, supuestamente para la lucha antidrogas, cuando en realidad es para controlar a nuestras policías, para hacer inteligencia interna y, en muchos casos para, a través de los organismos antidrogas de Estados unidos, controlar ellos el negocio de la droga. Al final, pareciera haber una competencia entre las élites corrompidas de ese país para controlar el negocio de la droga. Por eso, decimos que todo este sistema de lucha antinarcóticos revela una gran hipocresía».

No es casual entonces el nombramiento del hasta ahora embajador en Venezuela, William Brownfield, como nuevo embajador estadounidense en Colombia -y el envío del embajador Wood en Colombia a la embajada en Afganistán-, en febrero de 2007. La «Guerra Preventiva contra Venezuela» exige conocimiento y visión regional. Acuden a la baza, cada vez más desacreditada, de no colaboración en la «Guerra contra el Narcotráfico y el Terrorismo», porque la sola excusa de su preocupación por el «deterioro de la democracia» desde la evidente participación de Estados Unidos en el golpe de abril del 2002, también ha perdido enorme credibilidad. Este 1 de febrero, John Negroponte, designado como número dos del Departamento de Estado de los EEUU señalo en la audiencia de confirmación ante el Senado que el Presidente Chávez «intenta exportar su populismo radical y pienso que su comportamiento amenaza las democracias en la región» y llamó a continuar la «Cooperación» con Colombia: «La situación en Colombia es crucial para nuestros intereses».

Este alto cargo del departamento de exteriores de la administración Bush es el mismo que fue apodado como el «procónsul» por su actividad en Centroamérica cuando en medio de denuncias por violaciones de derechos humanos coordinaba operaciones respaldadas por EEUU contra el gobierno sandinista.

En la nueva y esclarecedora obra de la abogada Eva Golinger «Bush contra Chávez» publicado por editorial Monte Avila, es posible encontrar un análisis detallado y documentado de las diversas herramientas de la dinámica de intervención del gobierno estadounidense en Venezuela, que también funcionan en otros países de la región, y del acento especial que tienen las vastas operaciones mediáticas. No es casual la extrema sensibilidad de los encargados estadounidenses de la región andina sobre la comunicación de verdades que afecten el control casi total que han ejercido hasta ahora sobre la opinión pública internacional. El caso de Telesur y sus transmisiones sobre Colombia lo evidencian.Al corresponsal Freddy Muñoz le han estructurado, con la complicidad de investigadores estatales del norte de Colombia, un infame montaje judicial. A la burda farsa que también busca el desprestigio de Telesur y la intimidación sobre su labor en Colombia se ha plegado un semanario como Cambio 16. En febrero de 2007 a la incriminación judicial se ha sumado la amenaza directa sobre la vida del reportero por parte de las «nuevas» conformaciones paramilitares.

Por otra parte , en el artículo «Como el Imperio mueve sus piezas en Latinoamérica» de Gabriel Martín (www.rodolfowalsh.org) se encuentra muy valiosa información para comprender la historia, los vínculos en sectas que abrevan en la noción de la supremacía patriarcal blanca y la devoción por el secretismo, presentes entre quienes abanderan un proceso de conquista territorial que da continuidad con el extermino en el sur de América a la aniquiladora expansión en el oeste de norte América, implantando además en el proceso una forma suicida de progreso.

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En el largo plazo, y es éste el núcleo de la estrategia propuesta en el Informe «Viviendo con Hugo, política de Estados Unidos hacia la Venezuela de Hugo Chávez», se señala la necesidad de «redirigir la política hacia América Latina, subrayando los temas de pobreza e inequidad que hacen atractivo a Chávez en la región (40 por ciento de pobres en 500 millones de habitantes)».

En el diario El Universal de Venezuela del 13 de diciembre, Thomas Shanon expresó el nuevo enfoque sugerido en el Informe del Council of Foreign Relations y en la reunión con Bernardino León: «Para Estados Unidos, las tensiones que se han producido con países latinoamericanos han sido producto de una ‘desconexión comunicativa’. Teníamos la tendencia de hablar ofreciendo soluciones y la región hablaba desde una perspectiva de problemas. Con frecuencia, las partes no conectaban. La región hablaba sobre la pobreza, la desigualdad y la exclusión social, y nosotros de democracia, prosperidad y seguridad contra el narcoterrorismo». […] «Es un año de compromiso. Es hora de comprometernos de nuevo con nuestros socios distantes de la región y centrarnos en la forma en que podemos tener un desempeño relevante».

La dinámica del 80/20[8]

El diálogo propuesto, pese a deslindarse del lenguaje agresivo de los más recalcitrantes neocon y emisarios políticos de la industria bélica, es entre socios con intereses en América Latina y no con los pueblos de la región. Con éstos se propone implementar estrategias que permitan continuar el formidable mecanismo de expoliación que les garantiza hasta ahora a las corporaciones españolas 41.000 millones de euros de ingresos/año, equivalentes al 5,6 por ciento del PIB español. La Bolsa española en la que cotizan las principales empresas con presencia en América Latina se ha situado en 2.006 y 2.007 como la más rentable de Europa.Se calcula en US$ 900.000 millones la apropiación de las corporaciones multinacionales estadounidenses, europeas y asiáticas por pago de intereses, beneficios, royalties y activos en una década (1991-2001) [9] en la región.

El diálogo estadounidense-español se enfila a optimizar la complementariedad entre diversos niveles de control sobre diferentes países de la región: presión económica, cooptación, amenaza armada, control informativo, espionaje, dominación simbólica y manipulación cultural. Cuando León habla , por ejemplo, de «gran déficit de cohesión social», realmente señala -en el lenguaje cifrado de los poderes neocoloniales para entenderse en los escenarios públicos- que se trata de aliviar la pobreza, para evitar estallidos sociales y la emergencia de actores políticos con apoyo popular fraguado en la desesperación de su circunstancia cotidiana, pero sin modificar los valores, reglas de juego e instituciones capitalistas en que se sostiene el desmesurado saqueo sobre la región para sostener el modelo consumista, empobrecedor y autodestructivo que impusieron al mundo.

En «Viviendo con Hugo,…» se recupera para América Latina lo sugerido por el informe «Andes 2020», en el sentido de sugerir redireccionar recursos antinarcóticos, apropiados casi totalmente por sus empresas de armamento, entrenamiento militar y química, hacia la reducción de la exclusión social y la inequidad en la región andina. En el Informe se recupera este planteamiento para su aplicación en toda América Latina, y también se señala que ello exigiría flexibilidad en la imposición del ‘libre comercio’ y que los sectores económicos nacionales dominantes contribuyan con parte de lo que debería invertirse para evitar el colapso de la dominación estadounidense.

Pero la política del Pentágono y de la administración Bush continua privilegiando la vía de la fuerza como lo demuestra el descomunal presupuesto militar de más de 650 mil millones de dólares tramitado en 2007, su acento en la dimensión militar en Latinoamérica y la continuidad de la intervención en Colombia con dos millones dólares diarios de «Ayuda» dirigidos a sostener la maquina de odio y guerra entre colombianos, pretendiendo asegurar con las armas y un inverosímil programa de pacificación un espacio decisivo en su designio de recuperar el dominio regional, ahora que Venezuela, Bolivia y Ecuador han escapado a su control.

El departamento de Estado parece acoger algunas ideas presentes en el Informe del CFR en el sentido de no desestimar la acción multilateral con gobiernos subordinados o influenciables y el papel de la diplomacia, pero en cualquier caso el diálogo que pregonan no va entonces hasta el respeto por la opción socialista que votó el pueblo venezolano en las elecciones del 3 de diciembre ni representa una forma de tránsito hacia el respeto de otros pueblos de América Latina, como el colombiano, bárbaramente agredidos, lo que también sería muestra real de buena voluntad para restablecer la confianza con la Venezuela bolivariana. La inclemente y sangrienta guerra ideológica contra cualquier diferencia ante la doctrina capitalista-neoliberal, adelantada por décadas en la región, continúa pese al indetenible agotamiento del discurso neocon.

Por eso, no se trata sólo de «la ‘pobreza, estúpido'», que señala León para explicar la crisis de los partidos políticos tradicionales y la incapacidad institucional ante las demandas sociales en América Latina, formulando a partir de ahí una nueva estrategia conjunta en el reaseguramiento del control regional.

Se trata del despertar de los pueblos de Abya Yala, del avance irrefrenable hacia una fraternidad anhelada: unidad política del pueblo latinoamericano largo tiempo fragmentado para mejor someterlo; emergencia incontenible de una conciencia soberana enraizada en los ríos de sangre y sufrimiento producidos por la colonia y la neocolonia, además de conciencia creciente y avance organizativo frente al engaño que corroe sin remedio a una forma de ‘progreso’ que se rechaza porque no puede procurar paz y creación sino muerte, angustia y desesperación porque únicamente ofrece rapacidad, devastación y simulacros de la vida, sosteniéndose en la mentira permanente.

Ante el ‘progreso’, la ‘democracia» y el ‘libre mercado’ como régimen dominante, el «socialismo ancestral y creador del siglo XXI emerge con una visión no mercantil de la naturaleza y el Alba como forma de relación fraterna, de cooperación creadora entre los pueblos, expresión de nuevas formas de organización social con el uso creativo de las posibilidades infinitas de la revolución informática y de las comunicaciones. Un horizonte de vida, fraguado en más de 500 años de adversidad, no sólo para América Latina, sino también para un mundo atrapado en el vértice destructivo de una dinámica social impulsada por la sumatoria de los más poderosos egoísmos.

Así, gana poco la política exterior española al distanciarse del paleoneoliberalismo del Partido Popular y su ramplona subordinación a los designios de los neocon estadounidenses, precipitantes de cambios y sentimientos antimperiales en la región durante los gobiernos de Aznar, si no va un poco más allá y varía su propia mirada colonial y su cautiverio ante los reducidos pero poderosos intereses financieros y corporativos que no solo usurpan la definición de los objetivos y las estrategias en la relación con los pueblos de América Latina[10], sino que monopolizan la comunicación y la enseñanza en la península evitando que la población sea conciente de las consecuencias del control corporativo de su política exterior.

En Latinoamérica está pendiente un debate parlamentario y de las organizaciones sociales y políticas en torno a lo que ha significado la presencia de las corporaciones españolas en América Latina, en términos de respeto a los derechos de los trabajadores, a los derechos de las comunidades y los entornos naturales, además de corrupción, influencias ilegales sobre políticas locales y niveles de beneficios ante el cumplimiento real de obligaciones fiscales, y, ahora, la alineación con un trazado imperial que tanta miseria y sufrimiento produce en la región.

Reconocer la deuda española y europea con los pueblos originarios, afros y mestizos de América Latina sería un primer paso fundamental en la construcción de relaciones creadoras y de cooperación que arrojen beneficios prontos a los pueblos de ambos lados, para responder a nuestros urgentes desafíos como humanidad.Ahora que en España se ha puesto en marcha la primera Comisión de la verdad en Valencia bien valdría la pena abrir el capitulo sobre la verdad del franquismo en Latinoamérica. En Colombia se encontrarían sin duda las raíces de la persecución y la cruzada aniquiladora que originó la confrontación política que devino armada y que se extiende hasta nuestros días en buena parte por la decisión exterior de impedir resolver por la vía de las armas lo una refundación de la política en Colombia podría resolver con asombrosa prontitud en beneficio de todos los colombianos.

Cesar la codiciosa mirada neocolonial que sólo ve recursos y mercados en América Latina sería un avance hacia relaciones exteriores no monopolizadas por la ferocidad de los grupos de poder, con su estrecha y suicida visión mercantil del mundo. Comprender los sentidos profundos, sencillos y visionarios del Alba e iniciar una nueva política exterior diseñada desde las necesidades, los intereses vitales comunes y la imaginación creadora de los pueblos, contemplando las infinitas posibilidades emergentes de la cooperación genuina, es un punto de encuentro de las fuerzas éticas de uno y otro lugar que comprenden cómo las soluciones a los más urgentes desafíos de la humanidad no pueden darse en el nivel nacional o regional.

Así se podría avanzar en la articulación de un gran movimiento de comunicación y cooperación entre fuerzas que encarnan la vida en el mundo, para acabar de arrojar al desván de la historia las ideas, normas e instituciones que han represado durante un tiempo vital el caudal creador de la humanidad y la destinación de recursos materiales y la inteligencia colectiva planetaria a la solución de graves e inaplazables problemas comunes.

La suscripción y puesta en marcha del Alba entre Cuba, Venezuela, Bolivia y Ecuador, y los resultados de la Operación Milagro en que médicos cubanos y venezolanos les devuelven la mirada a millares de latinoamericanos revelan en la práctica los asombrosos logros en tiempo brevísimo cuando la confianza, la voluntad sincera de cooperación, y los principios de solidaridad y fraternidad guían las relaciones entre los pueblos.

En la reunión en marzo de 2007 en Madrid, entre la Secretaria de Estado estadounidense Condolezza Rice y el Ministro de Asuntos Exteriores español Miguel Ángel Moratinos, la acción conjunta sobre América Latina ocupará lugar principal en la agenda. Se debe tener presente que España, junto a Alemania, sigue siendo una voz determinante al decidir en el Consejo y la Comisión Europeas la acción exterior sobre América Latina.

Es hora de que los gobiernos latinoamericanos que hoy responden al clamor de soberanía de sus pueblos o están en vía de ser sensibles a esta demanda profundicen la construcción de una acción exterior conjunta. Si el impresionante tejido de organización popular latinoamericano y los espacios de investigación y comunicación que promueven el viraje de la región hacia la segunda y definitiva independencia hallan espacios coordinados de análisis y respuesta común a las medidas neocoloniales que intentan perpetuar el régimen de dominio y expoliación, resultará más difícil el avance impune de la coordinación de medidas dirigidas a sofocar la emancipación y unidad de Sur América.

Podemos asimismo acometer en conjunto la organización de un plebiscito regional, que, siendo en sí mismo un proceso de pedagogía política, permita avanzar con la urgencia requerida en la unidad política creativa de los pueblos de América Latina que deje atrás la fragmentación en que han sostenido el sometimiento y que aporte lo mucho que puede aportar en esta hora a la conciencia fraterna de la humanidad.

Con las formas de organización social que en España, Europa y Estados Unidos rechazan la política exterior de sus gobiernos en beneficio económico de corto plazo para unos pocos y en perjuicio real de todos, es posible establecer comunicación orientada al examen público de los procesos históricos y los imperantes en las relaciones exteriores, así como al análisis creador de nuevas modalidades de relación reclamadas con urgencia por los pueblos.

Notas:

[1] El País, Saturday December 9, English edition with the International Herald Tribune.

[2] El País: Estados Unidos nos pide consejo sobre América Latina.

[3] El 19 de junio de 2006, en Washington, la Secretaria de Estado de Estados Unidos Condolezza Rice y Miguel Ángel Moratinos, Ministro de Asuntos Exteriores del Estado español, confirmaron públicamente su determinación de actuar conjuntamente en América Latina. «Somos aliados y tenemos muchos intereses en común», señaló Rice, y Moratinos complementó ratificando la condición de «aliados y amigos» al señalar: «Necesitamos más Estados Unidos en Latinoamérica, pero también necesitamos que España pueda aportar una proyección de futuro que dé estabilidad real a la región» […] «se ha decidido crear un grupo de trabajo específico para Latinoamérica»‘, cuyo objetivo será «fijar las orientaciones y los mecanismos para desarrollar la complementariedad que España y Estados Unidos desean llevar a cabo en el continente latinoamericano».

[4] Elaborado por Richard Lapper y producido por el Centro de Acción Preventiva, articulado al influyente Consejo de Relaciones Exteriores (www.cfr.org/venezuela), se publicó en diciembre pasado.

[5] Estados Unidos compra hoy 1,5 millones de barriles de petróleo diarios a Venezuela, el 11 por ciento de sus importaciones del hidrocarburo.

[6] En Colombia, por ejemplo, con el apoyo de un gobierno absolutamente controlado, se multiplica hoy la ofensiva de las corporaciones petroleras sobre territorios indígenas, como el del pueblo Uwa.

[7] Revelaciones formuladas en el valioso libro Prohibido olvidar, de Maureen Amaya y Gustavo Petro. Editorial Buena Semilla, noviembre de 2006.También se puede consultar las declaraciones formuladas por la Vicepresidencia venezolana en 2006 (Entrevista a José Vicente Rangel, en www.voltairenet.org)

[8] Expresión utilizada por Julie Sweig, directora de Estudios Latinoamericanos del Council of Foreign Relations, para señalar que la desconexión entre el poder usamericano y su influencia en la región se debe a que las élites políticas estadounidenses sólo hablan con las élites de la región, excluyendo a la mayor parte de la población.

[9] Ver Las relaciones entre Estados Unidos y América Latina: rupturas, reacción y la ilusión del tiempo pasado. James Petras. www.rebelion.org.

[10] Ver Observatorio de las Multinacionales en América Latina, www.omal.info. «Según la Fiscalía del Estado y el FBI, el BBV blanqueó fondos del narcotráfico colombiano y mexicano a cambio del control del Banco Ganadero y una posición de ataque al Bancomer. Hoy, el BBVA es el segundo banco de Colombia y el primero de México». David L. Listar, www.debtwatch.org.