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Estrategia petrolera de Venezuela

Fuentes: Cubarte

El petróleo y el gas natural constituyen actualmente los recursos naturales de mayor importancia en la economía venezolana. Aunque no son las únicas fuentes de la riqueza material del país y el gobierno del Presidente Hugo Chávez promueve la diversificación de la producción nacional, la explotación de los recursos energéticos es la base del desarrollo […]

El petróleo y el gas natural constituyen actualmente los recursos naturales de mayor importancia en la economía venezolana. Aunque no son las únicas fuentes de la riqueza material del país y el gobierno del Presidente Hugo Chávez promueve la diversificación de la producción nacional, la explotación de los recursos energéticos es la base del desarrollo económico y social de la nación, la elevación del bienestar del pueblo venezolano y la integración con otros países del Sur.

Para alcanzar estas metas, el gobierno bolivariano ha elaborado el Plan Siembra Petrolera 2005-2030 con una visión estratégica a la que el Ministerio de Energía y Petróleo y la empresa estatal Petróleos de Venezuela (PDVSA) dedican todos sus esfuerzos.

Seis ejes de acción conforman este Plan.

El primero lo constituye el proyecto Orinoco Magna Reserva, dirigido a cuantificar y certificar el volumen de hidrocarburos que yacen en el subsuelo de la Faja Petrolífera del Orinoco en un área de 55 mil 314 kilómetros cuadrados. Las reservas de esta zona se estima alcancen los 235 mil millones de barriles de crudo, que sumados a los 81 mil millones de barriles de las actuales reservas probadas, se elevarían a 316 mil millones de barriles para situarse en el primer lugar del planeta en este indicador. En Orinoco Magna Reserva participan, junto a PDVSA, empresas especializadas de España, Brasil, India, China, Irán y Belarús.

El segundo eje se denomina Proyecto Orinoco y representa un complemento a las acciones que se realizan en la Faja Petrolífera del mismo nombre. Abarca la eficiente explotación de la zona; la desconcentración poblacional del país a través del impulso a la economía, los servicios básicos, la salud, la educación y la recreación; y la ampliación del mercado internacional de PDVSA con la comercialización del crudo extraído en la zona.

El tercer eje del Plan Siembra Petrolera consiste en el desarrollo del gas natural en la franja atlántica. Venezuela ocupa el octavo lugar en el mundo en cuanto a las reservas gasíferas. Este potencial se refuerza con tres macroproyectos: el Complejo Industrial Gran Mariscal de Ayacucho (CIGMA), en Sucre; la Plataforma Deltana, a 180 kilómetros de la costa atlántica del Delta Amacuro; y el proyecto Rafael Urdaneta, localizado entre el golfo de Venezuela y la península de Paraguaná.

La base del cuarto eje la constituye la construcción de tres refinerías en la zona llanero-oriental del país. La Refinería de Cabruta, en Guárico, tendrá una capacidad de refinación de 400 mil barriles diarios; la Batalla de Santa Inés, en Barinas, que procesará 50 mil barriles por día; y la Refinería Capirito, en Sucre, la cual generará 50 mil barriles diarios de asfalto.

Infraestructura es la denominación del quinto eje, dirigido a renovar la industria energética del país. Se trata de rescatar o desincorporar  equipos en desuso, ampliar la capacidad de almacenamiento con la construcción de 14 nuevos tanques en occidente y otros 21 en oriente, y erradicar el déficit de gas existente en el oeste del país con la Interconexión Centro-Occidente (ICO). Este eje mejora el sistema de transporte nacional con la edificación de obras como la Línea  4 del Metro de Caracas, el Metro de Maracaibo, el Trolebús de Mérida y la red ferroviaria del país, entre otras iniciativas.

Mediante el sexto eje del Plan, el Gobierno venezolano emplea el petróleo, el gas y sus derivados para impulsar la integración de los países de Latinoamérica concebida por Bolívar.

Varios son los proyectos en marcha con este objetivo. Entre ellos se destaca la construcción del Gran Gasoducto del Sur, cuyo trazado se inicia en Venezuela y se extiende por los territorios de Brasil, Uruguay, Argentina, Paraguay y Bolivia; el Gasoducto Transcaribeño entre Venezuela, Colombia y Panamá; la venta de petróleo a las islas del Caribe, eliminando los intermediarios transnacionales que encarecen este producto.  

El despliegue del Plan Siembra Petrolera unido a los esfuerzos del Gobierno Bolivariano para diversificar le economía nacional impulsará aún más el desarrollo económico y social que ya muestra el país y que se refleja en importantes indicadores de progreso.

El salario mínimo mensual del venezolano en 1996 era de 36 dólares USA y 10 años después es de 238 dólares, lo que representa un incremento de 560%. Durante los siete años de la Revolución las familias golpeadas por la pobreza han disminuido en 15 puntos (de 49% a 34% del total de la población) y las familias en situación de pobreza extrema han disminuido en 10 puntos (de 21% a 11%).

La economía venezolana fue muy afectada por el golpe de Estado del 2002 y el sabotaje petrolero del 2003, pero luego se recuperó y ya lleva tres años de crecimiento sostenido. El Producto Interno Bruto (PIB) creció 17,9% en el año 2004; 9,3% en el 2005; y 10,3% en el 2006.

Nunca antes Venezuela tuvo una solidez financiera como la que ha tenido durante el Gobierno Bolivariano, lo que se expresa en el monto de las reservas internacionales del país, que actualmente superan los 30 mil millones de dólares USA.

La alta tasa de inflación del 50,9% como promedio durante el período 1991-1998 se redujo a 18,7% en la etapa revolucionaria 1999-2006. En 1996 se registró un pico de 103,2% en esta tasa. El golpe de Estado y el sabotaje petrolero trajeron un incremento del desempleo, cuya tasa se situó en 19,2% en el primer semestre del año 2003. Como resultado de las medidas tomadas por el Gobierno Revolucionario, este indicador disminuyó de manera significativa para registrar 9,6% en el primer semestre del 2006. 

En resumen, la población venezolana ha recibido importantes beneficios como resultado del avance de la Revolución Bolivariana. Han bajado la inflación y el desempleo; ha aumentado el poder adquisitivo; ha disminuido la pobreza; se ha eliminado el analfabetismo; ha mejorado significativamente la atención en la salud pública; se pagaron las deudas históricas con los pensionados del Instituto Venezolano del Seguro Social.

El desarrollo del Plan Siembra Petrolera 2005-2030 y la reactivación económica del sector no petrolero de la nación respaldan la política del Gobierno Bolivariano de elevar el nivel de vida de la población, garantizar la independencia y soberanía nacionales y contribuir a la integración de los pueblos de Nuestra América.

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