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Grecia

Europa propone un plan de salida irreal

Fuentes: Viento Sur

Los ministros de Finanzas de la zona euro piensan que han terminado con Grecia. Pero el plan de salida propuesto a Atenas solo sirve para ganar tiempo asegurando los primeros plazos: deja el país aplastado por una montaña de deudas sin posibilidad de relanzar una economía desangrada y en manos de los mercados financieros. La […]

Los ministros de Finanzas de la zona euro piensan que han terminado con Grecia. Pero el plan de salida propuesto a Atenas solo sirve para ganar tiempo asegurando los primeros plazos: deja el país aplastado por una montaña de deudas sin posibilidad de relanzar una economía desangrada y en manos de los mercados financieros.

La última reunión del Eurogrupo del 21 de junio prevista para ratificar el plan de salida de Grecia, siguió la tradición. Como en los debates precedentes, el tema provocó una batalla campal entre los ministros de finanzas de la zona euro enfrentando a los partidarios de una línea dura y a quienes la querían más conciliadora. En mitad de la noche, finalmente se pudo anunciar un acuerdo con gran alivio para todos los participantes.

Diez años después del inicio de la crisis, los ministros de finanzas tuvieron la impresión de haber concluido con Grecia. Después de varios planes de rescate, de ajuste, de rigor, de austeridad a partir del 21 de junio, parece que Atenas podrá avanzar sola sin el apoyo de Europa, financiándose ella misma en los mercados.

Oficialmente, el periodo del plan de rescate, negociado en condiciones dramáticas en julio de 2015, está cerrándose. «Es un momento excepcional. La crisis griega acaba aquí esta noche en Luxemburgo» insistía Pierre Moscovici, Comisario de Economía europeo, que incluso, en su blog llega a evocar «el fin de la Odisea» de Ulises. «Grecia está pasando página». Todos juntos hemos elaborado un conjunto de medidas para dejar el programa con confianza» destacaba el Ministro de Finanzas griego, Euclid Tsakalotos felicitándose de que su país sea tratado como Irlanda y Portugal en su salida del plan de ayuda europea y no haya sido colocado bajo vigilancia, con visitas periódicas de la Troika como querían algunos miembros europeos.

Pero más allá de este favor consentido al gobierno griego, nada cambia. Este plan de salida europeo se parece a todos los precedentes referidos a Atenas: irreal. Una vez más, los responsables europeos se han conformado con comprar tiempo, esperando que acabe por encontrarse una solución mágica. Porque Europa no responde a la cuestión fundamental: la sostenibilidad de la situación financiera griega. La deuda del país, cada vez más grande, es insoportable a largo plazo. Ya ha alcanzado el 180% del PIB.

Desde hace años, Europa es inflexible respecto a este punto. A pesar de todos los estudios, de todas las advertencias sobre la necesidad de una reestructuración de la deuda, los responsables europeos han rechazado de nuevo cualquier quita de la deuda griega. La única concesión ha sido aplazarla en el tiempo. Según el acuerdo anunciado, los europeos aceptan diferir el pago de 96.000 millones prestados a Atenas, es decir, 40% del total, durante diez años. Los primeros pagos no ocurrirán hasta 2033 en lugar de 2023.

Además, los vencimientos -la madure- de las emisiones de obligaciones van a ser ampliadas en diez años. El pago por parte de Grecia de la totalidad de las deudas adquiridas mediante el mecanismo europeo de estabilidad (MES) llegará hasta 2069. En su comunicado, los responsables europeos prometen revisar la situación de la deuda griega y proceder a eventuales cancelaciones a partir de 2032. Es lo mismo que decir ad calendas graecas.

A pesar de que los términos no son generosos, este compromiso se ha conseguido con dolor. Según un escenario bien conocido, los alemanes y los países del norte de Europa se opusieron a cualquier arreglo que los llevará a pagar por Grecia. Hasta ahora, la crisis griega no ha sido un mal asunto para los europeos. Incluso según la declaración de Mario Draghi, el Banco Central Europeo ha obtenido 7.800 millones de plusvalías con los títulos griegos entre 2012 y finales de 2016. Solo el Bundesbank totalizó 2.900 millones de euros de ganancias gracias a Grecia. En el marco del acuerdo del 21 de junio, el BCE se propone revertir las ganancias obtenidas del gobierno griego, al ritmo de 1000 millones al año. ¿Por qué no revertir la totalidad inmediatamente? Misterio. Sin duda para no dar una sensación de facilidad al gobierno de Tsipras.

Pero los europeos saben que a pesar de todo, hay que hacer algunos gestos para dar un poco de credibilidad al dispositivo decidido. Para acompañar a Grecia en los primeros momentos, han previsto un cojín financiero de seguridad para el caso de que el acceso a los mercados financieros sea difícil. Aquí también, el montante de las sumas que podrían utilizarse dio lugar a agrias discusiones: Berlín quería limitarla a 11.000 millones mientras otros querían llegar a 20.000 millones. Según el buen método europeo, se alcanzó un compromiso alrededor de la cifra de 15.000 millones de euros.

Lo que parece una medida de acompañamiento generosa es, en realidad, solo una decisión de precaución técnica. Como reveló el Tribunal de Cuentas Europeo, Grecia debe desde su salida , hacer frente a un muro financiero casi infranqueable. «En 2019, las necesidades brutas de financiación se elevarán a 21.000 millones de euros en amortización de capital e intereses» dice. Estos pagos son debidos, principalmente, a los acreedores privados.

Grecia, que no tuvo éxito en los mercados financieros durante más de una década, es incapaz de hacer frente a esos pagos, sobre todo si hay que tomar préstamos al 3% o 4% en lugar del 1%. Como en los planes precedentes, la ayuda avanzada por Europa parece más encaminada a asegurar el pago de los primeros plazos a fin de evitar la quiebra, a salvar a los acreedores, empezando por los bancos, dejando solo migajas a Grecia.

Como en cada ocasión, esta ayuda se acuerda bajo condiciones. Según los términos fijados por Europa, el gobierno griego debe comprometerse a obtener un superávit presupuestario (antes del pago de los intereses y la deuda) de al menos un 3,5% del PIB hasta 2022 y del 2,2% del PIB de media durante los 37 años siguientes. Con estos criterios, Europa impone una política de austeridad y de reformas estructurales cada vez más regresivas y recesivas.

Una economía enjaulada

«Ningún país es capaz de mantener a medio plazo semejantes excedentes presupuestarios» han advertido en varias ocasiones los economistas del FMI. Por su parte, numerosos economistas juzgan estas exigencias contraproducentes y asfixiantes. Estos análisis han sido ignorados por el Eurogrupo. Según ellos, cualquier arreglo solo sería un incitación a la laxitud. Y esperan que los mercados financieros estimulen continuamente Grecia a la virtud.

Un poco a la manera del Comisario de Presupuesto alemán, Günther Oettinger, que destacó que «los mercados iban a enseñar a los italianos a votar bien», el director general del MES, Klaus Regling, resume este estado de ánimo: «Si el gobierno griego no realiza las duras reformas necesarias, la confianza de los inversores se desplomará y los mercados se vengarán« ha prevenido ya.

¿Pero las medidas adoptadas por el Eurogrupo van a inspirar confianza de verdad a los mercados financieros? Desde que salió de la reunión, la directora del FMI, Christine Lagarde, no ha dejado de empeñarse en manifestar reservas sobre los arreglos acordados por los europeos. La situación de endeudamiento de Grecia a largo plazo sigue pareciendo también problemática.

Nada en el plan europeo permite romper el cerco financiero en el que se encuentra Grecia. El país corre el riesgo de seguir estando enjaulado, prohibido durante años cualquier proyecto de relanzamiento o incluso de apoyo económico.

Sin embargo, lo que necesita el país es un plan de reconstrucción. El 2,3% de crecimiento fijado para el primer trimestre de 2018 no aleja el 30% de caída del PIB en varios años. La sangría impuesta a Grecia -nunca vista en el mundo occidental- no solo arrojó a la población al paro, sino que destruyó o debilitó de forma duradera un sector productivo que ya era reducido. El rebrote notado desde hace algunos trimestres se debe esencialmente al turismo. Pero la economía griega en conjunto se encuentra en situación de incapacidad de responder al menor sobresalto, falta de inversiones.

Grecia está condenada a ver a su economía evolucionar como un suflé, que baja inmediatamente después de subir, porque no se puede apoyar en ningún punto de crecimiento duradero. Especialmente, porque al lado de un Estado al que Europa prohíbe cualquier endeudamiento, salvo para pagar sus deudas, los bancos no pueden continuar.

El sistema bancario está en avanzado estado de deterioro. EL BCE que aportó su ayuda a todo el sistema bancario europeo comprando a espuertas obligaciones del Estado u obligaciones de las empresas desde hace meses, excluyó a los bancos griegos de este sistema de refinanciamiento. Resultado: los balances de los bancos griegos, lastrados por préstamos dudosos o impagados entre el 40% y el 50% de los saldos pendientes, no han conocido un principio de reestructuración. Según una estimación del Banco Central Europeo, los principales bancos griegos tienen al menos, necesidad de 15.000 millones de euros de recapitalización en los próximos meses.

Del mismo modo que no le aporta apoyo en la acogida de emigrantes, Europa se prepara para abandonar a Grecia con sus problemas económicos y financieros esenciales, sin darle un principio de solución o refinanciación. Incluso respetando todas las medidas europeas, el acceso del Estado griego, sus bancos y empresas a los mercados financieros está todo menos garantizado o a precios prohibitivos. Muchos inversores dudan del cuento europeo sobre la recuperación griega.

A la salida de la reunión del Eurogrupo, el propio Mario Draghi parecía bastante dubitativo, destacando sobre todo el hecho de que «los ministros de finanzas estaban preparados para considerar otras medidas de protección en caso de que los escenarios económicos adversos se materialicen».

Aunque no lo dicen, lo que pasó en el mercado italiano a finales de mayo está en muchas cabezas. La breve desbandada financiera de los mercados de obligaciones a causa del embrollo político italiano, mostró que hace falta poca cosa para que la crisis del euro se reanime. En algunas horas, toda la liquidez que existía en el mercado italiano se evaporó provocando una rápida alza de la prima de riesgo italiana pero también de la española o la portuguesa.

Esa vez Grecia estuvo apartada pues se encuentra bajo protección. Pero si un incidente idéntico o más grave se reproduce en los próximos meses -lo que no se puede descartar teniendo en cuenta la descomposición del consenso europeo- , lo mercados podrían vengarse como predijo el director del Mecanismo Europeo de Estabilidad (MES). Grecia corre el riesgo de ser la primera afectada, no debido a sus errores, sino a que es el eslabón débil de una zona euro desequilibrada de la que van a servirse los mercados financieros como lo hicieron en 2010.

Frente a las esperanzas de los responsables europeos, aún no han terminado con Grecia. Incluso podrían volver a encontrar el problema mucho más rápido de lo previsto.

Texto original en francés.

Fuente: http://vientosur.info/spip.php?article13945

https://www.mediapart.fr/journal/international/220618/l-europe-propose-la-grece-un-plan-de-sortie-irrealiste