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Experiencia, imaginación y juguetes

Fuentes: Rebelión

En la última reunión del CEKAM estudiamos los dos primeros capítulos de La imaginación y el arte en la infancia de Vygotsky. Aprendimos algunas nociones que paso a exponerles. El concepto popular de imaginación o fantasía no coincide con el concepto de imaginación o fantasía en psicología. Cuando en la psicología popular se habla de […]

En la última reunión del CEKAM estudiamos los dos primeros capítulos de La imaginación y el arte en la infancia de Vygotsky. Aprendimos algunas nociones que paso a exponerles. El concepto popular de imaginación o fantasía no coincide con el concepto de imaginación o fantasía en psicología. Cuando en la psicología popular se habla de una persona fantasiosa, se suele entender por ello a una persona que no tiene los pies en la tierra, a una persona que le da la espalda a la realidad y no se enfrenta a la vida tal cual es. Los padres procuran que sus hijos, con el fin de que se labren un porvenir en el futuro, no se llenen la cabeza de fantasías e ilusiones vanas.

Según Vygotsky en el ser humano operan dos clases de impulsos: uno conservador o reproductor y otro creador o combinador. Cuando una persona se limita a reproducir lo hecho por otro o lo ha aprendido del otro, opera el impulso reproductor. Gran parte de nuestra vida se compone de acciones reproductoras. La actividad reproductora le da orden y continuidad a la vida. En la función reproductora desempeña un papel fundamental la memoria. Si no fuera así, si lo que hago hoy lo olvido mañana, cada día tendría que empezar de nuevo. En este sentido Vygotsky se refirió a la plasticidad de la memoria, entendiendo por ella la capacidad de la misma para adaptarse a los cambios del medio ambiente y guardar las huellas de dichos cambios.

Pero además de la función reproductora el ser humano está dotado de una función creadora. Es ahora cuando se hace necesario definir el concepto de imaginación o fantasía en el ámbito de la psicología científica. Se llama actividad creadora a toda realización del ser humano que suponga la creación de algo nuevo. En este sentido todos los valores de uso que constituyen la riqueza material de nuestra vida son fruto de la función creadora o imaginativa del ser humano. Todo lo que haya sobre la tierra creado por el ser humano y no proporcionado por la naturaleza es obra de la fantasía o imaginación humanas. Así que todos los seres humanos, en todas las funciones y actividades, crean objetos con su fantasía e imaginación.

Otro aspecto importante en la concepción de Vygotsky lo constituye la relación entre imaginación y realidad o imaginación y experiencia. Vygotsky habla de cuatro clases de relaciones, yo sólo voy a referirme a la primera: «La primera forma de vinculación de fantasía y realidad consiste en que toda elucubración se compone siempre de elementos tomados de la realidad extraídos de la experiencia anterior del hombre». E insiste en esta idea en estos términos: «Pero los últimos elementos que integran las imágenes más alejadas de la realidad constituyen siempre impresiones de la realidad». De aquí extrae la principal ley a la que se subordina la función imaginativa: la actividad imaginativa es directamente proporcional a la cantidad y variedad de la experiencia acumulada por el ser humano. De ahí que no sea cierto que los niños sean más imaginativos que los adultos, puesto que su experiencia es menor. Otra cuestión es que sean más dados a soñar o a fantasear.

Si es cierto que a más experiencia la actividad creadora de la imaginación es mayor, es obvio que la experiencia con los juguetes es decisiva para la el desarrollo de la actividad imaginativa del niño. Pensamos siempre en una cantidad de juguetes medidos. Hablamos como Aristóteles del punto medio de todo: ni exceso ni escasez. Yo sufrí mucho cuando pequeño por la escasez de juguetes. Te vuelves triste. Es cierto que te esfuerzas más en crear cosas por tu cuenta. Pero en ocasiones o más que en ocasiones tu actividad imaginativa se desenvuelve en condiciones muy precarias. Los juguetes a pequeña escala reproducen la vida del ser humano. Hay de todo: edificios, carreteras, puentes, automóviles, camiones, aviones, barcos, soldados, enfermeras, médicos, mecánicos, motores, circuitos eléctricos,…

Los juguetes no alejan a los niños de la realidad, todo lo contrario: lo acercan. Pero lo que es más decisivo: enriquecen su experiencia. Y con una experiencia enriquecida podrán ser más creativos. El mundo necesita cambiar. El mundo necesita de los creadores. No en vano el socialismo llegó primero a la cabeza de los hombres como socialismo utópico: como sueño, como fantasía, como mundo imposible.

Blog del autor: http://fcoumpierrezblogspotcom.blogspot.com.es/

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