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Entrevista a Daniel Campione

«Federico era más peligroso con la pluma que muchos otros con el fusil» 

Fuentes: Rebelión

Federico García Lorca llegó a Buenos Aires el 13 de octubre de 1933 en pleno apogeo de la Década Infame. Era su tercer viaje a América del Sur y el primero al Río de la Plata.

-Daniel, la verdad es que hemos hablado muchas veces sobre distintos temas, de Gramsci, por ejemplo, pero no te tenía con García Lorca y días pasados leí Granada 1936, crimen sin condena un texto que escribiste. Yo lo leí publicado en rebelion.org. Comienza diciendo: 

‘‘En la madrugada del 18 de agosto de 1936, Federico García Lorca fue fusilado en la carretera que une las localidades de Viznar y Alfacar, en la provincia de Granada. No hubo ninguna forma de juicio, solo unos balazos en descampado y a altas horas de la noche. Un asesinato liso y llano, después de días de un arresto sin ninguna acusación concreta. A la infamia del homicidio se unió, como era común en la época, la del certificado de defunción, expedido más de tres años después. En el mismo se lee que Federico “… falleció en el mes de agosto de 1936 a consecuencia de heridas producidas por hecho de guerra siendo encontrado su cadáver el día veinte del mismo mes en la carretera de Viznar a Alfacar”. El artero fusilamiento se trasmutaba en acontecimiento bélico. Y se consignaba el supuesto hallazgo de su cuerpo, siendo que hasta hoy se ignora el paradero del mismo.’’ 

¿Quién era Federico García Lorca y qué representaba para las letras españolas y universales? 

-Federico García Lorca era un gran poeta y un gran dramaturgo. Tanto sus composiciones en verso como en las piezas teatrales que compuso estaban, ya en ese momento, consideradas de lo más grande que se estaba produciendo en la literatura española de esa época. Federico formaba parte de lo que se llamaba la ‘generación de 1927’ por ser en torno a ese año que habían publicado sus primeros trabajos, sus primeros libros. Ahí estaba Luis Cernuda, Manuel Altolaguirre, Gerardo Diego, una serie de, sobre todo, poetas que eran un poco la vanguardia, la generación emergente en la literatura y poesía de la época.  

Pero no solo era poeta y dramaturgo, sino que además al adherir a la República, la segunda República, lo que ocurrió en 1931, García Lorca fue el conductor de una iniciativa muy innovadora en lo cultural que fue formar un teatro universitario con estudiantes aficionados como actores y ponerse a recorrer extensas zonas del territorio español, incluso a veces aldeas recónditas.  

Ese grupo se llamaba La Barraca, era un grupo trashumante y eso lo hacían con la finalidad de llegar a los campesinos, al pueblo, llegar a gente que nunca había visto una representación teatral, muchos de ellos analfabetos. La cuestión es que una iniciativa como La Barraca era visto por el propio García Lorca como una contribución a la construcción de una España nueva que él relacionaba con esa segunda República.  

Así que, sin ser un hombre de partido, que no lo era, no era un militante, incluso hay declaraciones de él un tanto peyorativas hacia la actividad política, pero sin ser un militante era alguien comprometido social y políticamente. No disimulaba que era partidario de la República e inclusive en su consideración del público teatral hay manifestaciones muy interesantes. Él decía que quería llevar a la platea y a los palcos, mejor dicho, quería llevar el gallinero a la platea y a los palcos, y a los burgueses que se fueran del teatro, que lo único que hacían era corromperlo porque su gusto teatral era rutinario, enemigo de las innovaciones, moralista, etc.  

Según él los hombres y las mujeres del pueblo eran todo lo contrario, captaban con profunda agudeza incluso el teatro clásico. La Barraca no daba obras fáciles o exposiciones didácticas, representaba a Cervantes, a López de Vega, a Calderón de La Barca, a Tirso de Molina, a todos los grandes nombres del teatro español de lo que se llamó el Siglo de Oro de la literatura española. 

Paralelamente con este emprendimiento de La Barraca, Federico estrenó obras de teatro que se fueron haciendo progresivamente exitosas en el público y con buena acogida de la crítica. En particular Mariana Pineda que fue su primera obra exitosa, antes todavía de Bodas de Sangre, un vigoroso drama rural que fue saludado como una feliz novedad en la escena teatral española. 

Además de todo esto Lorca era un hombre muy extrovertido, con mucha facilidad para estrechar vínculos sociales, un gran conversador lo que hacía que emergiera por su propio peso como una figura pública importante. Era, por ejemplo, un personaje destacado en algo tan español como las tertulias literarias y culturales en los cafés, entonces estaba vinculado a la vida cultural española, él era de Andalucía, pero residía en Madrid hasta vísperas del estallido de la guerra y allí era una referencia cultural importantísima.  

-¿Por qué lo mataron? 

-No hay una causa, hay varias razones. Una de ellas hay que buscarla en relación con esto que yo decía de La Barraca y con su producción teatral. Esa producción teatral era crítica de la sociedad española, la producción poética también. Lorca tiene una poesía que ya por entonces se hizo muy famosa que era El romance de la Guardia Civil española, donde además de presentar a la Guardia Civil, que era una particular policía militarizada de España, como un organismo represor que actuaba en contra de los pobres y de los gitanos, de los sectores más vulnerables de España, esa Guardia Civil aparece asociada a los terratenientes, a los caciques de la tierra y hasta los políticos. Incluso menciona a uno con nombre y apellido, Pedro Domecq que era terrateniente y dueño de una gran empresa vitivinícola que existe hasta nuestros días. Ese tipo de actitudes de Lorca eran vistas con recelo por las clases dominantes.  

Pero decíamos que Lorca era granadino y lo fusilan en Granada. Él había declarado en más de una ocasión que la burguesía de Granada era la peor burguesía de España. Así que apuntaba contra los poderosos de la misma zona de España en donde había nacido y después murió fusilado.  

Otro aspecto de Lorca que provocaba recelos entre los dueños del poder económico, cultural y político era que Federico era muy amigo de uno de los grandes dirigentes del Partido Socialista, que además era un gran intelectual, Fernando de Los Ríos. Lorca había sido una especie de secretario, de asistente muy directo de Los Ríos en su juventud, y seguía manteniendo una relación muy estrecha con este hombre, que desde la perspectiva de la derecha se lo veía como un socialista peligroso, enemigo de la verdadera España y portador de la subversión de los valores españoles.  

Cuando en 1965 la Guardia Civil produce un informe sobre la ejecución de Lorca, ahí se imputa a Lorca de socialista, de masón y de homosexual. Tres motivos que llevaron a su ejecución extrajudicial, a ese asesinato que cometieron. Fue algo escrito por el propio aparato represivo español muchos años después. Sobre lo de la masonería no está plenamente confirmado, pero hay versiones de que Lorca estaba afiliado a una logia masónica llamada ‘Alhambra’. Esto de la masonería hoy puede llamar la atención cuando se ve a la masonería como un organismo más o menos inofensivo, y a veces incluso bastante conservador, pero para la mirada de los reaccionarios españoles que apoyaron el golpe de Franco la masonería era un enemigo casi tan peligroso como el comunismo, tanto que después la dictadura estableció una ley destinada específicamente al combate contra la masonería y el comunismo. Creó incluso tribunales de justicia contra la masonería y el comunismo.  

Así que esa acusación tampoco era poca cosa a la hora de poder llevarlo a la muerte. Pero esto además hay que encuadrarlo, la represión franquista fue un método implacable de exterminio masivo, de genocidio, muchísima gente cayó simplemente por ser simpatizante de un partido de izquierda o de ser afiliado a un sindicato como visto muy radicalizado, o por ser hermano, hijo, padre o sobrino de alguien que había sido encarcelado o fusilado, por el mero hecho de haber combatido como voluntario en la guerra civil. En fin, había una amplísima gama de causas por las cuales uno podía terminar fusilado.  

O sea, que lo de Lorca no fue un hecho aislado, no fue un error trágico como les gusta decir hasta el día de hoy a los neo-franquistas, fue parte de una política sistemática de genocidio contra una parte importante del pueblo español. Después hay otro elemento que tampoco está plenamente comprobado, pero tiene sus evidencias, que también intervinieron conflictos locales de Granada. Por ejemplo, el que denuncia a Lorca formalmente es Ramón Luis Alonso un ex diputado de un partido de derecha, Acción Popular de la Alianza Ceda, que tenía ya un encono anterior con Federico que era mutuo. Se detestaban recíprocamente.  

Los que se encargaron de hostigarlo y tuvieron que ver después con su asesinato fueron dos parientes de Lorca, de apellido Roldán, que eran de derecha, también de este partido y vinculados a La Falange, que arrastraban un conflicto familiar por la propiedad de tierras. La de Lorca era una familia rica, por aspectos económicos o patrimoniales que parece que también dieron lugar a un resentimiento que fue aprovechado por estos hermanos Roldán para terminar con la vida de Lorca. 

De cualquier manera, esto no deja de tener un encuadre político. García Lorca era simpatizante de la República y estos hermanos eran militantes de un partido de derecha reaccionario y partidario del golpe militar. Son varias causas que convergen en una sola dirección. Su muerte no fue un error, no fue un hecho aislado, fue parte de un fenómeno mucho más amplio y de alguna manera se puede decir que le cobraron a Federico ser quien era. Le cobraron La Barraca, le cobraron Bodas de Sangre.  

Algunos dicen que jugó un papel muy concreto La casa de Bernarda Alba, una pieza teatral que no había llegado a ser representada en vida de Federico, pero sí había sido publicada. Ahí parece ser se hacía el retrato fidedigno y hasta con el apellido auténtico de una familia poderosa de Granada. Es decir que los ‘agravios’ se acumulaban e iban en la misma dirección. Hay declaraciones también de escritores de derecha que decían que Federico era más peligroso con la pluma que muchos otros con el fusil. Se catalogaba de peligroso, de dañino, de contrario al orden social, lo que él escribía. 

Federico García Lorca en Buenos Aires 

-Federico García Lorca estuvo 6 meses en Buenos Aires.  

-Exactamente, estuvo entre octubre de 1933 y fines de marzo de 1934, medio año. En un viaje que al principio se había planteado de unas pocas semanas y dada la múltiple y generosa repercusión que tuvo se fue prolongando.  

-El decía que estaba asombrado, que aquí tenía más renombre que en Madrid.  

-El primer sorprendido del éxito fue él mismo. Él llega a raíz de una invitación de Lola Membrives y de su marido. Lola Membrives era la actriz protagonista de Bodas de Sangre, que ya se estaba dando en Buenos Aires, y la idea era que su presencia apuntalara el éxito de la obra. Fue mucho más allá de eso, se desató una especie de Fiebre García Lorca en Buenos Aires y su biógrafo más consagrado dijo que si se abren los periódicos, o si se ven las tapas de los periódicos argentinos de esa época prácticamente no hay día que no haya noticias sobre Lorca realizando las más diversas actividades, desde tocar el piano, hasta dar una conferencia, hablar por radio, reunido en una peña literaria en el Café Tortoni, y un largo etcétera. 

-Por aquella época se produce un encuentro con Carlos Gardel, ¿no? 

-Sí, es el escritor Cesar Tiempo quien los presenta en la calle Corrientes, se saludan, parece que se caen bien mutuamente y esto termina en una pequeña reunión en la casa de Gardel donde el llamado ‘zorzal criollo’ canta algunas canciones para Lorca. Hay quien afirma que Lorca también tocó el piano esa noche en la casa de Gardel.  

-La presentación con Borges no fue tan agradable. 

-La presentación con Borges fue desafortunada. La impresión que trasmitió el escritor argentino después de esa reunión era que le había parecido que Lorca estaba actuando, que representaba un personaje. En relación con eso afirmó que era un ‘andaluz profesional’. Algo desdoroso tanto para la condición de andaluz como para esa supuesta profesionalidad.  

Lo otro que se comenta es que parte de esa mala acogida de Borges tuvo que ver con que Lorca le hizo un chiste, le dijo que a su juicio había un personaje muy importante que representaba a fondo el drama de EE UU, habría que ver por qué había surgido EE UU en la conversación, y cuando Borges intrigado le pregunta a quién se refería, Lorca contesta a Mickey Mouse. Parece que eso desató el enojo del escritor que se retiró ahí mismo de la reunión, que no quiso seguir hablando.  

Es uno de los únicos, poquísimos traspiés en el establecimiento de relaciones en Buenos Aires que se conoce. En general, como decíamos, Lorca se caracterizaba por su don de gente, su simpatía, su sentido del humor y trabó muy buena relación con un conjunto muy amplio de artistas e intelectuales argentinos, o que sin serlo residían en Buenos Aires como Pablo Neruda, con el que trabó una amistad muy profunda que después continuó o se retomó con Federico allá en España y como Neruda como cónsul chileno en Madrid. Acá era también cónsul de Chile.  

-¿Hubo un homenaje conjunto en el Plaza? 

-Sí. Una asociación de escritores internacionales, el Pen Club, a través de su filial argentina le rinde un homenaje conjunto a Pablo y a Federico. Ellos tienen la brillante idea de dar lo que llamaron una ‘conferencia a la limón’. ‘A la limón’ es un término castillo que quiere decir a dúo o a dos voces. 

Entonces ellos hablan fundamentalmente de Rubén Darío, un poeta al que los dos admiraban, pero pasando la palabra continuamente de uno a otro hasta que terminan en un brindis, ahí sí los dos al unísono, para la memoria de Rubén Darío.  

Esta original conferencia en dupla también fue vista con mucho agrado. Fue una de las tantas ocasiones en que la palabra de Lorca fue recibida con alegría y entusiasmo por los que lo escuchaban. Esto de la palabra de Lorca es muy importante porque lo que se descubrió para el público argentino era que además de poeta y de dramaturgo, Lorca era un gran orador, tenía una gran facilidad en el arte de la palabra, habló por radio varias veces durante su estadía en Buenos Aires, y otro aspecto de su talento que también tuvo su papel, fue el rol de Lorca como músico. No solo como intérprete de piano, en su primera juventud había pensado hacerse concertista de piano, sino también poniendo la música al servicio de los espectáculos teatrales. Por ejemplo, una obra de Lorca que también se da en su estadía además de Bodas de Sangre, fue La zapatera prodigiosa. Como era una obra relativamente corta y no tenía la enjundia, la profundidad de Bodas de Sangre, Lorca le anexa lo que se llamaba un ‘fin de fiesta’. Eran tres canciones tradicionales españolas que Lorca había recopilado, le había dado una nueva armonía, un nuevo arreglo musical y eso le agregó un nuevo factor exitoso en los espectáculos que brindaba.  

Ese fin de fiesta con las 3 canciones tradicionales españolas que eran: Los cuatro muleros, Los Pellegrinitos y Canción de otoño en Castilla. Todo esto era poco menos que festejado por la mayor parte de la crítica teatral y musical de los diarios de Buenos Aires. Solo discrepaban y disonaban un poco con esto algunos voceros del nacionalismo de derecha o bien voceros de la Iglesia. Un periódico nacionalista llamado Crisol solía hacer ácidas críticas sobre Lorca, lo mismo que el diario El Pueblo, que era un órgano del Episcopado de Buenos Aires. Pero en general los grandes diarios: La Nación, La Razón, y ni hablar de Crítica que eran más liberales en sentido político, en general cubrían de elogios a Lorca.  

-Bueno Daniel, te agradezco mucho la participación y te voy a despedir con Mi niña se fue a la mar. 

-Ah, muy lindo.  

-Gracias, Daniel. Un fuerte abrazo.  

-Gracias a vos, Mario. Y a disposición para lo que necesite el programa.  

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.