Y que el nuevo año abrase los hocicos de algunos de esos cerdos que todos conocemos, y deje sin pezuñas a algún asno y sin lengua a más de una serpiente, y que a los perros les corte los colmillos y, de paso, a las ratas, que el año por venir les lleve el rabo… […]
Y que el nuevo año abrase los hocicos de algunos de esos cerdos que todos conocemos, y deje sin pezuñas a algún asno y sin lengua a más de una serpiente, y que a los perros les corte los colmillos y, de paso, a las ratas, que el año por venir les lleve el rabo…
Y, sobre todo, que la Sociedad Protectora de Animales nos disculpe tanta contenida y necesaria higiene.
Un abrazo a todos los demás animales que, aún en la selva, practicamos, a veces, la dignidad humana.