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Fidel es el pueblo, el pueblo es Fidel

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Fuentes: Rebelión

El 25 de noviembre de 2016, a las 10:29 horas de la noche fallece el Comandante en Jefe de la Revolución cubana, Fidel Castro Ruz.

El 29 de noviembre de 2016, se reúnen en la Plaza de la Revolución José Martí miles de capitalinos para rendirle homenaje a su querido líder. En el acto están presentes también mandatarios de varias naciones para ofrecerle el último adiós. Daniel Ortega presidente de Nicaragua, y su entrañable amigo, desde lo más profundo de su corazón pregunta de forma enfática: ¿Dónde está Fidel?, y el pueblo en una sola voz responde: ¡Aquí! ¡Aquí! ¡Yo soy Fidel! ¡Yo soy Fidel! Y es así que, desde el dolor y el amor imperecederos, el pueblo cubano se convierte en Fidel y Fidel renace en el pueblo cubano.

Hace 130 años, José Martí escribió: “La América, al estremecerse al principio de siglo desde las entrañas hasta las cumbres, se hizo hombre, y fue Bolívar”1.

Nada más apropiado para explicar el tipo de relaciones que se forjaron entre Fidel y el pueblo que parafrasear las bellas y profundas reflexiones martianas: desde las entrañas hasta las cumbres de la Sierra Maestra, Cuba se hizo hombre, y fue Fidel.

La génesis de esa relación se encuentra sin dudas en la manera en que Fidel asumió el pensamiento martiano, cuando expresó: “traigo en el corazón las doctrinas del Maestro”2, de manera particular el tener la política como la verdad, la honradez, la sinceridad y los principios éticos, sin los cuales no puede si quiera concebirse una revolución. De Martí también su arte de gobernar; el gobierno como encargo popular, escuchando su voz necesitada, consultando su voluntad; premisas que serán fundamentales en la conformación y desarrollo de un pensamiento político que se convertirá en referente para todos los que luchan por un mundo mejor.

De este rico manantial de sabiduría sobre el hombre, los procesos sociales y formas diferentes de gobernar Fidel se irá nutriendo para desarrollar su propia concepción de pueblo, que no será fruto de una sola reflexión surgida en un momento creativo o de un momento en particular, sino de un proceso sucesivo e integrador fundamentado en el estudio del legado martiano, de las enseñanzas del marxismo-leninismo y de sus propias experiencias como político, estadista y defensor de todas las causas justas de la humanidad.

En esta extraordinaria historia hay un momento excepcional que marcó el inició de lo que conformó el inestimable arsenal de ideas que hoy el pueblo dispone para enfrentar y derrotar cualquier acción con la que el imperialismo yanqui pretenda destruir la Revolución; me refiero, por supuesto, al juicio que se celebró para juzgar a los combatientes del asalto al cuartel Moncada y Carlos Manuel de Céspedes, ocasión en que Fidel al pronunciar su alegato defensa, conocido posteriormente como la Historia me Absolverá, después de afirmar: “ningún arma, ninguna fuerza es capaz de vencer a un pueblo que se decide a luchar por sus derechos”, y que “las segundas razones en que se basaba nuestras posibilidades de éxito…era la seguridad de contar con el pueblo”3, define con precisión su concepto de pueblo, concepto renovador y revolucionario que negaría todo lo que al respecto había sido elaborado por los ideólogos del capitalismo y la burguesía dominante; y que el propio Comandante en Jefe continuaría enriqueciendo a partir del triunfo revolucionario de 1959, como lo demuestran algunas de sus ideas que cito a continuación:

(…) Creo que es muy negativo para la sociedad que el pueblo no tenga opinión4

(…) Yo creo en los pueblos como algo vivo, como algo capaz de hacer la historia, porque son los pueblos los que han hecho la historia, no los hombres5.

(…) Nos interesa que el pueblo medite, nos interesa que el pueblo piense6

En el mes de junio de 1961, en el salón-teatro de la Biblioteca Nacional se desarrolló una histórica reunión con representantes de la intelectualidad cubana en la que Fidel pronunció el discurso final, que sería conocido como “Palabras a los intelectuales”, y se convertiría en pauta para la política cultural de la Revolución.

Para lograr el objetivo que me propongo alcanzar en este trabajo es importante retomar dos ideas que él expresó en dicha reunión y que considero no han sido suficientemente divulgadas ni estudiadas:

(…) Si a los revolucionarios nos preguntaran que es lo que más nos importa, nosotros diremos: el pueblo. El pueblo en su sentido real, es decir, esa mayoría del pueblo que ha tenido que vivir en la explotación y en el olvido más cruel7.

(…) El pueblo es la meta principal. En el pueblo hay que pensar primero que en nosotros mismos8.

Antes de continuar el análisis de los aportes de Fidel al concepto pueblo que distingue a la Revolución cubana, es conveniente subrayar los complejos factores que se deben tener en cuenta para formular tal definición, más allá de la ideología que se sustente, tales como:

• Jurídico-constitucional.

• Relación Estado-nación.

• Relaciones poder-democracia-pueblo.

• El componente histórico-cultural.

• Relación y lugar que ocupan las diferentes clases en la sociedad.

Desde la consideración de todos esos factores Fidel agregó nuevas ideas que continuaron retando a los defensores de la ideología capitalista, entre estas la capacidad de pensar del pueblo y de participar en la toma de decisiones en los destinos del país. Enunciaré algunas de ellas:

(…) Si ponemos millones de personas a pensar, no habrá problemas que nosotros no resolvamos9.

(…) La capacidad de pensar no es de una minoría dirigente. ¡Mentira! La capacidad de pensar está en todo el pueblo10.

(…) La máxima sabiduría ha estado, está y estará, siempre en el pueblo11.

¿Pueblo y Gobierno, pueblo y democracia? Desde los tiempos en que en el Estado y ciudad de Grecia se dio a conocer el sistema en que el pueblo reunido en Asamblea adoptaba las decisiones sobre los asuntos de la sociedad, filósofos, políticos, gobernantes, entre otros, no han dejado de debatir qué democracia y qué gobierno es el que verdaderamente representa y expresa los intereses y la voluntad del pueblo, o, por lo menos, de su inmensa mayoría. Fidel, desde el contexto y experiencias del socialismo cubano, ofrece su visión innovadora.

(…) Democracia es aquella en que la mayoría gobierna, democracia es aquella en que la mayoría cuenta12.

(…) La democracia para mi significa que los gobiernos, primero, estén íntimamente vinculados con el pueblo, emerjan del pueblo, tengan el apoyo del pueblo, y se consagren enteramente a trabajar y a luchar por el pueblo y por los intereses del pueblo. Para mí, democracia implica la defensa de todos los derechos de los ciudadanos, entre ellos, el derecho a la independencia, el derecho a la libertad, el derecho a la dignidad nacional, el derecho al honor; para mí, democracia significa la fraternidad entre los hombres, la igualdad verdadera entre los hombres, la igualdad de oportunidades para todos los hombres, para cada ser humano que nazca, para cada inteligencia que exista13.

(…) democracia es aquella en que los intereses de la mayoría se defienden; democracia es aquella que garantiza al hombre, no ya el derecho a pensar libremente, sino el derecho a saber pensar, el derecho a saber escribir lo que piensa, el derecho a saber lo que se piensa o piensan otros; el derecho al pan, el derecho al trabajo, el derecho a la cultura y el derecho a contar dentro de la sociedad14.

Durante toda su vida Fidel luchó por hacer realidad el tipo de gobierno soñado por José Martí: “los gobiernos perfectos nacen de la identidad del país y el hombre que lo rige con cariño y fin noble”15. En esa lucha, que nunca concluyó, nos enseñó que el gobierno se ejerce con el pueblo y desde el pueblo, con humildad y sencillez, escuchando siempre las inquietudes populares, con el ejemplo personal y un alto sentido humano.

Desde la dirección del Partido y el gobierno soñó y realizó proezas, acompañado por el pueblo, jamás alcanzadas en la Cuba capitalista ni en ningún país de nuestro continente. Un ejemplo de esta afirmación lo encontraremos el 15 de enero de 1960, momento en que expresa: “El futuro de nuestra patria tiene que ser necesariamente un futuro de hombres de ciencia, tiene que ser un futuro de hombres de pensamiento”16.

Lo más excepcional de este hecho es que cuando nuestro Comandante en Jefe da a conocer esa visión, impensable para el más optimista de los revolucionarios, el país se encontraba afectado por un alto nivel de analfabetismo: el 43% de la población rural era analfabeta y el 44% nunca había asistido a la escuela; en toda la población existían más de un millón de analfabetos y más de millón y medio de semianalfabetos17.

Tan insólito reto requería reunir en un mismo pensamiento múltiples inteligencias, erradicar egos e individualismos, tener fe absoluta en el pueblo y una voluntad inquebrantable para vencer todos los obstáculos que habría que enfrentar. Precisamente las cualidades poseídas por Fidel.

El primer paso en la materialización de la idea se logró en un solo año: la alfabetización de todo el pueblo, proceso que no se detendría hasta convertir a nuestro pueblo en uno de los más cultos y preparados del planeta. Y, como no puede haber ciencia sin científicos, bajo la orientación de Fidel se formó el capital humano necesario: investigadores, Doctores, Master, Ingenieros, Técnicos y otros profesionales. Pero como esto por sí solo no era suficiente, pues se necesitaba también poseer la base material en la que se pudiera hacer ciencia, el Comandante en Jefe no perdió un minuto en la elaboración del programa que haría realidad la construcción de centros científicos, industrias biofarmaceúticas y de producción de diferentes medicamentos.

Para cerrar el ciclo creativo que convertiría a Cuba en un país de hombres de ciencia faltaría tan solo dar otro paso, también de gigantes, que no escapó a la visión y voluntad de Fidel: la organización de un sistema primario de salud, gratuito y universal, que permitiera prevenir enfermedades, realizar los ensayos clínicos de los resultados de las investigaciones, la aplicación de las vacunas, los estudios de los resultados, etc. Fue así que, en un tiempo relativamente breve, se construyeron hospitales, policlínicos, institutos de diferentes disciplinas y se instrumentó el novedoso programa del médico y la enfermera de la familia, incluyendo la construcción de la casa en la que habitarían y trabajarían.

Durante este proceso, que duró varios años, Fidel demostró su extraordinaria capacidad para, además de atender una gran diversidad de asuntos relativos a los compromisos internacionales del país, emprender múltiples acciones encaminadas a solucionar los diversos problemas y necesidades de la población, mediante las que se fue consolidando su vínculo con el pueblo.

La memoria histórica de la Revolución –felizmente documentada en diferentes medios audiovisuales, documentales, libros, revistas, prensa escrita y televisiva -, nos permite verlo compartiendo su sonrisa con niños en círculos infantiles, campamentos vacacionales y en sus escuelas, o practicando deportes con jóvenes estudiantes, consultándoles sus criterios sobre los uniformes escolares, la calidad de la comida y merienda, o en los predios universitarios para informarles de los planes de la Revolución y solicitarles sus opiniones.

De igual manera su relación con los trabajadores se convertía en hechos cotidianos, consciente del papel de la clase obrera en la construcción del socialismo. Estos sistemáticos encuentros contribuyeron a que pudiera identificar la manera en que los métodos burocráticos de dirección afectaban la economía, el contacto de los dirigentes con las masas, impedían la creatividad de los dirigentes y los trabajadores, entorpecían la solución de los problemas y provocaban desaliento en la población.

El 2 de octubre de 1961, en reunión con los empleados del sector bancario, expresó varias ideas que lo acompañaron permanentemente en su lucha contra toda forma de burocracia, de las que mencionaremos algunas:

(…) El método burocrático significa el gobernar desde arriba; el método burocrático significa el decidir desde arriba, significa la ausencia de contacto entre el que administra, entre el que dirige, entre el que gobierna, y las masas18.

(…) El método burocrático está en contradicción absoluta con el principio de la revolución socialista19.

(…) Muchas veces en la calle, o en el centro de trabajo, se sabe lo que no se sabe desde un cargo de ministro, o desde un alto cargo del Estado. Cuando se quiere saber sobre muchos temas, sobre muchas cuestiones, no hay un método mejor que hablar con el pueblo, hablar con el centro de trabajo20.

Y es en su afán de encontrar formas novedosas de gobernar que le permitieran, en contacto permanente con los trabajadores, conocer sus opiniones sobre los problemas que los afectaban y los factores que estos consideraban impedían el cumplimiento de los planes de producción, que organizó un grupo de trabajo con compañeros que él mismo seleccionó. Lo denominó “Equipo de Coordinación y Apoyo del Comandante en Jefe”, lo que concluyó siendo una valiosa experiencia de dirección política y estatal socialista.

Lo más importante de este proceso es que los trabajadores, mediante sus relaciones con los integrantes del Equipo, sentían estar en contacto directo con el Comandante en Jefe, dialogando directamente con él, convencidos que sus opiniones y sugerencias se tomarían en cuenta y serían solucionados, como efectivamente ocurrió en sectores tan determinantes como el de la producción azucarera, la salud pública, incluido la reparación y construcción de equipos médicos, la industria energética, el turismo; en el programa de desarrollo hidráulico, el campismo popular y en la organización de un programa especial dirigido a mejorar la alimentación de los trabajadores en más de 400 centros de trabajo.

Como hemos observado en lo escrito hasta aquí ningún problema que afectara a su pueblo, que impidiera que la sociedad cubana alcanzara el máximo de felicidad y justicia posible, o que pusiera en peligro la existencia de la Revolución le fue ajeno, incluyendo aquellos que por su carácter estratégico estarían definiendo el futuro del socialismo cubano: la defensa del país y el papel dirigente del Partido Comunista de Cuba.

Nuestro Comandante en Jefe siempre estuvo convencido de que la única manera en que la Revolución podría subsistir era con el apoyo del pueblo, razón por la que, desde los primeros días del triunfo revolucionario comenzó a educar a las masas populares en ese principio, tal y como hizo en su discurso del 21 de junio de 1959: (…) la defensa de la Revolución no está en los cuarteles: ¡la defensa de la Revolución está en el pueblo!21

No es difícil interpretar que estar en permanente contacto con las masas, unido a su experiencia político-militar, contribuyó decisivamente a la elaboración por Fidel de dos conceptos estratégicos que, puestos en práctica bajo su directa conducción, se convirtieron en la muralla contra las que han fracasado todo tipo de intentos para destruir la Revolución: la defensa de la Revolución desde la comunidad mediante la organización de los CDR, y la organización del pueblo en milicias armadas- Milicias Nacionales Revolucionarias ( MNR), Milicias de Tropas Territoriales (MTT).

Sobre los Comités de Defensa de la Revolución es suficiente mencionar solo algunos de sus grandes aportes a la defensa del país para validar las razones que tenía Fidel en la decisión de organizarlos.

  • Contribución decisiva en el desmantelamiento de los más de 600 intentos para eliminar físicamente al Comandante en Jefe.
  • Contribuir destacadamente en la construcción del vínculo sociedad civil-instituciones armadas.
  • Apoyo al fortalecimiento de la capacidad combativa de la Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) y en la educación de las masas de sentimientos de amor y aprecio a los hombres y mujeres que desempeñan tan abnegada misión.
  • Contribuir a educar a los jóvenes en el deber de servir a la patria desde las filas del Servicio Militar Activo.
  • Atención a los familiares de los combatientes en misiones militares en el extranjero.
  • Apoyo permanente a las fuerzas del Ministerio del Interior (MININT) en el enfrentamiento a elementos contrarrevolucionarios y antisociales, así como en el combate contra la delincuencia, el delito y la corrupción.
  • Convertirse en complemento insustituible de las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)
  • Convertirse en una escuela política de nuevo tipo que posibilitó la educación política, Ideológica y antimperialista de la gran mayoría de nuestro pueblo.

El estratégico tema con el que concluyo el trabajo: la relación Fidel-Partido-pueblo, a pesar de su gran complejidad, me permite explicarlo desde la gran documentación existente y desde las propias experiencias asumidas por los cubanos revolucionarios.

El concepto de Fidel del Partido “como el alma revolucionaria del pueblo”, guió las acciones que desarrolló en la forja de su vínculo permanente con el pueblo, y desde esa visión se establecieron los métodos –únicos del socialismo cubano- para la organización de un Partido de vanguardia de la sociedad cubana, que se expresa en el principio de que sean los propios trabajadores los que seleccionen a los mejores entre ellos para ingresar en sus filas y en que sus documentos rectores, antes de ser aprobados en sus congresos, se sometan a discusión y consideración del pueblo.

Durante todo ese proceso creativo de las particularidades del socialismo cubano Fidel expresó una idea que contribuyó a interpretar la manera en que la teoría marxista-leninista era aplicable en una sociedad y país ubicado en Latinoamérica y el Caribe y señaló:

(…) Hay que decir que a pesar de ser nuestro Partido una organización de selección y de vanguardia, ¿quién puede controlar a nuestro Partido mejor que las propias masas?22

(…) Es decir, que la masa debe cuidar al Partido y velar para que el Partido sea ejemplar en todo, y velar para que el Partido pueda desempeñar su papel de vanguardia23.

Haciendo un aparte del tema central me atrevo a formular la idea de lo importante que sería que las ciencias políticas, sociales y otras disciplinas del saber llevaran a cabo una investigación de estos conceptos de Fidel sobre el Partido y el pueblo en interés de conocer su significado para la teoría marxista-leninista.

Varios mensajes pueden deducirse de los conceptos e ideas expresados por Fidel, de los que hemos dejado constancia en el presente trabajo, todos útiles para enfrentarnos a los problemas que actualmente afectan al pueblo cubano, interpretarlos y aplicarlos correctamente es tarea inaplazable de cada revolucionario.

En mi criterio resulta irrefutable que el vínculo especial creado entre Fidel y el pueblo demuestra la certeza, como él expresó, que: “el socialismo si no es de masas fracasa”24 y que el socialismo es: “la ciencia de crear, preservar y desarrollar el más amplio vínculo, el más profundo vínculo del Partido con las masas”25.

Consciente de que la historia no se repite pero impacta decisivamente en el presente de cada pueblo y en la forja de su futuro, considero que nada resulta más apropiado para describir el por qué Fidel se convierte en el pueblo y el pueblo se convierte en Fidel, que acudir a la visión futurista de José Martí cuando afirmó. “No es que los hombres hacen los pueblos, sino que los pueblos, con su hora de génesis, suelen ponerse vibrantes y triunfantes, en un hombre”26

Notas:

1La fiesta de Bolívar en la Sociedad Literaria hispanoamericana. Patria. Nueva York, 31 de octubre de 1893, José Martí, Obras Completas, Tomo 8, p. 251, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 11975.

2 Castro Ruz, Fidel. La Historia me absolverá, Editora Política, La Habana, 1983, p.16

3 Ibídem. págs. 42 y 45.

4 En el Club de Leones, La Habana, 14 de febrero de 1959. Pueblo y Democracia, selección temática 1959- 1986, Editora Política, La Habana, 2008, p. 67.

5 Ante el Parlamento venezolano, Caracas, 24 de enero de 1959. La Historia me absolverá y otros discursos. Ministerio del Poder Popular para la Comunicación y la Información, noviembre 2009, p. 168.

6 Concentración frente al Palacio Presidencial en protesta por actos de agresión, 26 de octubre de 1959, Pueblo y Democracia, selección temática 1959-1986, T 1, Editora Política, La Habana, 2008

7 Castro Ruz, Fidel. Palabras a los intelectuales. Departamento de Ediciones de la Biblioteca Nacional José Martí, abril de 1991.

8 Ibídem

9 Discurso pronunciado por Fidel Castro Ruz en la Plenaria Provincial de la CTC celebrada el 3 de septiembre de 1970. Departamento de Versiones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario.

10 Ibídem.

11VI Congreso de la ANAP, 17 de mayo de 1982. Ediciones OR abril-mayo de 1982. Editora Política, La Habana, 1982, p. 85.

12Discurso pronunciado por el Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz en la conmemoración del Día Internacional del Trabajo en la Plaza Cívica, el Primero de mayo de 1960.

13 Borges Tomás. Un grano de maíz. La Habana. Oficina de Publicaciones del Consejo de Estado, 1998, p.109.

14 Ibídem

15 Martí Pérez, José. San Martín, álbum de El Porvenir. Nueva York, 1891. Obras Completas. Nuestra América, Tomo 8, p. 228. Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1975.

16 Discurso en el acto celebrado por la Sociedad Espeleológica de Cuba, Academia de Ciencias, 15 de enero de 1960.

17 Memorias de la Revolución II. Imagen Contemporánea. La Habana, Cuba, Imprenta Federico Engels, 2008.

18 Discurso pronunciado por el Comandante Fidel Castro Ruz, Primer Ministro del Gobierno Revolucionario en la reunión con los empleados del sector bancario, efectuada en el Teatro Payret, el 2 de octubre de 1961. Departamento de Versiones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario

19 Ibídem

20 Ibídem

21 Concentración campesina en Baracoa, 21 de junio de 1959. Pueblo y Democracia. Selección temática 1959-1986, t, 1, Editora Política, La Habana, 2008, p. 188.

22 Discursos de Fidel en aniversarios y eventos de los Comités de Defensa de la Revolución. Editorial Orbe, 1977, Ciudad de La Habana. p.197

23 Ibídem

24Discurso de Fidel Castro en la Plenaria Provincial de la CTC, celebrada en el Teatro de la CTC, el 3 de diciembre de 1970, Departamento de Versiones Taquigráficas del Gobierno Revolucionario.

25Castro Ruz, F. Rectificación, Selección temática, Editora Política, La Habana, 1990, págs 98 y 99.

26 La fiesta de Bolívar en la Sociedad Literaria hispanoamericana. Patria. Nueva York, 31 de octubre de 1893, José Martí, Obras Completas, Tomo 8, p. 251, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 11975.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.