Dos de las dieciocho películas que participan en la competición internacional en la 61 edición de Locarno son latinoamericanas. Se trata de la mexicana Parque Vía y de la peruana Dioses. Adicionalmente, una tercera, Un amor de perdición, constituye una coproducción luso brasilera.
Parque Vía , que abrió el concurso internacional, es el primer largometraje del joven director Enrique Rivero, quien llegó a Locarno acompa ñado de una parte del equipo de quince personas que participaron en la realización. Entre ellos, los dos actores principales, Norberto Coria y Tesalia Huerta.
De la vida cotidiana a la pantalla
«La película presenta la cotidianeidad de Beto (Norberto Coria), que interpreta su propia vida real de cuidador de una mansión» en el centro de la capital mexicana, explica en su entrevista Enrique Rivero.
Beto vive recluído en esa casa lujosa desde hace más de treinta años y prácticamente no tiene contactos con el mundo exterior, salvo alguna esporádica salida o la visita de la propietaria o de su amiga prostituta.
Los casi noventa minutos presentan con sobriedad e intimidad la vida repetitiva de este trabajador que ha convertido ese inmueble no sólo en su lugar de trabajo sino en su propio centro de existencia.
Más allá de sus muros, para Beto no existe absolutamente nada. Su mundo se desvanecerá totalmente al momento que la mansión es vendida y su horizonte entra en la penumbra total.
Lo más significativo, clarifica Rivero, es que Norberto Coria «no es un actor ni profesional ni amateur y nunca imaginó ser el protagonista principal de una película que sería seleccionada en un festival tan prestigioso como Locarno».
Reflexión con la que coincide Coria, sorprendido por los reflectores del estreno internacional y por las constantes solicitudes de la prensa. «Estoy muy emocionado», confiesa a este corresponsal, sin esconder el cansancio por un viaje de casi 24 horas, el primero tan largo de su vida, que lo llevó de México a Locarno.
«Pude participar en este film por la enorme confianza que tengo en Enrique. Lo conozco desde que era un niño y el escenario es la casa de los abuelos de Enrique, para quien yo trabajé toda mi vida», explica.
«Nunca soñé siquiera de ser un actor. Hice ante la cámara lo que hago cada día. Obedecí las indicaciones del director que me indicaba cada acción. Esta película me cambió la vida. Y en el futuro, no descarto seguir haciendo cine, aunque sean papeles secundarios, si alguien me lo propone», enfatiza Coria.
Pantallazo de una gran ciudad
Dentro de la lujosa mansión casi abandonada, Beto vive su cotidaneidad. Anclada en el exterior a través de un aparato de televisión que le permite informarse permanentemente sobre lo que ocurre afuera.
Las noticias son en su mayoría violentas. «Expresión de lo que es la vida cotidiana en las grandes ciudades», marcada por hechos policiales y delictivos, explica Enrique Rivero.
«Esa violencia es un hecho. Ejemplo de una forma de actuar de mucha gente preocupada en proteger lo que es suyo. En el film no pretendo dar recetas ni soluciones antes esa realidad, sino presentarla, constatarla», puntualiza el joven realizador.
Entre Parque Vía y la globalidad del cine latinoamericano, hay conceptos coincidentes de una forma de entender el arte. «Latinoamérica transita un momento muy bueno, muy propicio a nivel cinematográfico. Pienso que se vive una gran libertad interna para poder expresar lo que se siente y se piensa. Es en cierta manera novedoso. Que los realizadores podamos contar las historias de otra manera, sin auto censuras», enfatiza.
La madre actriz
«Estoy desbordada por la emoción producto de la película y por haber llegado a Locarno» subraya Tesalia Huerta, la primera actriz que interpreta la propietaria de la mansión.
«Y debo confesar que cuando hablo de la cinta no puedo ser objetiva. Porque en un momento me tocó parir al director. Soy su madre».
Las sorpresas interpretativas del film mexicano no terminan de sucederse. «Estaba pensado que la primera actriz iba a ser otra persona. Pero a último momento hubo un problema y Enrique me propuso mi participación. Imposible rechazar la propuesta», explica.
Y de la vida real y la relación madre/hijo a la pantalla, una «nueva lógica se impone», explica Tesalia Huerta. «Hasta ahora yo ordenaba y él, en tanto que hijo, me obedecía. En el film, él manda y yo obedezco».
Y si Parque Vía exigiera un balance, para Huerta no hay ninguna duda de cual es la premisa fundamental. «Lo que puedo destacar es el aprendizaje no sólo cinematográfico, sino de luchar por un sueño. El sueño de aportar al otro a través del arte. El de permitir al otro ser alguien y ganar en dignidad humana».
Parque Vía que transita en Locarno su primera presentación internacional, vivió con éxito su nacimiento en México a inicios del año. «Pero es ahora, afuera, en el exterior, donde nuestra película deberá probarse a sí misma», concluye Rivero.
Quien vive esta presencia helvética con ansiedad y alegría. «El gran desafío de una cierta mayoría de edad», concluye.
Sergio Ferrari, en colaboración con SWISSINFO y E-CHANGER
De México a la Locarno
Aunque considera su producción cinematográfica como esencialmente mexicana, Enrique Rivero nació en Madrid, Espa ña, en 1976. Realizó estudios de ingeniería industrial y trabajó en el sector bancario antes de orientarse hacia el cine. Con 26 años participa como asistente de producción en El silencio de José Luis Padilla. Inmediatamente produce dos corto metrajes, Nidra (2004) y Schhht (2005). En 2007 colabora como primer asistente en la realización de La influencia de Pedro Aguilera, exponente del nuevo cine mexicano radical. Parque Vía, es su primer largometraje. Realizado con un presupuesto «mediano», según el realizador, abre una nueva ventana en la búsqueda de un estilo de cine muy particular. Donde el intimismo prima sin por ello subestimar la realidad social que contextualiza al artista y su obra. «Une película que el Festival de Locarno la seleccionó tan pronto la recibimos», explica Frédéric Maire, director artístico de la muestra tesinesa. Explicando que Parque Vía, en su propia búsqueda y expresión es un film fuerte, de contenido, desafiante. Especialmente por tratarse de una primera obra de un joven realizador con significativa potencialidad.