La pandemia de covid-19 sigue cobrándose un precio humano y económico sin precedentes, borrando años de modesto y desigual progreso hacia los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Los países del Sur en desarrollo necesitan ahora mucho más apoyo, ya que el avance hacia esos ODS no estaba encaminado ni siquiera antes de la pandemia.
Para finales de 2022, se espera que los ingresos medios sean 18 % inferiores a los niveles anteriores a la abrupta crisis global en los países de renta baja y 22 % menos en los países emergentes y en desarrollo, excluyendo a China, frente a 13 % menos en las economías desarrolladas.
Estos menores ingresos empujarán a cientos de millones de personas a la pobreza extrema y al hambre, sobreviviendo con ingresos inferiores a 1,90 dólares al día. El Banco Mundial estima que los pobres aumentarán en 119 124 millones en 2020, y en 143 163 millones más este año.
La brecha fiscal crece rápidamente
Como ha señalado el secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres, los países más ricos se han beneficiado de una cantidad sin precedentes de 16 billones (millones de millones) de dólares en medidas de ayuda de emergencia.
En contrapartida, ha exclamado, ¡los países menos desarrollados han gastado 580 veces menos en términos por persona en su respuesta a la covid!
El año pasado, el Fondo Monetario Internacional (FMI) y la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y Desarrollo (Unctad) estimaron que los países en desarrollo necesitan unos 2,5 billones de dólares para socorrer a las familias y empresas afectadas y acelerar la recuperación económica.
La directora gerente del FMI, Kristalina Georgieva, reconoció posteriormente que los países en desarrollo necesitan mucho más.
El Monitor Fiscal del FMI, de este mes de abril, estima que solo para lograr el acceso a los servicios básicos para 2030 en 121 países en desarrollo se necesitarían tres billones de dólares, y hasta la mitad de esa cifra en los países de renta baja.
La mayoría de los países en desarrollo no pueden hacer más debido a las limitaciones de financiación. Mientras las necesidades de gasto público se disparan, la pandemia ha recortado considerablemente sus ingresos.
Un estudio reciente del FMI ha revelado que las pérdidas de producción son mayores en los países con menor PIB per cápita, en parte debido al menor estímulo fiscal.
Con unos ingresos fiscales y de otro tipo limitados, los países en desarrollo tendrán que pedir más préstamos, aumentando su ya elevada deuda pública. Como señala el FMI, “la comunidad internacional (necesita) proporcionar apoyo adicional mediante subvenciones, financiación en condiciones favorables y, en algunos casos, alivio de la deuda”.
¿Demasiado poco, demasiado tarde?
Las instituciones de Bretton Woods, el FMI y el Banco Mundial, deben mitigar los nuevos contratiempos, permitiendo el alivio, la recuperación y la reforma. El Fondo y también el Banco han respondido, a veces de forma innovadora, pero con demasiada lentitud. Y lo que es más importante, el apoyo real de ambas instituciones de Bretton Woods está muy por debajo de las necesidades.
El FMI utilizó su fondo fiduciario para la contención de catástrofes y el socorro para aliviar seis meses de pagos de la deuda del FMI de 29 países de renta baja. Pero en octubre pasado, su directorio rechazó un nuevo Servicio de Apoyo a la Pandemia con condiciones más flexibles de lo habitual.
Aunque el Fondo ha comprometido unos 250 000 millones de dólares, una cuarta parte de su capacidad de préstamo de un billón de dólares, hasta ahora sólo ha desplegado una décima parte de su capacidad, según su exalto funcionario Ousm ne Mandeng. Argumenta que el Fondo debería ofrecer, en cambio, un apoyo mucho mayor del que necesitan y desean los países.
Según la publicación británica The Economist, desde marzo de 2020 el FMI solo ha desembolsado 32 000 millones de dólares en financiación de emergencia, mientras que ha ofrecido 74 000 millones de dólares a través de otros mecanismos con más condiciones.
Los 85 países que ahora reciben fondos del FMI solo representan alrededor de 5 % del producto interno bruto (PIB) mundial. Ninguno de ellos pudo acceder a la nueva línea de liquidez a corto plazo del Fondo debido a sus estrictas condiciones.
FMI y Grupo del Banco Mundial deben estar a la altura del desafío
En abril de 2020, el Banco anunció un nuevo fondo fiduciario multidonante, el Fondo Multidonante de Preparación y Respuesta ante Emergencias Sanitarias. Se supone que complementará los 160 000 millones de dólares que el Grupo del Banco Mundial se había comprometido a desplegar para mediados de 2021.
Los desembolsos del Banco han sido lentos a pesar de la urgencia, y los desembolsos reales a los países necesitados sólo ascendieron a 79 000 millones de dólares hasta junio de 2021, menos de la mitad de lo prometido. El Banco también abandonó su Mecanismo de Financiación de Emergencia para la Pandemia, criticado por ser demasiado pequeño y lento.
Sin embargo, el apoyo presupuestario de desembolso rápido durante la crisis pandémica, mucho más profunda y extensa, es en realidad menor que durante la crisis financiera mundial desatada en 2008. El Banco ya no ofrece más apoyo presupuestario de emergencia.
Al igual que el Fondo prestó más en 2009 durante esa crisis que desde que comenzó la pandemia, los nuevos desembolsos de préstamos del Banco aumentaron menos en el primer semestre de la pandemia que durante la crisis global de la primera década del siglo.
El Banco se comprometió a aportar 19 500 millones de dólares a la financiación de la Iniciativa de Suspensión del Servicio de la Deuda del Grupo de los 20 (G20), que ya era muy insuficiente para el período abril-diciembre de 2020.
Mientras tanto, se ha negado a una suspensión de la deuda para los préstamos que se le adeudan, argumentando que esto pondría en peligro su calificación crediticia y, en consecuencia, su capacidad de obtener préstamos baratos.
Las poblaciones más vulnerables del mundo requieren el apoyo de las instituciones surgidas en Bretton Woods para recuperarse y sus países pobres puedan recuperarse y volver a avanzar en sus Objetivos de Desarrollo Sostenible: Foto: Unicef
Las instituciones de Bretton Woods deben formar parte de la solución
Bloqueada por la administración del expresidente estadounidense Donald Trump (enero 2017-enero 2021) , la probable emisión de 650 000 millones de dólares de derechos especiales de giro (DEG) del FMI sigue siendo solo la mitad de los 1000 millones de DEG (1,37 millones de dólares) que el diario económico británico The Financial Times analizó como necesarios.
Los DEG no tienen que ser reembolsados y tienen un tipo de interés muy bajo (actualmente el 0,05 %), por lo que cuestan menos que los préstamos. Suelen ser más atractivos que las subvenciones, que suelen estar sujetas a condiciones.
Aunque los 75 países de renta baja deberían recibir unos 62 000 millones de dólares en DEG, los países pobres podrían beneficiarse mucho más si los países ricos transfirieran sus DEG no utilizados a las instituciones de Breton Woods.
Además de proporcionar un alivio de la deuda, el Banco Mundial podría entonces intermediar más financiación del desarrollo a largo plazo al menor coste posible para los países prestatarios.
Como también ha argumentado variadamente laUnctad, el sistema multilateral necesita prestar mucho más a los países en desarrollo a un coste menor.
En 2019, el tipo de interés medio de la deuda multilateral con los países de renta baja fue de 1,7 %, frente a 2,5 % de los préstamos bilaterales.
Las tasas de los acreedores privados son mucho más altas.
Con el estatus de acreedor preferente (es decir, que se le reembolsa antes que a los demás), el Banco Mundial puede pedir prestado y prestar a los tipos más bajos. La forma más fácil de hacerlo es ampliando los préstamos y las garantías del Banco.
¿Banco para la recuperación y el desarrollo?
Es probable que esta semana se anuncien préstamos por valor de 500 000 millones de dólares, en su mayoría para los países más pobres, en las reuniones de primavera del FMI y el Banco Mundial. Como las instituciones de Bretton Woods pueden ofrecer condiciones mucho mejores, esto sin duda ayudará, pero se necesita urgentemente mucho más.
Si el Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento (el nombre oficial del Manco Mundial) aplica el tipo de interés actual del 1,75 % a un préstamo a 20 años, el servicio total de la deuda en 2021 y 2022 se reduciría de 90 000 a 65 000 millones de dólares, lo que supondría un ahorro de 25 000 millones de dólares para los países de renta baja que reúnen los requisitos del G20 y las instituciones de financiación del desarrollo.
Si todos los países en desarrollo se benefician, el ahorro sería mucho mayor, alrededor de 285 000 millones de dólares. Pero para ello, tanto el Fondo como el Banco tendrían que ampliar sus capacidades de préstamo con recursos adicionales.
Actualmente, demasiados países en desarrollo se ven obligados a ajustarse recortando los programas sociales y medioambientales. Al reducir los costes de los préstamos y otras exigencias, las instituciones surgidas en Bretton Woods pueden convertirse en parte de la solución, en lugar de ser parte el problema.
Anis Chowdhury, exprofesor de economía de la Universidad Occidental de Sídney que ocupó altos cargos en la ONU entre 2008 y 2015 en Nueva York y Bangkok.
Jomo Kwame Sundaram, exprofesor de economía que fue secretario general adjunto de la ONU para el Desarrollo Económico y recibió el premio Wassily Leontief por promover un pensamiento económico sin fronteras.
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