Traducido por Griselda Piñero
Christine Lagarde, directora general del FMI realizó unas declaraciones sobre Grecia y África que exigen algunas puntualizaciones. Hace treinta años, estallaba la crisis de la deuda del Tercer mundo. Empujados a endeudarse y a exportar cada vez más, los países del Sur sufrían en carne propia la fuerte alza de los tipos de interés y el derrumbe de los precios de las materias primas orquestado por los medios financieros internacionales. Por supuesto la corrupción, el autoritarismo y la megalomanía de algunos dirigentes de esos países exacerbaron las crisis, pero no las habían provocado. El continente africano fue especialmente golpeado, las condiciones de vida se deterioraron y los indicadores sociales son todavía alarmantes. Los servicios públicos de salud y educación, entre otros, fueron rebajados por las exigencias de los acreedores con la música de fondo del FMI. Interrogada sobre Grecia, Christine Lagarde declaró al diario británico The Guardian: «Pienso más en los pequeños alumnos de una escuela de una aldea de Níger que sólo tienen dos horas de clase por día, que comparten entre tres una silla y que tienen sed de aprender» [2] . Christine Lagarde no precisó que Níger ha estado sometido a las exigencias del FMI durante más de 25 años. No puede ignorar que la responsabilidad de que los niños y niñas de Níger no tengan acceso a una escolaridad normal recae en su mayor parte en el FMI.
Un cuarto de siglo más trade, Grecia fue el primero de los países de la zona euro en sufrir la sacudida de la crisis que estalló en 2007-2008. Como en el Sur, el reembolso de la deuda tuvo la prioridad absoluta para los acreedores de Grecia, en particular, para los grandes bancos privados franceses y alemanes. Por consiguiente, el FMI, la Unión Europea y el BCE impusieron al país heleno una serie de planes de austeridad totalmente dramáticos para su población. Actualmente, Grecia atraviesa una grave crisis humanitaria, además de una severísima crisis económica. El pueblo griego conoce los daños provocados por las políticas impuestas por el FMI y ha utilizado las urnas para expresar su rechazo a las políticas de austeridad después de haber recurrido a una docena de huelgas generales, y a numerosísimas manifestaciones y ocupaciones de lugares públicos.
En los comicios del 6 de mayo 2012, los electores griegos castigaron a las fuerzas de la coalición que aplicaron los planes de austeridad y se sometieron a las órdenes de la Troica (FMI, BCE y Comisión Europea). Los partidos Nueva Democracia y Pasok pagaron con el descenso de sus votos su total sumisión a los acreedores de Grecia. El LAOS, partido de extrema derecha y miembro de la coalición que estaba en el poder, prácticamente ha desaparecido de la escena pública.
Syriza, la principal coalición de la izquierda radical, se convirtió en la segunda fuerza política del país, llevando a cabo una campaña con un programa que propone el abandono de las políticas de austeridad, la cesación del reembolso y una auditoría de la deuda pública griega. También demanda la modificación completa del Tratado de funcionamiento de la Unión Europea y de los estatutos del BCE, el restablecimiento de los salarios y de las pensiones fuertemente recortados debido a los acuerdos firmados con la Troica, una fiscalidad realmente distributiva, una auditoría de los bancos y la nacionalización de los que hayan recibido ayudas públicas y, finalmente, la eliminación de la inmunidad de los parlamentarios y de otros altos cargos públicos.
Su dirigente principal, Alexis Tsipras, tuvo el coraje de proponer este viraje de 180 º para poder avanzar hacia la justicia social y devolver a Grecia su dignidad, y esto atrajo a una parte importante de la población griega, que dio su voto a los candidatos y candidatas de Syriza. Son muchos los griegos que quieren que surja un gobierno que sea tan fiel al pueblo como los anteriores gobernantes lo fueron con los responsables nacionales e internacionales de la debacle europea. La mayoría del pueblo heleno quiere permanecer en la Unión Europea y en la zona euro pero al mismo tiempo exigen que sus derechos sean respetados. Esta es la opción que también defiende Syriza, que desea desbaratar los planes de la Troica y los banqueros.
Y hete ahí la razón por la que esta opción democrática es combatida activamente en el ámbito internacional y dentro del propio país. Se trata de presentar al pueblo griego como un campeón de la irresponsabilidad, de la evasión fiscal, de la corrupción y de la pereza. Jefes de Estado y de gobierno de la UE han lanzado amenazas de sanción contra Grecia si el pueblo no eligiera lo «correcto» en la segunda vuelta de las elecciones legislativas. Esta campaña de intimidación tiene por objetivo convencer a la ciudadanía griega que debe renunciar a retomar su destino.
Christine Lagarde participa también en este proceso de denigración del pueblo griego. En la entrevista en The Guardian mencionada anteriormente, continuó refiriéndose a la infancia nigeriana que sólo tiene derecho a dos horas de clase por día: «Pienso en ellos permanentemente porque necesitan mucha más ayuda que la gente de Atenas. Y respecto a Atenas, pienso también en esas personas que tratan continuamente de eludir los impuestos.» En cuanto a la gente que intenta sobrevivir en Grecia sin empleo ni acceso a los servicios públicos, agrega «Pienso en ellos, de la misma manera. Y creo que deberían también ayudarse mutuamente, pagando todo el mundo sus impuestos».
Más allá del desconocimiento de las realidades griegas -si bien los armadores y la Iglesia ortodoxa están exonerados del pago de impuestos, no es así para la población en general que debe pagarlos, y más aún con un gran aumentó del IVA y un nuevo impuesto a la vivienda- esas declaraciones revelan por parte del FMI un profundo desprecio hacia una población, a la que supuestamente debería ayudar, que se encuentra en una situación extremadamente difícil. En primer lugar, debido a los efectos de la crisis internacional provocada por la desregulación financiera promovida en forma sistemática por el FMI. En segundo lugar, debido a las medidas impuestas desde mayo de 2010 por el mismo FMI y los dirigentes europeos.
¡La guinda en el pastel!: es interesante señalar que Christine Lagarde se beneficia de una remuneración anual de 323.257 euros, sin olvidar los 57.829 de gastos de representación, y no paga ningún impuesto sobre esos ingresos por su estatus de funcionaria internacional. Realmente es el reino de «Haz lo que digo pero no lo que hago». ¡Es demasiado, Madame Lagarde! No está usted en un sitio adecuado para dar lecciones. Muchísimos pueblos que sufren las medidas que ustedes imponen, ya sea en África, en Europa, en América Latina o en Asia continúan combatiendo con fuerza la organización que usted dirige y su línea política. Porque, Madame Lagarde, la organización que dirige debería ser eliminada y reemplazada por una nueva institución verdaderamente democrática que velara por la estabilidad monetaria, respetando los derechos humanos fundamentales. Felizmente, se está poniendo en marcha una movilización europea contra la deuda ilegítima, los planes de austeridad y el pacto presupuestario, en solidaridad con el pueblo griego y con otros pueblos también agredidos. Es la respuesta adecuada para permitir una verdadera transformación social que conlleve una ruptura con el neoliberalismo.
[1] Damien Millet es portavoz del CADTM Francia (www.cadtm.org), Eric Toussaint es presidente del CADTM Bélgica. Conjuntamente dirigieron la obra La deuda o la vida, Icaria Editorial, Barcelona, 2011.
[2] Vease: http://www.guardian.co.uk/
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso de los autores mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.