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La nueva lectura de Marx de Michael Heinrich (XV)

Formas de valor y dinero (Determinaciones económicas formales)

Fuentes: Rebelión

Seguimos en el capítulo III -«Valor, trabajo y dinero»- del libro de MH. Ocho apartados en total; el quinto de ellos: «Formas de valor y dinero (Determinaciones económicas formales)».     Recomendé la semana pasada un artículo de Alfredo Apilánez: «Los secretos del dinero: el gran desconocido». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252076 . Uno más, éste más extenso, del mismo […]

Seguimos en el capítulo III -«Valor, trabajo y dinero»- del libro de MH. Ocho apartados en total; el quinto de ellos: «Formas de valor y dinero (Determinaciones económicas formales)».  

 

Recomendé la semana pasada un artículo de Alfredo Apilánez: «Los secretos del dinero: el gran desconocido». http://www.rebelion.org/noticia.php?id=252076 . Uno más, éste más extenso, del mismo autor dividido en tres partes: «Sobre el dinero» ( Primera parte: https://trampantojosyembelecos.wordpress.com/2018/11/04/sobre-el-dinero-i/ ; segunda parte: https://trampantojosyembelecos.wordpress.com/2018/12/09/sobre-el-dinero-ii/ ; tercera parte: https://trampantojosyembelecos.wordpress.com/2018/12/22/sobre-el-dinero-iii/ ).

Añado otra recomendación importante: Manuel Martínez Llaneza, Valor y precio en Marx. A propósito de «El orden de El capital» de Fernández Liria y Alegre Zahonero http://www.rebelion.org/docs/148273.pdf

Para cuando puedan… si no tienen tiempo ahora. Guarden las referencias; valen la pena.

 

Veamos este quinto apartado de este tercer capítulo.

Marx, sostiene MH, reivindica haber realizado con el análisis de la forma de valor «algo que no ha hecho nunca la economía burguesa [ECBU]». De manera preliminar escribe el compañero de Jenny:

Cualquier persona sabe, aunque no sepa nada más, que las mercancías poseen una forma común de valor que contrasta de manera muy notoria con las variopintas formas naturales de sus valores de uso: la forma de dinero. Aquí se trata, no obstante, de realizar algo que la economía burguesa ni siquiera ha intentado, a saber, mostrar la génesis de esa forma de dinero [la cursiva es mía]  

Estas frases, comenta MH, se han entendido usualmente como si Marx quisiera exponer a un elevado nivel de abstracción el surgimiento histórico del dinero, partiendo del intercambio de productos. Pero, en este caos, señala razonablemente, su delimitación respecto a la ECBU, el intentar algo que la ECBU ni siquiera ha intentado, sería muy exagerada.

Ya en la época de Marx tales esbozos históricos-abstractos formaban parte del repertorio estándar de los economistas.  

[En nota a pie de página señala MH que muchas introducciones (que no cita) a EC entienden el análisis de la forma de valor en este sentido histórico-abstracto y por eso, en su opinión, no alcanzan el núcleo de la argumentación de Marx. Así, W.F. Haug, uno de los grandes conocedores del gran clásico marxiano (una de sus obras de introducción fue publicada en los años setenta por la editorial Materiales en traducción de Gustau Muñoz; ha sido reeditada recientemente por Laertes si no ando errado), contrapone al desarrollo histórico-real el análisis de la forma de valor, que «prepara la ley del desarrollo de la forma de valor en condiciones puras, a modo de laboratorio». También, prosigue MH, W.F. Haug se refiere de manera aprobatoria a la fórmula de Engels de que lo lógico es solo lo histórico depurado de contingencias perturbadoras (recuérdese un apartado anterior, del capítulo II: «Teoría e historia»). MH remite a la discusión que mantuvieron él y Haug en al revista Argument en 2003 y 2004 (Comentario al margen: Paco Fernández Buey publicó en la revista dirigida por Haug, Das Argument, un artículo sobre «Marxismo y anarquismo» que sigue siendo de lectura muy conveniente)].  

Cojamos de nuevo el hilo. MH vuelve a recordarnos que ya en la primera frase de EC Marx señala que no pretende analizar una mercancía precapitalista sino la mercancía en el capitalismo. Con ello, queda claro, que Marx no se refiere aquí con génesis a un surgimiento histórico del dinero sino a una relación de desarrollo conceptual: para Marx no se trata de la forma histórica del dinero, sino de la reconstrucción conceptual de la conexión entre la forma simple de valor (una mercancía expresa su valor en otra mercancía) y la forma de dinero, una conexión dentro del capitalismo actual, no en modos de producción precapitalistas. Se trata de la pregunta acerca de si el dinero es meramente un medio auxiliar práctico en una sociedad que produce mercancías (al que, en última instancia, también se podría renunciar) o si el dinero es realmente necesario.

Esta es la cuestión.

La pregunta no sólo tenía interés científico en los tiempos de Marx señala MH. Diversas corrientes socialistas aspiraban a una sociedad en la que debería seguir habiendo producción privada de mercancías pero en la que el dinero debería ser suprimido y sustituido por meros certificados o papeletas horarias en la que se anotara el rendimiento laboral de cada uno. MH señala que la demostración (es decir, la argumentación) de que la producción de mercancías y el dinero no se pueden separar pretendía servir también como críticas a esas corrientes, a esas aspiraciones mal fundadas.

Marx, resume MH, procede en tres pasos en su análisis del dinero:

1. Se desarrolla de forma analítico-formal (se prescinde de los poseedores de mercancías) la forma de equivalente general (la forma dinero) como forma del valor necesaria para el valor.

2. Se toman después en consideración las acciones de los poseedores de mercancías: el dinero real (que tiene que corresponder, señala MH, «a las determinaciones de la forma de equivalente general») surge a causa de estas acciones.

3. Se desarrollan las distintas funciones que adopta el dinero dentro de la «circulación simple» (circulación de mercancías y dinero prescindiendo del capital).

En la ECBUR, sostiene MH (el hecho de que exista el dinero se fundamenta en que sin él sería difícil organizar el intercambio de mercancías: la fundamentación se da al nivel de la acción de los poseedores de mercancías), no es posible encontrar en ningún lugar consideraciones analítico-formales sobre la conexión entre el valor y la forma de valor (y esta conexión, nos recuerda, es la génesis de la que hablaba Marx en el pasaje anterior).

MH sostiene también que muchos marxistas tienen problemas para comprender el análisis de Marx: 1. Las interpretaciones sustancialistas centran su atención generalmente (como hace la economía burguesa) en las funciones del dinero; no saben muy qué hacer con el desarrollo conceptual de la forma dinero.

2. Las interpretaciones no sustancialistas ignoran frecuentemente la diferencia entre los dos primeros pasos: el desarrollo conceptual de la forma dinero y el desarrollo conceptual del dinero.

MH nos señala que se ocupará del primer paso en esta apartado. Las restantes en las dos próximas secciones de este capítulo 3.

Marx empieza el análisis de la forma de valor con la investigación de la forma simple, singular o contingente de valor. Es la expresión del valor de una mercancía en una segunda mercancía: x de la mercancía A vale y de la mercancía B (con el célebre ejemplo marxiano: 20 varas de tela valen 1 chaqueta).

El valor de la tela es lo que debe expresarse; la chaqueta sirve como medio para expresar el valor de la tela.

Las dos mercancías tienen en la expresión de valor papeles completamente distintos para los que Marx reserva conceptos diferentes: el valor de la primera mercancía, la tela, se expresa como valor relativo (por referencia a otra cosa): se encuentra en forma relativa de valor. La segunda mercancía, la chaqueta en el ejemplo, sirve como equivalente para el valor de la primera: se encuentra en forma de equivalente.

En la expresión simple de valor solo puede expresarse en cada caso el valor de una mercancía. En nuestro ejemplo, solo se expresa el valor de la tela como una determinada cantidad de chaqueta. El valor de la chaqueta, en cambio, no se expresa.

Ahora bien, señala MH, la expresión de valor 20 varas de tela valen 1 chaqueta contiene también la expresión inversa de que 1 chaqueta vale 20 varas de tela. En este caso, la chaqueta se encuentra en forma relativa de valor y la tela en forma de equivalente.

En un valor de uso aislado no se puede aprehender el valor. Solo en la expresión de valor recibe el valor una forma objetiva. La formulación de MH: la mercancía que se encuentra en la forma de equivalente (mercancía B) actúa como la encarnación del valor de la mercancía que se encuentra en la forma relativa de valor (mercancía A). Considerada aisladamente la 2ª mercancía es un valor de uso de la misma forma que lo es la primera. Dentro de la expresión de valor, sin embargo, la 2ª mercancía (que se encuentra en forma de equivalente) representa un papel específico: no solo es una determinado valor de uso sino que su valor de uso actúa al mismo tiempo como encarnación inmediata del valor. MH cita el siguiente texto de Marx como ilustración: «En la relación de valor en que la chaqueta constituye el equivalente de la tela, la forma de la chaqueta actúa, por tanto, como forma de valor.»

Solo porque el valor adopta la forma de una chaqueta, comenta MH, recibe el valor de la tela una forma objetiva, «su valor se hace aprehensible, perceptible, mensurable: como una determinada cantidad de chaqueta». Se nos recuerda el resumen de este resultado por Marx:

La oposición interna contenida en la mercancía entre valor de uso y valor se presenta, por consiguiente, a través de una oposición externa, es decir, a través de la relación entre dos mercancías, en la que una mercancía, aquella cuyo valor debe ser expresado, actúa directamente solo como valor de uso, mientras que la otra, aquella en la cual se expresa el valor, actúa solo como valor de cambio [las cursivas son de Marx]

El valor es, por tanto, algo puramente social.

Expresa la validez igual de dos trabajos completamente diferentes. Expresa, por consiguiente, una determinada relación social.

Esta relación social, señala MH, recibe en la forma de equivalente la figura de una cosa (en el ejemplo, el valor parece ser idéntico de manera inmediata a la chaqueta). La chaqueta actúa como encarnación del valor «pero ello solo tiene lugar dentro de la expresión del valor». El hecho de que la chaqueta tenga dentro de la expresión de valor otra propiedades de las que tienen fuera de ella es todavía evidente con la chaqueta. No lo es, sin más, el caso del dinero

La forma simple de valor expresa objetivamente el valor de la mercancía A. Lo hace aprehensible y mensurable.

No obstante esta forma es todavía insuficiente: relaciona la mercancía A con una única mercancía, la B, pero todavía no la relaciona con todas las demás. Si consideremos, prosigue MH, la relación de valor de la mercancía A (tela) con todas las demás mercancías, obtenemos la forma total o desplegada del valor: 20 varas de tela valen 1 chaqueta; 20 varas de tela valen 10 libras de té; 20 varas de tela valen 40 libras de café, etc.

El valor de la tela está referido ahora a todo el mundo de las mercancías (no a una única mercancía) y al mismo tiempo se hace patente que el valor de la mercancía es indiferente a la forma particular del valor de uso en la que aparece: como encarnación del valor de la tela puede valer la chaqueta pero también las otras mercancías. Su valor es igual tanto si se representa en la chaqueta o en el café. Con ello se hace patente que la relación cuantitativa de intercambio no es en modo alguno contingente, algo que se podía apreciar aún en la forma simple de valor.

Más aún: también la forma desplegada de valor es insuficiente: la expresión de valor de la mercancía A es incompleta y no concluye nunca. Por otra parte, las expresiones de valor son totalmente heterogéneas, tenemos muchas formas particulares de equivalentes que se excluyen mutuamente.

La forma total de valor, apunta MH, no es otra cosa que una serie de formas simples de valor. Cada una de estas formas simples de valor contiene también su inversión. Si se invierte la serie de formas simples de valor, se obtiene la forma general de valor:

[1 chaqueta vale, 10 libras de té valen, 40 libras de café valen] — 20 varas de tela  

El valor de la mercancía está ahora expresado de manera simple y unitaria. El equivalente general sirve como expresión de valor para todas las otras mercancías.. Pero esta forma ofrece algo decisivo. MH cita este paso de Marx:

Ahora es el valor de cada mercancía, en tanto que igual a la tela, no solo se distingue de su propio valor de uso, sino de todo valor de uso y precisamente por eso está expresado como lo que es común a ella y a todas las demás mercancías. Solo esta forma, por tanto, relaciona efectivamente las mercancías entre sí como valores.  

La objetividad del valor, señala MH, no es un atributo que les corresponda a las mercancías aisladas. Se trata más bien de un carácter social que expresa la relación de la mercancía individual (o del trabajo individual que la produce) con todo el mundo de las mercancías (o con el trabajo social global). Por eso el valor no solo hace necesaria una forma social de valor en general, sino que hace necesaria una forma de valor que expresa ese carácter social. Esto solo se consigue con la forma general de valor.

La dimensión específicamente social de la forma general de valor se muestra también en una propiedad ulterior, una propiedad que la diferencia tanto de la forma simple de valor como de la forma desplegada. En esas dos formas de valor «es, por decirlo así, un asunto privado de la mercancía individual el darse una forma de valor». Ahora, por el contrario, prosigue MH y cita a Marx de nuevo:

La forma general de valor surge como obra común del mundo de las mercancías. Una mercancía solo adquiere expresión general de valor porque todas las demás mercancías expresan simultáneamente su valor en el mismo equivalente, y cada nuevo tipo de mercancía que aparece tiene que hacer lo mismo. Con ello se pone de manifiesto que la objetividad del valor de las mercancías, dado que es la mera «existencia social» de estas cosas, solo puede expresarse a través de su relación social con todas las demás.

Lo que aquí se pone de manifiesto, señala el filósofo alemán, no es evidente para la conciencia espontánea. Es resultado de un análisis científico: la dimensión social del valor se expresa en una forma de valor específicamente social. El valor y la magnitud, que no en realidad, una propiedad de la mercancía aislada, se pueden expresar -con ayuda el equivalente general- como si fueran tales propiedades simples. Cualitativamente el valor de la chaqueta (té, café, etc.) consisten en su igualdad con la tela; cuantitativamente el valor de la chaqueta (20 libras de té, 40 libras de café) es 20 varas de tela.

Por último, comenta MH, la forma de dinero solo se diferencia de la forma general equivalente de valor en que la forma de equivalente, por la costumbre social (Marx), se ha fundido definitivamente con la forma natural específica de una mercancía determinada (históricamente el oro; en menor medida, la plata). De esta forma dicha mercancía llega a ser la mercancía dineraria.

MH concluye este apartado señalando que la referencia a la «costumbre social» hace patente que con la forma de dinero nos encontramos en el nivel de las acciones de los poseedores de mercancías. Hasta este momento no se había hablado de ellos. Se había considerado la forma de mercancía del producto de trabajo y las relaciones de intercambio de las mercancías pero no, propiamente, los actos de intercambio de los poseedores de mercancías.

Toca hacerlo ahora.

El siguiente apartado, el VI, lleva por título: «Dinero y proceso de intercambio (actuaciones de los poseedores de mercancías)», pp. 98-100, uno de los más breves de capítulo.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.