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Cine-Brasil

Frailes torturados

Fuentes: IPS

Un hombre, cuya barba espesa impide leer sus emociones en el rostro, camina decididamente por el bosque. Usa una pequeña escalera para subir a un muro y de allí a la rama de un enorme árbol, donde ata la soga que traía oculta bajo el saco y se ahorca.

 «Batismo de sangue» (Bautismo de sangre) empieza con esa violencia que resulta de otras violencias, según se explica en el filme, con una brutalidad presentada de forma naturalista. El impacto se refuerza al saberse que las personas bárbaramente torturadas son frailes católicos de la orden de Santo Domingo.

El filme cuenta un episodio singular de las luchas contra la dictadura militar que se implantó en Brasil en 1964 y se prolongó hasta 1985. Cinco sacerdotes dominicos adhirieron a la Acción Libertadora Nacional (ALN), uno de los grupos guerrilleros más activos entre 1968 y 1972 en las grandes ciudades brasileñas.

El director, Helvecio Ratton, decidió llevar a la pantalla el libro de mismo título, cuyo autor es el conocido escritor Frei Betto, uno de los dominicos involucrados, quien publicó en 1983 las memorias de aquel período de conspiración, cárcel y torturas.

El filme cuenta los dramas de los cinco dominicos, que constituyen un grupo de apoyo al líder de ALN, Carlos Marighella.

Las informaciones que el comisario Sergio Fleury, uno de los símbolos de la represión política y la tortura durante la dictadura militar, obtuvo con apremios a los frailes Fernando e Ives conducen a la emboscada de noviembre de 1969 donde murió Marighella.

Pero el personaje central es Fray Tito de Alencar Lima, preso en la misma época y brutalmente torturado hasta intentar el suicidio en la cárcel, cortándose las venas del brazo, pero fue salvado por sus verdugos.

Las violencias físicas y sicológicas sufridas se convirtieron en un dolor permanente e insoportable. Liberado a comienzos de 1972 junto con otros 69 presos, canjeados por el embajador suizo secuestrado por guerrilleros urbanos en Río de Janeiro, Alencar Lima se exilió en Francia, tras cortos períodos de residencia en Chile y en Roma.

Los recuerdos constantes de las torturas y visiones de sus principales torturadores, Fleury y un militar, lo llevaron al suicidio. Los dominicos que permanecieron presos en Brasil hasta 1973, saldrán de la prisión algún día, decía Fray Tito, dejando entendido que en su caso no habría liberación posible.

Frei Betto, quien trabajaba como periodista antes de mudarse al sur de Brasil, donde ayudó a militantes clandestinos a salir del país, llevó 10 años para escribir sus memorias de la participación en el grupo de lucha armada, la detención, las torturas y la vida en la cárcel del grupo de dominicos, de los cuales sólo uno, enviado a Paris, no sufrió directamente la violencia represiva.

Ratton, que en el inicio de su carrera dirigió filmes destinados al público infantil, fue también una victima de la dictadura. Tuvo que exiliarse en Chile a comienzos de los años 70.

Su opción por mostrar crudamente la tortura, con los presos en el «palo de arara» (colgados de un palo metido entre los brazos atados y las piernas envueltas por los mismos brazos), choques eléctricos en todas partes del cuerpo, incluso genitales, orejas y boca, era necesaria para mostrar porque algo se rompió dentro de Fray Tito, justificó el director.

Es también indispensable revelar la realidad cruda, no «medias verdades», para que las nuevas generaciones comprendan que pasó durante el régimen militar, explicó. Por eso también algunas escenas parecen excesivamente didácticas, como las del inicio en las que el líder guerrillero explica a los religiosos los motivos y las tácticas de su lucha.

El filme no busca innovar en lenguaje cinematográfica ni emplear metáforas. Recurre a la simplicidad para describir un episodio de la historia reciente de Brasil, desde el punto de vista de un torturado, señaló ante algunas críticas sobre la forma estereotipada de retratar los represores como el comisario Fleury.

La decisión de filmar un episodio tan dramático, sobre sacerdotes dispuestos a usar la violencia en favor de los pobres y oprimidos y por eso torturados, le rindió a Ratton el premio de mejor dirección en el Festival de Brasilia del año pasado.

«Bautismo de sangre» se suma a varios filmes recientes que retratan aspectos de la resistencia a la dictadura, en general protagonizados por militantes de grupos revolucionarios.