“La CUESTIÓN es cómo definir la meta fundamental de la humanidad y de la sociedad” -François Houtart
Belga de nacimiento, pero ciudadano del mundo de corazón, al igual que Jesús de Nazaret -a quien seguía como sacerdote y teólogo de la liberación- se despojó de su rango y desde temprana edad hizo la opción preferencial por los empobrecidos de la tierra y dedicó toda su vida y sus mejores esfuerzos a fortalecer el tejido socio – organizativo de los pueblos oprimidos del orbe, hacia su liberación.
La Fundación Pueblo Indio del Ecuador, nuestra sede en Quito, lugar en el que lo acogimos con amor, vivió muy feliz durante sus últimos siete años y lo asistimos hasta que cerramos sus diáfanos, inteligentes y claro ojos, nuestra sede se convirtió en el espacio de sus encuentros y en el lugar desde el cual -por estar geográficamente “bien ubicado”- se desplazaba presuroso a atender pedidos y llamadas de casi todos los países de Abya Yala, así, tan pronto estaba en Colombia como en Perú, Venezuela, Bolivia, Argentina, Brasil o Cuba, como en Centro América, México, Europa, Medio Oriente o Asia… Para desplazarse no le pesaban si sus nueve décadas ni sus pesadas maletas siempre cargadas de libros, recuerdos y regalos.
Y estaba allí presente, como decimos “donde las papas queman”, donde había conflictos a resolver, organizaciones que fortalecer, diálogos que sostener, derechos que defender, denuncias que sustentar, mediaciones que formular. Todas las injusticias, todas las violaciones de los derechos humanos y de los pueblos ancestrales le llegaban como en carne propia; y al mismo tiempo, como ejemplar organizador dedicaba parte de su escaso tiempo a formular mesas de trabajo, seminarios, cursos, talleres o investigaciones en cantidad y variedad de temáticas.
Trabajador y luchador incansable, aportó infatigablemente a construir conciencia entre los académicos tanto en el IAEN, como en las universidades del país y del mundo. Siempre lúcido, siempre diáfano, siempre coherente con las grandes causas a las que dedicó su vida como con los principios y valores que lo guiaban.
A cuatro años de su retorno a la Casa del Padre, recordamos a François esencialmente como SER HUMANO de amistad fecunda, de sonrisa ancha, de mano siempre extendida. Recordamos a François, como ese erudito intelectual orgánico lleno de ciencia y sabiduría, que, desde su especialización en sociología y en sociología de la religión, y analista marxista, fue formador de formadores y contribuyó con sus estudios no sólo a la academia, sino sobre todo a los pueblos en lucha, con aportes invaluables que quedan como hitos, como referentes imprescindibles que alimentan la lucha social y la formación de cuadros tan necesarios en esta crítica hora que vive el planeta.
Múltiples son los aportes de la multifacética y enorme talla humana e intelectual de François, maestro, amigo y hermano de fe y de lucha. Entre sus afanes y preocupaciones se destacan temas como, el “Bien Común de la Humanidad”; el rol de las religiones en el mundo; la crítica al neoliberalismo y sus nefastas consecuencias; la construcción de nuevos paradigmas para que otro mundo sea posible; el aporte de las naciones originarias al mundo; el Sumak Kawsay; la acción de los genuinos movimientos sociales; el pensamiento crítico; la deslegitimación del capitalismo y su lógica devastadora del planeta y de los pueblos; la construcción del postcapitalismo; el problema ecológico y ambiental; el cambio climático; el agotamiento de la madre naturaleza especialmente de la Amazonía; la pérdida creciente de biodiversidad en el planeta; el agua; la tierra; los agrocombustibles; la agricultura familiar indígena y campesina; los Tratados de Libre Comercio, la Troika, la Otán…
Francois Houtart hombre grande por ser humilde y humilde por ser GRANDE fue Profesor en la Universidad Católica de Lovaina, fundador del Centro Tricontinental (CETRI) y de la revista «Alternatives Sud». Él es una figura reconocida del movimiento altermundista y mentor del Foro Social Mundial.
Nidia Arrobo Rodas: Fundación Pueblo Indio del Ecuador