La astucia del zorro para esconderse y camuflarse a fin de robar gallinas, es proverbial. Igualmente es conocida la astucia de la derecha ecuatoriana para robar votos y resultados en los procesos electorales. Siempre lo hizo y en ese campo se destaca, más que otros, el Partido Social Cristiano. Basta recordar el gran fraude nacional […]
La astucia del zorro para esconderse y camuflarse a fin de robar gallinas, es proverbial. Igualmente es conocida la astucia de la derecha ecuatoriana para robar votos y resultados en los procesos electorales. Siempre lo hizo y en ese campo se destaca, más que otros, el Partido Social Cristiano.
Basta recordar el gran fraude nacional que llevó a la presidencia al fundador de dicha secta política, Camilo Ponce Enríquez, en 1956 derrotando mañosamente al candidato del Frente Democrático, el liberal Raúl Clemente Huerta, cierto que con la ayuda del presidente Velasco Ibarra, quien vociferó a los cuatro vientos su famosa consigna: «O yo trituro al Frente o el Frente me tritura a mí». Por cierto, el Frente fue triturado.
Se inauguró así el primer gobierno socialcristiano de la historia, que se caracterizó por una corrupción universal, jamás vista, y que se llenó las manos con la sangre del pueblo guayaquileño, brutalmente masacrado el 3 de junio de 1959. Luego vendría con Febres Cordero el segundo gobierno socialcristiano, mientras hoy se prepara el tercero con Jaime Nebot, cuyo camino lo viene asfaltando Lenín Moreno, y como parte del cual estamos viviendo el fraudulento proceso electoral al que fuimos arrastrados el 24 de marzo reciente por el Consejo transitorio que dirige Julio César Trujillo, y a la vez, por ese club de amigos en discordia que se llama Consejo Nacional Electoral (CNE).
Pero ahora le falló la astucia al zorro, pues le brotaron diez orejas que le hacen fácilmente reconocible desde lejos. Y son estas: 1. La prematura campaña de Trujillo para desaparecer el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS), evento fundamental de las elecciones de esa fecha, convocado por mandato de la Consulta Popular del 4 de febrero de 2018. 2. La reticencia del CNE para llamar oportunamente a la misión técnica de veedores de la OEA, reclamada por Graciela Mora y otros candidatos. 3. La división en tres de las papeletas para la elección del CPCCS: 28 candidatos hombres, de los cuales se debía escoger 3; 11 candidatas mujeres, para seleccionar 3, y 4 candidatos para Nacionalidades, a escoger 1, con lo que se completa la nómina de 7 consejeros requeridos por la ley. Esto, cuando las tres secciones debían constituirse en una sola papeleta, facilitaba la manipulación y el fraude al menos en las dos menores señaladas. 4. La intimidación de parte del CNE a los seis candidatos acusados de «correístas» por haber figurado en la famosa «polla participativa», en que el ex presidente Rafael Correa aparecía diciendo que él votaría por dichas candidaturas. Intimidación que no se hizo a quienes asomaban en similares «pollas » socialcristianas, con Rosa Chalá u otras candidatas abrazadas con Nebot en sendas fotos. 5. La negativa del CNE a escrutar primero los votos para el CPCCS, que era la única votación nacional e internacional, mientras las demás eran seccionales (alcaldes, prefectos, etc.), lo que por fuerza determinaba que el conteo para el Consejo se hiciera en altas horas de la noche, al día siguiente… o nunca. 6. Los apagones eléctricos e informáticos, constatados por los propios miembros del CNE y por veedores de la OEA, durante los cuales se pudo manipular fácilmente los resultados. 7. El acoso «amistoso» que sufrieron candidatas y candidatos por parte de allegados al gobierno y a la derecha para que comprometieran sus votos o silenciaran su palabra, acoso que fue denunciado inútilmente en reuniones con el CNE. 8. Omisión de envío de papeletas para la elección de mujeres en casos de cantones como Gualaceo y otros del Azuay. 9. Igualmente, menor número de papeletas, en general, para el CPCCS, respecto de las destinadas a las elecciones seccionales, cuando el número de votantes era exactamente igual para el uno y el otro caso. 10. Rechazo a veedores acreditados por diversos candidatos, e incluso atropello a varios de ellos por parte de elementos de la fuerza pública o autoridades de mesa.
He allí un ligero retrato de las diez orejas de este zorro político que fracasó en su astucia el 24 de marzo. Esperemos unos días, que a lo mejor no son diez sino cien las orejas a descubrirse, esto mientras Trujillo, acompañado por Rosalía Arteaga, la conspicua golpista del Carnavalazo de 1997, galopa por todo el país en cumplimiento de la patriótica misión que se ha impuesto: acabar definitivamente con la participación ciudadana para que retornen los dorados tiempos de la partidocracia que se repartía las instituciones de la patria como una res despedazada.
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