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Fútbol digital o fútbol digitado

Fuentes: Rebelión

Los tiempos modernos vienen anulando a la quimera de la belleza que tiene el fútbol, el mundial nos ha mostrado más de lo mismo, sólo que un poco más rápido y más elaborado. Si bien se ha manejado un eslogan en contra de la discriminación racial, el carácter comercial de la FIFA ha repetido el […]

Los tiempos modernos vienen anulando a la quimera de la belleza que tiene el fútbol, el mundial nos ha mostrado más de lo mismo, sólo que un poco más rápido y más elaborado. Si bien se ha manejado un eslogan en contra de la discriminación racial, el carácter comercial de la FIFA ha repetido el sutil amague a la justicia, haciendo posible la clasificación de los equipos más comerciales de Europa.

La derrota de Paraguay frente a España, con un gol anulado a través de una posición adelantada inexistente, un penal con invasión de área no repetido, fueron las sutilezas digitadas para dejar fuera a un equipo poco comercial.

Uruguay sufrió más de lo mismo, evitaron que sus delanteros convirtieran goles cobrando posiciones adelantadas inexistentes, sin embargo Holanda hizo un segundo gol en posición adelantada no sancionada.

Los equipos sudamericanos despertaron grandes esperanzas y expectativas, un inicio sorprendente y un final, salvo Uruguay y Paraguay, desconcertante. El continente africano, pronosticado por Pele como el futuro del fútbol, mostró muy poco y demostró su dependencia de la visión europea de cómo jugarlo.

La mentalidad colonizada de muchos técnicos del tercer mundo cayó en querer ser europeos, buscar un fútbol esquemático basado en la capacidad física y la estrategia táctica, algunos intentando esquemas híbridos o mestizos, esta receta ha sido peor que la enfermedad y aun no ha logrado mucho y ha aportado muy poco al popular deporte.

Los equipos europeos, los que se clasifican casi siempre, repitieron la rutina, eliminaron a sus vecinos débiles e ingresaron en la recta final, entre sutilezas de la FIFA y su pelota de mala calidad, avanzaron a tropezones futbolísticos llegando a la final con su sutil «offside» en la historia nominado progreso, añadieron a su juego monótono la creatividad y algo del juego bonito sudamericano, están en las finales con aquello que Brasil renunció y Argentina no supo resaltar; el juego bonito y el buen trato a la pelota, el jugar al futbol bailando al rival en una bella fiesta del fútbol, los sudamericanos dejaron que lo hicieran los otros, los rígidos alemanes, los mecánicos holandeses y los litúrgicos españoles.

La FIFA una vez más se hizo de otro mundial, eludió los peligrosos avances de la tecnología, como quien defiende los valores naturales del deporte, con amagues eufemísticos, dejando en el camino la ciencia digital y digitando a gusto, con su mano de Dios, los resultados y el futuro del deporte más popular del planeta.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.