Los jefes de gobierno de los siete países más industrializados del mundo se reunieron en el castillo bávaro de Elmau, su agenda de discusión incluyó poner un tope al precio del petróleo ruso y prohibir las importaciones rusas de oro. Esos delirios provienen de los países que siempre sermonean sobre precios de mercado, libertad comercial y ahora sobre un orden internacional basado en reglas. Ambas aspiraciones violan las reglas de la Organización Mundial del Comercio.
Para colmo son delirios por ser aspiraciones irrealizables. Desconocer la realidad en grupo es un síntoma de locura colectiva.
En Elmau la banda de los 7 dio prueba pública de estar fuera de la realidad, de sufrir un delirio colectivo.
Su delirio es un grave problema más para el resto del mundo. Esa banda de locos dirige la política exterior del mundo occidental cuya expresión militar es la OTAN.
La OTAN dice ser la organización de defensa colectiva de países atlánticos, La realidad es muy diferente, porque la OTAN es campeona mundial en invasión a países y muerte de civiles, infraestructuras civiles destruidas. Esa organización destructiva reunida en Madrid sufrió otro delirio. Sin aprender de su derrota en Afganistán quiere ahora defender el norte del Atlántico en el Mar de China. Es un delirio colectivo con olvido de geografía.
El Departamento del Tesoro de EE. UU. emitirá una determinación el martes próximo (06 /09) para prohibir la importación de oro ruso a EE. UU., eso según la fuente de CNN «aislaría aún más a Rusia de la economía global impidiendo su participación en el mercado del oro» (a rules based worl dorder, dicen ellos).
Esa prohibición es plausible porque las dos grandes bolsas donde se comercia el oro están en Londres y Nueva York. Eso no impide que la negociación directa del oro que produce Rusia la haga con los dos principales compradores de oro: China e India.
La participación del G-7 en la economía mundial cayó a menos del 40% del movimiento económico mundial en 2021 desde más del 60% en la década de 1980 cuando se formó el grupo imperialista llamado G-7, por brevedad. La capacidad del G-7 para controlar e influir en el sistema económico y comercial mundial está siendo desplazada, desde el 2008, por el Grupo de los BRICS (Brasil, Rusia, India, China, Suráfrica).
La demanda mundial del oro es casi fija y es una de las ventajas del oro. La abstención de vender oro ruso en Londres y Nueva York es factible. Aunque en un momento de crisis internacional con potencial bélico los precios y la demanda del oro se disparan. En tal circunstancia los países exportadores de oro no necesitan la intermediación de las bolsas para vender ni para cotizar precios.
Desde la operación militar rusa en Ucrania Estados Unidos y algunos de sus aliados impusieron un embargo sobre las exportaciones de gas y petróleo rusos, en un esfuerzo por maximizar la presión sobre Rusia, algo seguido por la UE cuando acordó prohibir la mayoría de las importaciones de petróleo ruso para finales de año. Esas medidas de sanciones destinadas a privar a Rusia de los ingresos del petróleo y el gas han resultado contraproducentes.
Según los datos de la AIE, los ingresos por exportaciones de petróleo de Rusia aumentaron en $ 17 millardos en mayo 2022 y llegaron a aumentar en cerca de $ 20 millardos, muy por encima del promedio de 2021 que fue de unos US$ 15 millardos. El resultado de la abstención de comprar gas o petróleo rusos ha sido favorable para Rusia que gana más dinero vendiendo un menor volumen. Un dinero que ahora es imposible de confiscar, como hicieron antes cerca de la mitad de las reservas rusas depositadas en el extranjero, porque Rusia ahora sólo vende energía contra pago en rublos que guarda en su Banco Central.
La idea de crear un cártel de compradores de petróleo, con el objetivo de mantener el suministro de petróleo ruso en el mercado y evitar una nueva subida de precios que aumente los ingresos de Rusia poniendo un tope en los precios del petróleo ruso puede sonar como una gran idea para Occidente cuando se trata de frenar los ingresos de Moscú, pero implementar tal tope de precios es solo una fantasía irreal porque el G-7 no puede imponer sus decisiones a los principales importadores de petróleo del mundo ni darles órdenes.
El problema es que las naciones del G-7 ya no son los principales compradores ni tienen la calificación o el poder de mercado para dictar precios en el comercio de energía entre China, India y Rusia.
Los medios occidentales especulan con la idea de que Occidente podría imponer dicho tope manipulando los precios a través del seguro de transporte marítimo.
La abstención de comprar oro ruso sirve para aumentar las reservas rusas de oro, reservas que incrementan el valor del rublo, porque ahora el rublo tiene respaldo en un patrón oro, 5.000 rublos (US$ 53) garantizan la compra de 1 gramo de oro.
Al pretender poner un tope al precio del petróleo ruso, los gobernantes sentados en el G-7 de Baviera han demostrado un total desconocimiento de la realidad económica y política. El oro tiene una demanda mundial más o menos fija (una de sus virtudes). Ese no es el caso del petróleo o del gas cuya demanda mundial a es variable, según necesidades.
Que la banda reunida en Baviera haya pensado poder poner un precio tope al petróleo y gas rusos y hacerlo justo antes del próximo invierno es muestra clara de su delirio colectivo, pues están bien lejos de la realidad. Ayer Rusia los despertó con una simple notificación de Gazprom. No queremos venderles más gas ni petróleo. Eso significa que, en Occidente, Europa en particular, el próximo invierno y puede que todo el próximo año serán muy inestables en lo económico y lo político. Vendrán tumultos interminables. Hay ironía en ese final, porque la Alemania Imperial perdió la Primera Guerra Mundial por los tumultos orquestados en Berlín en 1918 por los agentes anglosajones (primera revolución de color), será la crisis terminal convulsiva de una hegemonía norteamericana sobre el mundo que dura desde entonces.
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