No solo debemos enfrentar la pandemia sanitaria sino también la pandemia del ajuste de un gobierno que hunde al país entre una grave depresión económica y la represión.
Paso a paso, el gobierno de Lenín Moreno sigue su marcha neoliberal. El cobarde gobierno aprovecha la cuarentena asociada al coronavirus para cristalizar varias medidas –inconstitucionales– que agravan la tragedia de nuestro pueblo. No solo debemos enfrentar la pandemia sanitaria sino también la pandemia del ajuste de un gobierno que hunde al país entre una grave depresión económica y la represión.
El cobarde gobierno se protege al extender el estado de excepción y es apoyado por la abierta complicidad de grandes medios de comunicación privados y gubernamentales. Así, se vuelven realidad las ansiadas metas de la inhumana teología neoliberal.
Como pocas veces en la historia nacional, el capital impone brutalmente sus condiciones al trabajo. El mundo laboral se flexibiliza –junto con la Naturaleza– bajo el pretexto de recuperar la “competitividad” y salvaguardar los empleos.
Sin solidaridad ni humanidad alguna, se aprobó la Ley Humanitaria COVID 19, imponiendo los “acuerdos privados”. Esa ley permite que patronos y trabajadores, pisando otras leyes y la Constitución, lleguen a “arreglos satisfactorios” en un mundo donde el más fuerte –incluso con las leyes– se impone sobre el más débil. En paralelo, para parte del sector público (excepto salud, policía y FFAA) se reduce la jornada laboral –y los ingresos– en dos horas y en una hora para docentes.
La flexibilización laboral puede debilitar drásticamente la demanda agregada, debilitar las cadenas de pago, provocar graves problemas finacieros y, en suma, empeorar la crisis económica. El pueblo terminará debatiéndose entre mayor pobreza y miseria, todo para recuperar la acumulación de los patronos. Al aumentar el desempleo y reducirse los ingresos, hasta el financiamiento del Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS) se afectará. La Ley de Ordenamiento de las Finanzas Públicas completa el paquetazo legal al otorgar al Ministerio de Finanzas un “suprapoder” presupuestario (incluso sobre la seguridad). Así, un ministerio con funcionarios no elegidos popularmente serían el verdadero ente rector de la vida económica y política nacional.
A la par, desoyendo el clamor de Octubre, el morenismo aprovecha el hundimiento de los precios del petróleo para desarmar los subsidios a los combustibles. La estrategia: liberalizar los precios; algo que por ahora ofrece combustibles baratos, pero que cuando el crudo mejore sus cotizaciones internacionales, encarecerá la gasolina y el diésel. El impacto se sentirá, sobre todo, a través de un transporte más caro que golpeará los bolsillos de las familias ecuatorianas. Esta medida se tomó sin criterios sociales, ecológicos, productivos… solo apuros fiscalistas creados, sobre todo, por el servicio de la deuda externa.
Por cierto, el discurso presidencial encubrió con mentiras a la deuda, pues el pago de los intereses de los Bonos Global 2020 no era necesario para acceder a los créditos de emergencia de los organismos multilaterales (otorgados a muchos otros países a más del Ecuador). No olvidemos que, en medio de la muerte, tragedia y desesperación de miles de familias a causa de la pandemia, el gobierno atendió la deuda y no la salud.
Para completar el cuadro, se desaparece y liquida a un grupo de entidades y empresas públicas sin ningún estudio previo, y se anuncia la monetización -léase privatización- de otro grupo de empresas públicas (a más del baratillo de nuestros recursos naturales, sobre todo minerales). La reducción/destrucción del Estado es el gran objetivo neoliberal, sin importar que en este momento es crucial la presencia de un Estado social, ágil y democrático –en ningún caso represor– para superar la crisis y cambiar de rumbo. De hecho, en diversos rincones del mundo ya se observa una gran presencia estatal para enfrentar la crisis económica global que se ha agravado a causa del coronavirus.
Este perverso ajuste económico, insolidario, suicida, ambientalmente depredador, ahondará la recesión y el deterioro de la vida del pueblo. A cambio, se consolidan las condiciones para que el capital recupere una mayor capacidad de acumulación en medio de esta grave crisis nacional: con seguridad la mayor crisis que ha vivido nuestra República.
Tanta ignominia, irresponsabilidad, egoísmo y desprecio por la vida son intolerables. Sin caer en la trampa de quienes solo buscan el caos para protegerse de la justicia, es hora de gritar ¡no va más este gobierno hambreador y criminal!
Mayo 20, 2020
Comisión de Vivencia Fe y Política. COVIFEP.
Responsables: Pablo Ospina y Xavier Guachamin.
Comuna.
Responsable: Natalia Sierra.
Movimiento Revolucionario de los Trabajadores. MRT.
Responsable: Fernando López Romero.
Montecristi Vive.
Responsable: Juan Cuvi.
Fuente: https://ecuadornoticias.org/gobierno-criminal-no-va-mas/