Desde una óptica retrospectiva, quien salió vencedor pinta su trayectoria de glorias. Cuando se cumplen aniversarios redondos como 1964, 1968, por ejemplo, parece que nadie de las elites estaba a favor del golpe y de la dictadura militar. Parece que nosotros éramos reconocidos por los diarios la Folha , por el Estadão, por el […]
Desde una óptica retrospectiva, quien salió vencedor pinta su trayectoria de glorias. Cuando se cumplen aniversarios redondos como 1964, 1968, por ejemplo, parece que nadie de las elites estaba a favor del golpe y de la dictadura militar. Parece que nosotros éramos reconocidos por los diarios la Folha , por el Estadão, por el Globo, como luchadores de la libertad, de la democracia, contra la tiranía militar.
Es muy poco glorioso haber concitado el golpe, haber apoyado el golpe militar que terminó con la democracia política en Brasil, haber pactado con la tortura, las desapariciones, las ejecuciones, por el silencio, por la reproducción de las versiones mentirosas de la dictadura.
La fabricación a posteriori de los hechos es tal, que el diario Estadão llega a hablar del «golpe militar de 1968», como si lo que sucedió en 1964 fuese la sustitución de un presidente que habría huido, dejando libre el cargo de presidente, que fue suavemente ocupado por un general de 4 estrellas, Castello Branco. El supuesto carácter liberal de este militar golpista haría que el golpe, para la prensa solidaria a la dictadura, viniera solo con el AI-5 [1] . Para el pueblo y para la democracia, la dictadura había comenzado el primer día del golpe y siguió así por 21 años.
«Al diablo los pruritos de conciencia»: con esas palabras el entonces coronel Jarbas Passarinho justificó su firma del AI-5, la autorización para que todas las arbitrariedades fuesen puestas en práctica, del secuestro y desaparición a la tortura, llegando a los llamados «decretos secretos», a los que el pueblo pasó a estar sometido, sin siquiera tener el derecho de saber acerca de su contenido. Todo en nombre de la «defensa de la libertad y de la democracia».
Como él, tantos políticos de la dictadura militar – además de los diarios que apoyaron el golpe militar -, como Marco Maciel, José Sarney, Jorge Bornhausen – siguen en su pose de demócratas, como si no hubiesen sido adeptos de la mayor violencia contra la democracia cometida en la historia brasilera.
Todos esos políticos, los responsables en las FFAA por los monstruosos ataques a la democracia y al pueblo brasilero, los empresarios que lucraron con el régimen de terror y las empresas mediáticas que apoyaron el golpe y la instauración de la dictadura – deberían estar en el banco de los acusados, por el mas brutal crimen cometido contra el Brasil en toda su historia.
Las versiones mentirosas que difunden ahora no pueden borrar el papel que tuvieron. Si tuviesen coraje, los diarios deberían republicar los editoriales y los titulares en que llamaban al golpe y apoyaron el movimiento militar. Tratan de correr el debate para la censura posterior que sufrieron, sin decir como se constituyó el régimen dictatorial y qué papel tuvieron en su instauración, en la deposición de un gobierno legítimamente electo, en la destrucción de los sindicatos, de las entidades sociales y culturales democráticas, en la liquidación del único diario que no apoyó el golpe: Última Hora.
El silencio sobre lo que publicaban en aquel período confirma su culpa y los condena a no poder hablar nunca más de democracia y de libertad antes de hacer una autocrítica acerca del papel nefasto que tuvieron.
Texto en portugués: www.cartamaior.com.br Traducción Insurrectasypunto
Texto en español: www.insurrectasypunto.org