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Teatro-Venezuela

Gozos sin sombras

Fuentes: Ips

Cuando cae la noche en la tropical ciudad de Barcelona, sobre el mar Caribe, miles de venezolanos avanzan hacia plazas, teatros y calles para deleitarse con espectáculos como los que vieron sus padres hace tres décadas, cuando comenzó el Festival de Teatro de Oriente.

 «Son 30 años ininterrumpidos de festival, consolidado gracias al entusiasmo de la gente que se desborda en cada jornada y ya por todo el país, pues llevamos los grupos a 11 de los 23 estados» venezolanos, dijo a IPS el director de este encuentro teatral, Kiddio España.

Nada de confundirse con su nombre para tomarlo como una fiesta local, pues 28 grupos del extranjero acudieron al que desde hace una década es festival internacional, entre ellos Pesquisa Serpiente, de Angola, Krapp, Acteón y Bacante, de Argentina, Bath Risolieu, de Brasil, La Candelaria y Luz de Luna, de Colombia, y Morón y Buscón, de Cuba.

También se hicieron presente los elencos de Simurgh, de Bolivia, Yuyachkani, de Perú, Malayerba, de Ecuador, Carromato, de República Checa, Assemblea Teatro, de Italia, un grupo del estadounidense Instituto de Arte Internacional, El Canto de la Cabra, de España, La Stravagante, de Francia, y el Arte Zaguán, de Chile.

«Hemos avanzado mucho desde que en 1976 comenzamos este movimiento teatral en Venezuela. Sobre todo por el empuje del público, que se ha formado, desde los sectores sociales mejor ubicados hasta los sectores populares», dijo España.

El promotor reconoce que ha sido decisivo para sostener la aventura del festival el soporte estatal, que este año llegó a 700.000 dólares para ayudar a traer grupos del exterior.

Por estos días de octubre la gente del teatro en Venezuela también celebra como propio el éxito del Miami World Theater (Teatro del Mundo de Miami), en Estados Unidos, organizado como si se tratase de una pieza de exportación por los conductores del Festival Internacional de Teatro de Caracas.

El Festival de Caracas, que se realiza cada dos años, desarrolló su edición número 15 en abril de 2004, unas semanas después de que opositores al presidente Hugo Chávez levantaran barricadas en varias zonas de la capital y otras ciudades del país. De ese modo, el tradicional encuentro teatral probó ser un bálsamo de diversión y cultura en medio de la crisis política.

El equipo venezolano llevó a Miami las agrupaciones Theatre Tatoo y Groupe F, de Francia, Strange Fruit, de Australia, Les Deux Mondes, de Canadá, el estadounidense Joe Goode Performance Group, y el flamenco del español Rafael Amargo, amén del mismo Grupo Teatral Caracas.

«Nuestro objetivo es convertir a Miami en la sede de unos de los principales festivales de teatro del mundo», dijo Carmen Ramia, cabeza del equipo que lo organizará, anualmente a partir de ahora, y quien ha dirigido el festival caraqueño.

Los boletos para las escenificaciones en Miami costaron entre 25 y 65 dólares, en distintos teatros, pero, siguiendo la costumbre de los festivales de Caracas y de Oriente, hubo funciones gratuitas al aire libre –en Lummus Park y en Lincoln Road de Miami– para familiarizar al público con el naciente fasto.

Miami «tiene una personalidad multicultural y es un destino turístico de primer orden. Hemos iniciado esta aventura teatral y creemos que aquí las artes escénicas se desarrollarán intensamente en el futuro», insistió Ramia.

Mientras y poco antes, a fines de septiembre y primeros días de octubre, Caracas y 12 plazas de provincia fueron sede del primer Festival de Monólogos, que también ganó el reconocimiento internacional al mostrar en su cartilla nada menos que a la argentina Norma Aleandro, quien presentó su espectáculo «Sobre el amor y otros cuentos».

También se presentaron Juan Sasiaín, de Argentina, Arturo Rossel, de Chile, María Beatriz Vergara, de Ecuador. Fanny Mickey, de Colombia, Maria-Louise Delanoy, de Bélgica, y José Antonio Alonso, de Cuba.

«Una característica de nuestro panorama teatral es que hace décadas casi todo se hacía en Caracas y en la provincia (interior) aparecía sólo algún grupo diletante. Ahora eso no es así, el país resulta cruzado por propuestas teatrales interesantes», sostuvo España.

Finalmente, la concesión este año del premio Nobel de Literatura al dramaturgo británico Harold Pinter ha sido ocasión para recordar que desde 1967 grupos locales llevaron obras suyas a las tablas, concretamente «El conserje», a cargo del Teatro Universitario de Mérida (sudoeste), y en Caracas en 1968 el Nuevo Grupo escenificó «El regreso al hogar».