Por una feliz iniciativa del partido del Trabajo se presenta aquí una biografía a dos voces de un líder revolucionario, un combatiente por el futuro de nuestros pueblos que sigue batallando desde sus ideas y ejemplo. Este libro, Cien horas con Fidel, y el libro Fidel Castro Ruz, guerrillero del tiempo, ambos reúnen la mayor […]
Por una feliz iniciativa del partido del Trabajo se presenta aquí una biografía a dos voces de un líder revolucionario, un combatiente por el futuro de nuestros pueblos que sigue batallando desde sus ideas y ejemplo. Este libro, Cien horas con Fidel, y el libro Fidel Castro Ruz, guerrillero del tiempo, ambos reúnen la mayor información sobre su trayectoria que conocemos.
En una síntesis de su recorrido vital, tendríamos que señalar:
Que comprendió desde el primer día del golpe de Estado del tirano Batista, en 1952, que el momento era revolucionario y no de la política tradicional y en consecuencia encaminó su accionar en ese sentido.
Que organizó, sin que los aparatos de inteligencia y represión de la dictadura y del imperialismo lo detectaran, un movimiento revolucionario que asaltó la segunda fortaleza militar del país, el cuartel Moncada.
Que convirtió su alegato de defensa, conocido como «La historia me absolverá», en el programa de la Revolución y en una denuncia a los crímenes de la dictadura.
Que desde la cárcel mantuvo organizado el movimiento que gestó.
Que no aceptó transigir con los principios para aceptar una amnistía.
Que al salir de la cárcel creó la organización política-militar más eficaz para combatir a la tiranía: El Movimiento 26 de Julio.
Que empeñó su palabra y la cumplió, de retornar a la patria en 1956 para continuar la lucha armada.
Que fundó el Ejército Rebelde, cuyo accionar derrotó militarmente al ejército de la tiranía.
Que fue el artífice de la primera Revolución socialista de liberación nacional en el mundo occidental y cristiano.
Que estuvo al frente de las fuerzas que ocasionaron la primera derrota del imperialismo en América: la victoria de Playa Girón.
Que ha practicado el internacionalismo más consecuente. Haciendo realidad el concepto martiano de que patria es humanidad.
Que supo encontrar las vías y métodos para mantener la llama viva del socialismo en las circunstancias más difíciles por las que ha atravesado la Revolución Cubana en su historia, el llamado período especial.
Que frente a los ejércitos de la muerte del imperio ha creado un ejército de la vida en el cual miles de médicos cubanos prestan servicios en decenas de países.
Por esa y muchas razones más su nombre se identifica con la Patria cubana y con la lucha revolucionaria a escala internacional.
Nos reúne aquí la única forma de homenaje posible a un grande, aprender de él para actuar en el futuro, la primera enseñanza de Fidel se concreta en una palabra: luchar, siempre luchar y no aceptar los reveses, sino levantarse sobre ellos para continuar luchando contra el imperialismo y sus servidores nativos para alcanzar victorias parciales o totales.
Vivimos un momento «thermidoriano» de la historia en que se ha instaurado un fascismo subliminal en el centro del imperio que solo concibe países vasallos en el mundo.
La lucha no puede no puede ser de contingentes aislados, hay que luchar por la unidad de acción con otras fuerzas empeñadas en ese combate. Unidad no quiere decir fusión, lo importante es ir coordinando acciones, buscar siempre lo que nos une en la marcha hacia el futuro.
En la lucha no se puede olvidar que el actor principal son las masas, esa es una enseñanza que nos dejó Fidel. Trabajar con las masas, actuar dentro de ellas y con ellas, solo así hay posibilidad de victorias, que pueden ser parciales, pero cada una de ella nos puede acercar al futuro.
Hay una enseñanza de Fidel invaluable: la práctica de la solidaridad consecuente, lo acompañó desde que era un estudiante universitario y estuvo presente en toda su vida.
Hay procesos políticos en el continente con los que tenemos deberes solidarios: Venezuela, Bolivia y Ecuador.
El llamado de la hora nos dice que, en estos momentos, en ellos está el fiel de nuestro continente. Contra ellos se mueve todo el aparato subversivo del imperio en respaldo a la oligarquía local, a los que acompaña la prensa corporativa como punta de lanza del pasado que quiere retornar. También debemos tener presentes a Nicaragua y El Salvador, contra los que maniobran las oligarquías locales respaldadas por el imperio.
Es deber nuestro la solidaridad activa con ellos.
Hay un factor transversalmente a todos los anteriores: la batalla de ideas.
En este terreno tenemos que decir que el enemigo está en casa cada vez que encendemos el televisor. Esto es válido para todos los países de Nuestra América. Basta pasar revista a las series televisivas, los programas de entretenimientos, los dibujos animados dirigidos al público infantil y podemos comprobar que más del 60 % de todos ellos son producidos en Estados Unidos o tienen factura similar a los programas de ese país.
Esta es una de sus armas más poderosas, destinada por una parte a ganar las mentes y los corazones y también a propiciar una vía de escape de las tensiones de la realidad que puede convertirse en rebeldía. El imperialismo no solo trata de imponer un pensamiento único, también trata de que no se piense. Ojo no estamos diciendo que no se vea televisión, ni programas de entretenimientos, estamos señalando armas del enemigo a las que hacer frente inteligentemente.
Urge más que nuca acompañar nuestras acciones con una labor de concienciación, eso no se puede hacer con discursos vacíos, actuar y educar trasmitiendo nuestras ideas de forma atractiva, buscando el lenguaje adecuado y usando los recursos que las TIC ponen a nuestra disposición.
Fidel nos llama a continuar la batalla asimilando sus enseñanzas.
Gracias Fidel por tu ejemplo y por señalarnos caminos.
Hasta la victoria siempre.
Muchas gracias
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