A LA SALIDA de la reunión bianual de las autoridades financieras del G-7, el mago malhadado Alan Greenspan, «gobernador» de la Reserva Federal, le confesó al ministro francés de Finanzas, Thierry Breton, que «Estados Unidos había perdido el control del déficit presupuestal» debido a que el Congreso autorizó gastos excesivos cuando el manejo de la deuda ya no representa una prioridad (The Independent, 26 de septiembre).
Q UIZA EN EL umbral de su jubilación nada gloriosa, el tecnócrata monetarista centralbanquista Greenspan no esté enterado sobre la sabiduría política de las naciones cuando la gobernabilidad antecede cualquier prioridad, ya no se diga en la coyuntura delicada en que la Casa Blanca hace agua (sin contar la derrota geoestratégica en Irak y el empantanamiento en Afganistán): desde la forma racista en que Baby Bush «dirigió» el «socorro» a Nueva Orleáns, pasando por la intensificación de la investigación judicial del Cheneygate (la fetidez de la filtración vengativa desde la oficina del vicepresidente Cheney de la identidad de Valerie Palme como agente encubierta de la CIA), hasta el juicio del corruptísimo republicano texano Tom DeLay, un superfanático fundamentalista cristiano, defenestrado como líder camaral. Las redes mafiosas del delincuente DeLay alcanzaron a sus 79 años de edad a la reina del modelo neoliberal global, la británica Maggie Thatcher (Daily Mirror, 3 de octubre).
LA SECCION DE negocios del rotativo británico The Guardian (primero de octubre) no puede ocultar que la «economía más grande del mundo está a punto de sufrir un accidente». Los inversionistas extranjeros, quienes han subsidiado hasta ahora los déficit de Estados Unidos mediante la compra de sus activos, pueden haber llegado al límite de tolerancia y empezar a cambiar sus preferencias por otros instrumentos más atractivos (y seguros), lo cual desembocaría en una abrupta caída del dólar.
CURIOSAMENTE, ESTAS advertencias fueron también lanzadas por el ex presidente Bill Clinton, en una dura crítica a la presente administración bushiana por el pésimo manejo del rescate de Nueva Orleáns, al señalar que Estados Unidos no podía depender de la buena voluntad de sus acreedores asiáticos.
EL EXODO MONETARIO se ha acelerado; después de que Arabia Saudita retiró alrededor de 300 mil millones de dólares de la banca de Estados Unidos, ahora toca el turno imitativo a Venezuela, que ha trasladado sus reservas a la banca europea, al tiempo que ha lanzado la idea genial cuan temeraria de crear un banco central sudamericano. Asia también sopesa fundar su propio fondo monetario regional. Varias regiones del mundo comienzan a cortar el cordón umbilical con el dolarcentrismo, que nos les trajo nada positivo, salvo cataclismos financieros.
EL BANCO DE Reserva de Australia, perteneciente a la esfera financiera anglosajona, emitió una grave advertencia de que la «tranquilidad presente en los mercados financieros pudiera ser el preludio de una tormenta que provocaría estragos en la economía mundial». La causal puede ser cualquiera para «pulverizar el cada vez más frágil sistema financiero global»: una alza mayor del petróleo (curioso: nadie dice nada respecto al gas), el colapso de un banco importante (Nota: por la pérdida en la especulación financiera de los ominosos hedge funds: los «fondos de cobertura de riesgo»), o un brote inesperado de la inflación (David Uren, The Australian, 27 de septiembre).
JUSTAMENTE LOS parámetros de medición de que Greenspan perdió desde hace mucho el control de la economía de Estados Unidos (lo confiese o lo niegue resulta irrelevante en términos estructurales) lo representan el alza espectacular del gas y del oro en fechas recientes.
EL DERRUMBE DEL dólar es inversamente proporcional al despunte de dos binomios: el del petróleo-gas y el del oro-plata.
LA NOTICIA YA no es tanto el petróleo como el gas, que alcanzó el récord de todos los tiempos al cerrar a 14.224 dólares por BTU (Fore x News, 4 de octubre). Mientras el petróleo en la variedad WTI se ha incrementado 50 por ciento en lo que va del año, el gas, en la tipificación Henry Hub, se ha destapado más de 140 por ciento (¡así, con tres dígitos!). Después de Katrina, el gas ha ganado cerca de 30 por ciento, lo que ha acentuado la dicotomía que existe entre el crudo y el gas, que han tomado caminos diferentes en sus cotizaciones, como habíamos adelantado. El alza del gas ha sido silenciosa, pero efectiva. Si el récord del alza del cobre ha sido espectacular, solamente ha conseguido un poco más de 22 por ciento hasta ahora, lo cual representa menos de la mitad del incremento del petróleo y menos de seis veces el alza azorante del gas en lo que va del año.
SI NO FUE Iván el año pasado, y tampoco lo fue Katrina este año, entonces el pretexto idóneo fue Rita para que la empresa PG&E haya incrementado en forma descomunal el precio del gas en 71 por ciento, inmediatamente después del más reciente huracán en el Golfo de México, mientras se acumulan los demás (Mercury News, 30 de septiembre).
EN ESPERA DE un invierno gélido, los futuros del gas han superado la barrera sicológica de los 15 dólares por BTU para entrega a inicios del año entrante. Marshall Steeves, analista de energía de Refco en Nueva York -citado por The Financial Times, 29 de septiembre-, afirmó que «a diferencia del petróleo, el gas natural no tiene reservas estratégicas para liberar, y tampoco puede ser transportado fácilmente a Estados Unidos, debido al mínimo número de terminales de gas natural licuado (GNL)».
MAS QUE «crisis del petróleo», se trata de una peor «crisis del gas» que sufre Estados Unidos. Baby Bush todavía puede inundar en teoría el «mercado» con las reservas estratégicas que ha acumulado hasta en 700 millones de barriles (y que contribuyeron en su alza inducida), pero que tampoco sirven mucho cuando el problema del alza de la gasolina se debe a un deliberado recorte de la refinación por las trasnacionales petroleras anglosajonas (The Big Oil).
LLAMA LA ATENCION que nadie se inmute en Estados Unidos por construir más refinerías cuando Alan Greenspan se pronunció en favor del gas, y en detrimento del petróleo, en su indeleble postura en la Cámara de Representantes hace tres años. ¿Se busca crear una crisis artificial del gas para gozar así con la coartada ideal para operar el brusco viraje de conversión al gas?
LA MAS RECIENTE publicidad de la trasnacional petrolera británica BP parece dar la pauta: «Más allá del petróleo: ¿existe suficiente gas natural para cumplir la creciente demanda de Estados Unidos?» BP publicita que el «gas natural se encuentra en vías de convertirse en la primera fuente de energía primaria del mundo», cuando se prevé una duplicación del consumo energético para 2050. Debido a su mínima contaminación, «se ha vuelto el combustible de elección para la nueva generación de energía», cuando Estados Unidos se ha convertido en su «principal consumidor mundial, con 22 billones de pies cúbicos al año». La trasnacional británica asegura que «en los próximos cinco años se espera que la demanda se incremente 10 por ciento», por lo que las «fuentes domésticas solas no podrán cumplir el apetito (sic) creciente de Estados Unidos «.
LA TRASNACIONAL BRITANICA estalla de júbilo de que «por fortuna, el mundo posee abundante gas -70 años de reservas probadas y otro tanto en reservas probables. El GNL se está volviendo una parte cada vez más importante del abastecimiento». Viene una frase primorosa: «El GNL permite que Estados Unidos extraiga (sic) las reservas mundiales, y le permite ser menos dependiente de cualquier fuente única». Da el ejemplo de Trinidad y Tobago, donde BP goza de primacía jerárquica, como «fuente importante para Norte América (sic)». No especifica si incluye a México y Canadá. Por cierto, si Canadá es una potencia gasera (aunque en declive), México padece los estragos sicóticos de López Portillo y su fallida construcción del gasoducto Cactus-Reynosa, cuando se quema el gas en el sur y se importa en el norte del país: la esquizofrenia en su plenitud. A propósito, un amigo muy bien colocado en el Olimpo financiero mexicano me comenta que cada vez que lo ve Greenspan lo interroga sobre los pletóricos yacimientos de la Cuenca de Burgos. Es curioso que le interese tanto el devenir del gas a Greenspan a los dos lados de su frontera, en relación inversamente proporcional al desdén de la fauna neoliberal monetarista centralbanquista que engendró el cuarteto kakistocrático de De la Madrid-Salinas-Zedillo-Fox. Ni a quién irle: tan peor uno como el otro.
FINALMENTE, LA PUBLICIDAD de BP garantiza la «seguridad» del transporte del GNL, lo cual aún está por demostrarse. No dice nada sobre un virtual atentado terrorista contra el GNL. Al Qaeda parece haberse especializado exclusivamente en sabotear yacimientos petroleros. La especialización geopolítica y energética del grupo terrorista es prodigiosa.
SEGUN EL evangelio energético de la británica BP, pareciera que el mundo se tiene que adaptar al insaciable derroche consumista de Estados Unidos, y no al revés. Quizá ésta sea la nación más egoísta y depredadora que haya conocido el género humano, el cual debe sufrir las devastaciones climáticas del calentamiento global, en el que aquélla contribuye como nadie, ya no se diga sus otras torturas unilaterales que atentan contra la civilización universal vista como el patrimonio inalienable del bien común.
ESTADOS UNIDOS, CON 5 por ciento de la población planetaria, posee 2 por ciento de las reservas mundiales de petróleo, participa en 8 por ciento de la producción mundial del energético y consume 25 por ciento de la producción mundial, de la que importa dos terceras partes.
MIENTRAS EL MUNDO no ponga en orden a Estados Unidos -en lo que lamentablemente han fallado hasta ahora nuestros amigos de la Unión Europea y el BRIC (por las iniciales de Brasil, Rusia, China e India)-, las depredadoras trasnacionales anglosajonas como BP se preocuparán de cómo conseguir en el «mercado mundial» las necesidades energéticas de Estados Unidos que, por lo visto, pasan ineluctablemente por la evisceración de la mayoría de las naciones del planeta mediante las guerras petroleras, que ahora se han transformado en guerras gaseras e hidráulicas.