En 1834, bajo el lema «Guerra a los palacios, Paz para las chozas», el gran revolucionario Georg Buechner convocó a la población alemana a la insurrección. «La justicia es la prostituta de los príncipes» aleccionó Buechner a los que él llamaba, «la gran clase»: la gran mayoría de los desposeídos y explotados de su tiempo. […]
En 1834, bajo el lema «Guerra a los palacios, Paz para las chozas», el gran revolucionario Georg Buechner convocó a la población alemana a la insurrección. «La justicia es la prostituta de los príncipes» aleccionó Buechner a los que él llamaba, «la gran clase»: la gran mayoría de los desposeídos y explotados de su tiempo. Sólo, cuando las privaciones de esa «gran clase» se vuelven insoportables, son posibles las grandes transformaciones, advertía contra las tentaciones del putchismo. Entendía que las relaciones de poder descansaban sobre las relaciones de propiedad y que, por lo tanto, la revolución de «la gran clase» debía dirigirse no sólo contra la clase gobernante, sino también contra las clases acaudaladas.
Buechner había adoptado el grito de guerra de «la gran clase» de la Revolución Francesa. Guerre aux châteaux! Paix aux chaumières!, era una de las consignas movilizadoras más importantes de la Revolución de 1789. Pero, de hecho, trasciende el momento histórico: es el grito de guerra de los desposeídos de todas las sociedades de clase, porque su programa de lucha, su contenido material, es «pan y libertad».
Por eso conduce a las masas árabes en su lucha contra sus dictaduras burguesas pro yanquis y pro sionistas y, por eso, enciende ahora la llama de la rebelión de los desposeídos, amenazados y pisoteados en el Primer Mundo europeo. Es un movimiento auténtico que responde a las condiciones objetivas, las esperanzas negadas y la ausencia de un sentido de vida en la crisis del capitalismo actual. Iniciará probablemente una nueva primavera de la lucha por la democracia, los derechos civiles, la soberanía nacional y contra la reiniciada «guerra fría» (Irak, Afganistán, Libia, Honduras) del criminal capitalismo, a semejanza de lo que sucedió en el gran movimiento democratizador de los años sesenta. Ni siquiera puede descartarse, que se convierta en una ola europea de protestas masivos contra el status quo, semejante a la que sacudió a Europa en 1848 y dio lugar al Manifiesto Comunista.
La burguesía europea está preparada para reprimir y, si es necesario, masacrar. Hace apenas diez meses, Jose Durao Barroso, ex Primer Ministro de Portugal y Presidente de la Comisión Europea advirtió a los sindicatos y movimientos populares de Europa que si no aceptaban los paquetes neoliberales de austeridad, podrían instalarse dictaduras militares en España, Grecia y Portugal. «Si no se implantan los paquetes de medidas de austeridad, en esos países podría desaparecer la democracia como la conocemos actualmente,» dijo el más alto funcionario del ejecutivo europeo. (Ver mi artículo de julio, 2010, » Unión Europea amenaza con dictaduras militares», en kaos, aporrea, insurgente.org, y otros portales ).
» S í, por supuesto que hay lucha de clases», dice el billonario capitalista, Warren Buffet, «pero, es mi clase, los ricos, la que hace la guerra, y la estamos ganando» – «Yes, there’s class warfare, all right,» warns Warren Buffett. «But it’s my class, the rich class, that’s making war, and we’re winning.» Los talibanes políticos del gran capital, los Obama, Cameron, Sarcozy, Berlusconi et al, comparten ese sentimiento de la plutocracia y, armados hasta los dientes, se sienten seguros.
Pero, ahora «la gran clase» está volviendo a la escena histórica, no sólo en la periferia árabe del imperialismo, sino en el corazón de la Fortaleza Europa. Y, de nuevo, se oye el grito inmortal, Guerre aux châteaux! Paix aux chaumières! Para los veteranos de la lucha anticapitalista, que hemos enfrentado este sistema desde los años sesenta, no podría haber más bello amanecer en el Viejo Mundo. Ahora hay que conquistar el día. El largo día de la transición pos capitalista hacia la democracia real.