Hacinados . «Es el término que mejor reproduce la sensación de insalubridad que uno sufre a la vista de esta imagen». Algo así deberían titular los periódicos sobre la concentración de Cuatro Vientos para ver al papa, en consonancia con los insultantes títulares que dedicaron a los acampados del 15M que solo pedían más justicia […]
Hacinados . «Es el término que mejor reproduce la sensación de insalubridad que uno sufre a la vista de esta imagen». Algo así deberían titular los periódicos sobre la concentración de Cuatro Vientos para ver al papa, en consonancia con los insultantes títulares que dedicaron a los acampados del 15M que solo pedían más justicia social. Son jóvenes en su mayoría, que han acampado de esta manera en los terrenos del aeródromo de Cuatro Vientos, en Madrid, a la espera de ver al papa, aunque la inmensa mayoría solo podrá ver como si de una retransmisión televisiva se tratara. Se llaman fieles pero no son más que gente amontonada, hacinada por un ideal, por un ideal que durante 2.000 años no ha conseguido pasar de eso, de ser un ideal, (porque tal vez no haya ninguna realidad que alcanzar), y un ideal cada vez más pernicioso para el prójimo, que todo hay que decirlo.
Porque todavía hay quien no se entera, porque todavía hay quien asegura que el movimiento 15M no tenía propuestas concretas y además «iban hechos unos guarros» , porque aseguran que «se hacinaban y estaban sucios» . ¿Dónde está ahora esa gente?, ¿qué opinan de este hacinamiento insalubre que el negocio de la fe impone a sus ciegos clientes?
Aquellos jóvenes del 15M luchaban por un ideal cuyo beneficiario único y exclusivo es el pueblo y fueron masacrados por los medios y por los policías más sanguinarios que las Administraciones Públicas han conseguido enrolar en esos batallones de la porra que siembran el terror entre los ciudadanos de bien.
Estos jóvenes del papa luchan por un ideal cuya rentabilidad económica es para la iglesia y la espiritual (?) es para los fieles. Los fieles pagan al jefe de una peligrosa transnacional para escucharle y seguir al pie de la letra sus órdenes, por más que estas sean, en su mayoría, contranatura además de ofensivas para una inteligencia media.
Por lo visto en la prensa, el «hacinamiento» se da solo en aquellos casos en que el origen tiene que ver con las personas, con el pueblo, mientras que si el motivo último es un beneficio económico para una empresa privada (fuera de la ley, para más INRI ), entonces la cosa cambia, ya no hay hacinamientos, ni suciedades, ni se hacen encendidos y apasionados llamamientos a las fuerzas de seguridad para que desalojen a quienes son origen de tanta suciedad y que tanto afean el paisaje. Busquen, busquen si quieren, pero no encontrarán en la prensa ni un solo titular que trate a estos jóvenes ‘del papa’ de la misma mala manera con que trataron a quienes solo exigían mejoras sociales.
Tal vez nunca lleguemos a saber si en este hacinamiento católico hubo piojos, pulgas o chinches; nunca se hablará de si hubo o no violación de monjas novicias; nunca de si los comerciantes de Madrid perdieron tanto o cuanto dinero. Tal vez nunca. De estos se resalta el fondo y de aquellos las formas.
Tal vez sea que los medios se llaman «medios» porque son medio-objetivos, medio-interesados, medio-mentirosos (en algunos casos esto es un halago), o medio-fascistas. Tal vez sea por eso.
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