Mario Hernandez.- Aquí seguimos sobreviviendo, en este país llamado Argentina. Evidentemente somos una especie fuerte porque seguimos a pesar de las plagas que ya son más que las que azotaron Egipto.Guillermo Almeyra.- En Le Monde vi fotos de Buenos Aires desierta, lo que habla de la enorme magnitud del paro general y del hecho de […]
Guillermo Almeyra.- En Le Monde vi fotos de Buenos Aires desierta, lo que habla de la enorme magnitud del paro general y del hecho de que el Banco Central desaparece como tal y queda en manos del FMI.
Mario Hernandez.- Creo que toda la política económica se consolida con el nombramiento de Sandleris, porque ya Dujovne era un hombre alineado con el FMI y sale del equipo económico este delincuente del JP Morgan, Caputo, que si hubiera sido presidente del Banco Central de Corea del Norte ya lo hubieran fusilado.
Pero hoy quiero enfocarnos en las próximas elecciones en Brasil.
Guillermo Almeyra.- Se está polarizando cada vez más la situación entre el ultra derechista Jair Bolsonaro, un capitán del ejército retirado, y Haddad, el sucesor y abogado de Lula, que es una persona decente personalmente, sin ningún pasado negativo.
Haddad ahora está más abajo que Bolsonaro en los sondeos, pero pasó de un 4% inicial a 22% ayer y Bolsonaro pasó del 20% inicial a apenas el 28% y se calcula que si hubiera un balotaje entre Haddad y Bolsonaro, Haddad ganaría.
De los otros candidatos, Ciro Gómez es un hombre de la burguesía nacional que ahora está bajando en sus expectativas y algunos de sus votantes votarían por Haddad. El hombre del gran capital es Alckmin, que fue gobernador de San Pablo, pero oscila entre el 7 y el 8% de los votos, de modo que el capital está dividido. El gran capital votaría por Alckmin pero va a tener que pensar si vota por Bolsonaro.
El problema también es que las elecciones penden de un hilo, se van a hacer pero el Ejército a través de su Comandante en jefe plantea que no van a aceptar un candidato populista, no aceptan la perspectiva de que Haddad sea la antesala de la liberación de Lula para volver a elegirlo. Entonces ya empiezan a amenazar con un golpe militar.
Mario Hernandez.- Igualmente Haddad ha hecho declaraciones diciendo que no lo va a amnistiar a Lula.
Guillermo Almeyra.- Claro, porque trata de conservar a los militares en la línea, pero los militares ya han pasado por encima de la Constitución que les prohíbe hacer declaraciones políticas y lo hacen todos los días. Está bien que Bolsonaro no sea el mejor representante que ellos buscan, porque es un ex capitán que fue echado del Ejército por indisciplinado y por falta de lógica y coherencia en su pensamiento, en pocas palabras por loco. No tiene buenos antecedentes, pero entre un ex militar reaccionario y un hombre que podría dar origen a un movimiento de masas que no hay hoy, porque Lula se encargó junto con Dilma de desmovilizar al máximo a la población brasileña y de corromper y destruir al Partido de los Trabajadores; ante un nuevo movimiento en pro de la democracia y la libertad contra la política de ajuste brutal que está ejecutando Temer, es posible que los militares de todas maneras impulsen a Bolsonaro o lo sostengan o luego intenten sustituirlo. Se abre una situación muy incierta.
El PT no existe como partido, lo corrompieron, lo desprestigiaron, lo transformaron en una máquina electoral ineficiente. No hay otro partido de centro derecha, el PMDB que era aliado del PT dio a Temer, actual dictador blanco que está destruyendo Brasil y que nadie quiere. Entonces no hay otra salida que las dos fuerzas sociales, los que apoyaban al PT buscando una salida, como el Movimiento sin Tierra, los Sin Techo y que se enfrentaban con Lula y con Dilma; y ahora el Ejército que había sido obligado a retirarse y a callarse por las grandes huelgas generales de 1977. Por un movimiento de masas que el PT canalizó y frenó además.
Entonces la perspectiva en Brasil es bastante mala. Lo probable es que Haddad gane las elecciones o que le hagan un fraude gigantesco para que suba Bolsonaro, porque éste va a reunir los votos de sectores conservadores pero es demasiado enemigo de todas las causas populares, no le conviene a la burguesía que necesita una salida más civilizada que Bolsonaro o un golpe militar porque Brasil está enfrentando una profundísima crisis.
Y no es solo Brasil lo que está en juego, para el capital financiero internacional, si hay una salida capitalista que busque una integración latinoamericana con lo que quede después de la crisis, que están provocando los progresistas y que profundizaron los actuales neoliberales.
En estos momentos el capital financiero está buscando eliminar esas perspectivas de una nueva integración, que podría ser la salida después de la crisis si Brasil se reanima, o poner en cambio la actual política de Trump de sumisión al mercado internacional y, sobre todo, a los intereses de EEUU.
Trump en la Cumbre de la ONU acaba de reafirmar la doctrina Monroe, América para los americanos, fuera los extranjeros y como tales entiende a los chinos que son los únicos que realmente están interviniendo con sus capitales. Entonces eso es lo que está en juego, el papel de Brasil que es el principal país de América Latina e indirectamente también el papel de México, porque lo que pase en Brasil va a tener importancia en lo que pase en México con López Obrador.
Por lo tanto a la elección brasileña hay que verla en esa perspectiva, si los militares reciben o no luz verde de los EEUU.
Mario Hernandez.- Uno de los elementos a tener en cuenta es que uno de los asesores de Bolsonaro es Steve Bannon, precisamente quien asesoró a Donald Trump.
Usted dio una definición de Haddad que me sorprendió, dijo que es una persona decente, me gustaría profundizar un poco más una definición en cuanto a qué tipo de política podemos esperar de ganar las elecciones en Brasil.
Guillermo Almeyra.- Haddad es un abogado, no ha estado mezclado en ningún chanchullo, no ha hecho contacto para la corrupción como lo hacían tantos dirigentes del PT. Es un hombre de ideas de izquierda en general, democrático, quiere defender la democracia lo que significa darle libertad a Lula, que está preso sin pruebas contundentes, simplemente por razones electorales. Significa también garantizar los derechos democráticos en Brasil, pero en su momento los derechos democráticos fueron pisoteados también por Dilma, hay que recordar la represión a los movimientos estudiantiles durante los Juegos Olímpicos en Río de Janeiro.
Dilma y Lula nunca dieron tierra a los campesinos. Haddad no habla de estos problemas, porque teme desarrollar mucho un movimiento que se le puede escapar de las manos y sobre todo teme asustar al electorado en uniforme, a los militares en particular. Entonces centra sus promesas en reordenar algunas políticas sociales de Lula, porque Lula mezclaba una política neoliberal con elementos del neokeynesianismo y distribucionismo. Haddad agarra los elementos keynesianos y de distribucionismo, importantes para los más pobres para asegurarles al menos comida una vez al día. En ese sentido es un demócrata, no me animo a decir radical pero sí un consecuente demócrata. No es un socialista, no es un hombre de extrema izquierda, es un hombre moderado pero sin duda es la permanencia de una democracia por lo menos constitucional en Brasil, mientras que Bolsonaro es la dictadura, es un fascista.
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