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¿Hasta dónde volarán el petróleo y el oro?

Fuentes: La Jornada

¿CUANTO DEBEN VALER el petróleo y el oro? El fenicio-cartaginés San Agustín solía explicar que el «precio justo» de las cosas sólo Dios lo conoce. El petróleo y el gas han demostrado con creces que poseen alas, mientras la plutocracia del eje La City-Wall Street intenta impedir el despegue sideral del oro. El mundo se […]

¿CUANTO DEBEN VALER el petróleo y el oro? El fenicio-cartaginés San Agustín solía explicar que el «precio justo» de las cosas sólo Dios lo conoce. El petróleo y el gas han demostrado con creces que poseen alas, mientras la plutocracia del eje La City-Wall Street intenta impedir el despegue sideral del oro. El mundo se encuentra en una zona de fuertes turbulencias financieras y económicas, que obligan a refugiarse en las materias sólidas y menos volátiles, lo que explica en gran medida el precio de casi 59 dólares el barril de crudo.

LA FASE TERMINAL del sistema financiero internacional, en particular la miseria de las tres principales divisas mundiales, que hacen agua (el dólar, el euro y el yen), se refleja en el incremento de las materias primas. No se trata solamente del petróleo o del oro, sino también del cobre, que ha roto todos los récords. Jamie McGeever, de la agencia británica Reuters («El oro emerge como una divisa a escoger mientras se pandea el euro», 16 de junio), demuestra que «en el lapso en que el euro disminuyó cerca de 4 por ciento, en las tres semanas después del rechazo francés y holandés en sus referenda respectivos, el dólar medido frente a una canasta de divisas se incrementó cerca de 3.5 por ciento, mientras el oro se disparó casi 5 por ciento, para alcanzar 434.40 dólares la onza el jueves».

SIN CONTAR QUE las poblaciones milenarias asiáticas son ahorradoras consuetudinarias del oro, el Banco Central Europeo es obligado a mantener un 15 por ciento de reservas en metal amarillo: todo lo contrario de los milenaristas apocalípticos anglosajones y su apéndice del Banco de México, cuyos alrededor de 350 seudoeconomistas, parásitos del modelo monetarista, se olvidaron de que el país es el principal productor mundial de plata (cuya cotización es jalada por el oro), que tanto odian para congraciarse con el dólar de sus amos.

EN FORMA CONTRARIA del disfuncional Banco de México, el banco central ruso acumula mayores reservas en oro, que alcanzarán 175 mil millones de dólares a finales de año (RIA Novosti, 6 de junio). En sincronía, las seis petromonarquías árabes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) coquetean con la idea de vincular sus divisas al oro en lugar del dólar y el euro. En una reciente conferencia auspiciada por el Centro de Investigación del Golfo (Petróleo por oro o por papel), el experto suizo Ferdinand Lips, autor de Las guerras del oro, asentó que «en medio de una devaluación global de las divisas, si el petróleo es el rey de las materias primas, el oro es el rey de las monedas», e hizo notar que el «petróleo se encuentra subvalorado y que los productores de petróleo no reciben su real valor al encontrarse atados al dólar» ( P.V. Vivekanand, Arab News, 29 de mayo). Totalmente de acuerdo.

EL ECONOMISTA canadiense de corte iconoclasta Marshall Auerback («¿Juego final de las divisas fiduciarias?», Prudent Bear, 14 de junio) vuelve a la carga para acreditar el retorno de la «respetabilidad» del oro, luego de desmenuzar una a una en forma implacable a las principales divisas del planeta (desde luego que no cita al «superpeso mexicano»), incluida la ilusa libra esterlina, para concluir que fuera del anterior marco alemán, ninguna vale la pena, debido a sus enormes carencias y, sobre todo, a su insostenible sobrendeudamiento, propiciado por la ficticia «economía de activos». Cita a Ma Delun, gobernador asistente del Banco de China, quien acusa a Estados Unidos de haber creado la inestabilidad económica global: «la divisa de reserva dominante del país emisor tiene la habilidad de realizar un déficit crónico comercial con un costo casi insignificante de emitir la moneda». El «abuso sistemático de los hacedores de la política monetaria de Estados Unidos» había sido criticado hace 37 años por el gran economista gaullista Jacques Rueff, quien describió los arreglos de Bretton Woods en beneficio de Estados Unidos como «el maravilloso secreto de tener déficit sin lágrimas». Podía, incluso, antes de que el dólar se desacoplara del patrón oro en 1971, «dar créditos sin tomar prestado y comprar sin pagar». Destaca el asombroso hallazgo de Richard Duncan (Finance Asia, febrero de 2005) de que en 2003 y en el primer trimestre de 2004, el banco central de Japón creó papel artificial por 35 billones de yens, que equivale a uno por ciento del PIB mundial, y cuya sobreliquidez sirvió, no para la economía nipona, sino para apoyar la burbuja crediticia de Estados Unidos. Tampoco es un secreto develar la colusión criminal del eje Tokio-Londres-Nueva York contra el género humano. Dadas las turbulencias financieras, el oro regresó como alternativa de reserva bancaria frente a las deterioradas divisas globales, además de que, a juicio de Auerback, «ayuda a que las tasas de interés nominal sean insignificantes en todos lados, aunque suban». Lo óptimo es que en un «mundo de excesiva duda ubicua, el oro sea el activo que no es pasivo de nadie».

ALGO ANDA MUY PODRIDO en el circuito financiero anglosajón. Pese a todas las garantías del montaje hollywoodense bushiano de la «seguridad del hogar» contra el terrorismo global, ahora nos salen con que 40 millones de cuentas de la tarjeta de crédito Master Card (otra burbuja de Greenspan) están en riesgo debido a un extraño fraude computacional (The New York Times, 18 de junio). Al unísono, Goldman Sachs, principal banco de inversiones del mundo, con ingresos el año pasado de casi 30 mil millones de dólares, reportó una abrupta caída de 27 por ciento en sus ganancias al segundo trimestre (The Financial Times, 16 de junio), mientras el canciller alemán Gerhard Schroeder amenazó con poner en la palestra durante la cumbre del G-8 el mes entrante, en suelo escocés, la «regulación uniforme global» de los ominosos hedge funds -«fondos de cobertura de riesgos»- (The New York Times, 17 de junio), es decir, el talón de Aquiles de la piratería financiera anglosajona. Se va a poner buena la cumbre del G-8 en Escocia.

AHORA BASTA UN simple «rumor» para disparar los precios del crudo: indicios de una amenaza terrorista en Nigeria, uno de los principales abastecedores de Estados Unidos» (The New York Times, 18 de junio). La dupla anglosajona Estados Unidos-Gran Bretaña cerró sus consulados en Lagos. Carola Hoyos, de The Financial Times (17 de junio), considera que «se ha vuelto cada vez más claro (sic) que los productores son incapaces de cotejar la fuerte demanda de Estados Unidos y China», además de una baja en los inventarios de Estados Unidos (que parecen acordeón mes a mes). Los cálculos del Departamento de Energía estadunidense abundan sobre las ganancias cosechadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), que saltarían este año 27 por ciento, a 430 mil millones de dólares, de los cuales Estados Unidos paga 166 mil millones de dólares. Después de elevar su «precio objetivo» a 50 dólares el barril, la OPEP puso en la picota la ausencia de inversiones en el sector de refinación como causal principal del incremento en el precio. Pero lo mejor provino de la estrujante revelación de John Vidal, editor ambientalista de The Guardian (8 de junio), de cómo la petrolera texana Exxon-Mobil, la mayor del mundo, «presionó» a Baby Bush para no firmar el Protocolo de Kyoto, pese a que Estados Unidos es el principal contaminador del planeta.

LA FAUNA NEOLIBERAL de la tríada maligna Salinas-Zedillo-Fox, de México, una genuina kakistocracia (el gobierno de los peores), volvió a demostrar su incapacidad para administrar la riqueza petrolera, coto de poder de los mediocres economistas de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, esclavos mentales del modelo cleptocrático anglosajón. El anterior secretario de Energía, Luis Téllez Kuenzler («moldeado» en el Tecnológico de Massachusetts con el entreguista del petróleo mexicano Pedro Aspe), bisagra del hankismo con el salinismo y actual representante del texano Grupo Carlyle (conglomerado de venta de armas y energéticos vinculado a la dinastía Bush), fue a engañar a un Congreso ignaro (donde brillaron algunos «perredistas» de la Comisión de Energía, muy maiceados) con una cotización de 6 dólares el barril. Este año, Carlos Hurtado López, subsecretario de Hacienda, y el imprudente Fox apostaron a un precio de 23 dólares, lo que demuestra que el petróleo y el gas no deben ser manejados por la depredadora fauna neoliberal, que solamente busca ganar comisiones para regalar Pemex a las trasnacionales anglosajonas, en detrimento del bien común.

ALBERTO MONTOYA Martín del Campo, vicepresidente del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales, AC, en un reciente foro auspiciado por el Club de Periodistas, AC, desnudó las cifras crudas del crudo mexicano: solamente el año pasado, de los 70 mil millones de dólares de ingresos de Pemex, la Secretaría de Hacienda se llevó 54 mil millones. No estamos alentando la balcanización de México (¡Dios nos libre de tamaño pecado!), pero resulta aberrantemente anómalo que Campeche, que aporta 80 por ciento de los ingresos petroleros, es decir, 56 mil millones de dólares, no reciba ni migajas, salvo la contaminación, de las huestes mafiosas de Pemex, cuyo actual director, Ramírez Corzo, otro croupier del foxismo, goza de patente de corso para regalar el petróleo nacional con el fin de favorecer a las trasnacionales anglosajonas para quienes «laboran» nada causalmente la mayor parte de ex secretarios de Energía y ex directores de Pemex de la aciaga fase neoliberal (y antes con el lopezportillista Díaz Serrano, ex socio de Daddy Bush).

A PROPOSITO, DESDE que Zedillo, Gurría Treviño y Rosario Green regalaron el «hoyo de la dona», ¿cuánto le ha correspondido de su mermada parte a México de las ganancias que extrae Unocal (su creador fundó la Sociedad Bíblica de Los Angeles), cuya cotización bursátil se ha ido a las nubes y que hace dos meses se fusionó con la omnipotente Chevron-Texaco? ¿Dónde podemos «acceder» a tal información, oculta en las profundidades del Golfo de México, cuando el degradado foxismo cacarea tanta «transparencia» informativa? ¿Lo sabrá la filial mexicana de Transparencia (sic) Internacional, financiada por la gasera mafiosa texana Enron, cuyo actual presidente es hermano de un ex secretario de Energía (luego embajador de Zedillo en Estados Unidos), quien deambula como comisionista para vender Pemex a las trasnacionales anglosajonas con el fin de convertirla en Petex, «Petroleos Texanos»?