El 26 de octubre del 2011, ayer, un puñado espeso de bilbainos de Basurto se reunió de nuevo para gritar al viento en la noche su no a la mezquita en la calle Pablo Alzola. «Mezquita no», salmodiaban los reunidos en la plaza de don Carlos María de Latorre, general que estuvo al frente de […]
El 26 de octubre del 2011, ayer, un puñado espeso de bilbainos de Basurto se reunió de nuevo para gritar al viento en la noche su no a la mezquita en la calle Pablo Alzola. «Mezquita no», salmodiaban los reunidos en la plaza de don Carlos María de Latorre, general que estuvo al frente de los Tercios Vascongados, que lucharon en África en la guerra contra los marroquíes de 1859-1860. Esa plaza de Basurto lleva su nombre desde 1974. ¿Se reunían acaso rememorando con su grito y su presencia una de tantas guerras coloniales españolas, esta vez en tierras africanas? ¿Por qué claman hoy algunos en Basurto contra una mezquita? ¿De nuevo hoy contra africanos, contra musulmanes? Se confiesan católicos y dicen desconocer el Corán. Con este centro «aquí no va a venir lo más granado de la sociedad», recalcan en sus reivindicaciones. Eso sí, repiten una y otra vez que no son racistas, defendiéndose de antemano. Pero sus comentarios les traicionan.
No debiéramos olvidar que hace 60 años Basurto eran huertas y algún caserío aislado. Poca gente. Basurto es un barrio de aluvión, de inmigrantes, de gente llegada de otros lugares. Y hoy, en sus reuniones y reivindicaciones, no debieran olvidar que ellos o sus padres un día llegaron de otra parte impelidos por la necesidad, con las manos en los bolsillos y cargados de necesidad. Y el ayer, del que no hace tanto tiempo, debiera estar presente en la mirada del hoy.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.