Luiz Inácio Lula da Silva lleva poco más de dos meses en libertad, luego de los 580 días de prisión que le impidieron candidatearse en los comicios de 2018 vencidos por Jair Bolsonaro. La cárcel no lo amilanó. «No puedo tener miedo» , aseguró durante esta entrevista, la primera dada a un medio argentino luego […]
Luiz Inácio Lula da Silva lleva poco más de dos meses en libertad, luego de los 580 días de prisión que le impidieron candidatearse en los comicios de 2018 vencidos por Jair Bolsonaro. La cárcel no lo amilanó. «No puedo tener miedo» , aseguró durante esta entrevista, la primera dada a un medio argentino luego de dejar la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba. «Hay que continuar batallando para reconquistar la democracia en Brasil». Se avecinan combates políticos contra la «derecha fascista», avisa.
Luce bien humorado con una corbata de rayas oblicuas predominantemente verdes y amarillas, los colores de la bandera que por ello simbolizan la «defensa de la soberanía» comenta antes de iniciarse la grabación. Dice que no volverá a pelear por la presidencia, pero luego de una repregunta admite la posibilidad de hacerlo en 2022 . «Hay que prepararse para volver al poder».
Como Brasil comienza a funcionar sólo después del Carnaval, que será a fines de febrero, Lula se apresta a recorrer el país a partir de marzo, haciendo campaña con vistas a las elecciones municipales de octubre , un test para medir la popularidad del actual mandatario al cumplir la mitad de su gestión y la fuerza de la oposición así como su capacidad de presentarse unida.
Adoro vivir, estoy de novio, me voy a casar» con la socióloga Rosangela Silva, anuncia el expresidente con gesto expansivo. Ambos se fueron a almorzar después del reportaje realizado el miércoles pasado en el directorio nacional del Partido de los Trabajadores, en el centro de San Pablo, a pocas cuadras de la Plaza da Se, escenario de los multitudinarios actos por elecciones directas realizados en los años 80, en las postrimerías de la dictadura. Lula como jefe del recién nacido PT -fundado en 1980- fue protagonista de esa pelea contra los militares, y antes, siendo dirigente sindical, había comandado las huelgas en el cordón industrial paulista.
Fue preso político dos veces, la primera en 1980 cuando gobernaba el general Joao Bapitsta Figueiredo -venerado por Bolsonaro- y en 2018 bajo la administración del golpista de Michel Temer, como consecuencia de una sentencia imaginativa del entonces juez Sergio Moro.
Difícil encontrar en el Brasil contemporáneo otra biografía como la de este líder descomunal de 74 años.
Si hubiera que describir los tonos de sus respuestas a lo largo de un encuentro que duró 1 hora y 13 minutos – incluyendo una conversación informal – se puede decir que cuando habló de Bolsonaro lo hizo con indignación pero quizá se irritó aún más al referirse al ministro de justicia Moro. El mentor de causa Lava Jato «es un mentiroso» al que desafía «a que presente una única prueba contra de mí».
Sostiene que Bolsonaro y Moro sufrieron un revés político cuando recuperó la libertad y no descarta que lo vuelvan a encarcelar valiéndose de algún pretexto jurídico.
En contraste el ex tornero mecánico cambia de tono cuando el tema es Argentina a donde espera viajar próximamente.
«Estoy esperando que ahora, a partir de la victoria de Fernández y Cristina, nosotros en Brasil podamos retomar el gusto por la democracia, el gusto por la libertad, el gusto por la inclusión social por lo que tanto luchamos durante los gobiernos del PT. Creo que Fernández sabe perfectamente bien que no hay otra alternativa que poner un freno a lo que hizo Macri, la dependencia del FMI nunca fue buena para ningún país de América Latina , es preciso reconstruir la economía argentina a partir del crecimiento, de políticas de transferencia de renta, de la inclusión de los más pobres, cuando los más pobres participan en la economía, ésta se mueve, genera más empleo y renta».
«Argentina tiene que dejar claro que tiene el compromiso de pagar la deuda dejada por Macri pero que no se puede llevar al pueblo al sacrificio, el FMI tiene más condiciones de esperar que el pueblo pobre, que tenga paciencia. ¿El FMI no tuvo paciencia con EEUU, con Alemania, por qué no va a tenerla con Argentina?».
«En suma soy muy optimista con la toma de posesión de Fernández y de Cristina, claro que va a demorar un tiempo hasta que la situación se concerte , esto no ocurrirá ni mañana ni pasado mañana, esto lleva un tiempo. Pero es necesario hablar con el pueblo para mostrarle el maleficio, el perjuicio que significó Macri».
Durante la conversación Lula a menudo estableció paralelos entre Brasil y Argentina, mencionó las similitudes entre los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner con los tres mandatos y medio del del PT (el cuarto trunco por el golpe contra Dilma), y las semejanzas entre Macri y Bolsonaro, tanto en el plano económico como el alineamiento con Estados Unidos.
«¿Se acuerda de cuando llegó Macri y parecía que los norteamericanos iban a ayudar ?. Y al final no pasó nada. Estados Unidos no ayuda a ningún país latinoamericano, lo que ellos hacen es incentivar los golpes de Estado. Si lográramos unir a América Latina tendremos un bloque fuerte, pero lamentablemente murió Kirchner, murió Chávez. Los americanos primero piensan en los americanos nunca van a pensar en Brasil, ellos no toman en serio a ningún país de América Latina, Bolsonaro tendría que saberlo».
«Tengo orgullo de haber dicho no al ALCA junto a Kirchner frente a George Bush en Mar del Plata en 2005 yo ya decía en la campaña presidencial de 2002 que si ganaba íbamos a refutar el acuerdo con el Alca y fortalecer el Mercosur».
Dario Pignotti.- Usted mencionó hoy más de una vez la idea de soberanía. En el caso de Bolsonaro se trata de un exmilitar que habla del himno, la bandera pero su política contradice ese discurso soberanista.
Lula da Silva.- Bolsonaro dejó de ser militar cuando fue expulsado del Ejército (años 80), él hizo una carrera política con 28 años en el Congreso, y ahora trajo muchos militares a su gobierno. No defiende la soberanía, hace la venia ante la bandera norteamericana; soberanía significa defender al pueblo, defender la ciencia y la tecnología, defender el empleo, la floresta, las aguas. Bolsonaro está preocupado en agradar al presidente Trump, Carlos Menem también pensaba así , Fernando Henrique lo mismo. Bolsonaro tiene que aprender que los americanos lo van a respetar cuando él respete los intereses de nuestra patria. Pero mientras continúe con esta política de lame botas nadie lo va a respetar. Con Bolsonaro Brasil dejó de ser un protagonista internacional.
Dario Pignotti.- ¿Cuál es su estrategia frente a los comicios de octubre a mitad del mandato bolsonarista?
Lula da Silva.- La estrategia la define el PT que va a escoger los candidatos a intendente, los partidos aliados y a partir de allì comenzaré a viajar , voy a recorrer las ciudades para defender a los gobiernos del PT denunciando la política del gobierno de Bolsonaro , la pobreza que está tomando cuenta de Brasil, y al mismo tiempo intentar que el pueblo comprensa la necesidad de elegir intendentes comprometidos con la mejora de su calidad de vida.
Dario Pignotti.- Algunos proponen un frente amplio de izquierda y otros un frente que incluya partidos conservadores.
Lula da Silva.- Es posible construir un frente más amplio o menos amplio de acuerdo con el tema . Se puede juntar gente de derecha en la defensa de los derechos humanos o de la democracia, pero cuando se discute un programa de gobierno se cierra un poco el espectro porque es necesario acordar con personas que piensen más o menos parecido dentro de la izquierda, con partidos como el PT, el PCdo B, el Partido Socialista Brasileño, sectores del Partido Democrático Trabalhista (que llevó a Ciro Gomes como candidato en 2018).Nosotros ya hicimos alianzas electorales de ese tipo en 1989, 1994, 1998, 2002, 2006, 2014 y en 2018. Creo que ese tipo de alianza va a ocurrir en las próximas elecciones. Lamentablemente Brasil no tiene un partido de centro, porque el partido que era de centro era el PSDB de Fernando Henrique Cardoso, que se acabó, creo que las elecciones van a ser una disputa entre sectores de izquierda contra sectores de derecha, y ahora hablamos de una derecha fascista liderada por Bolsonaro.
Dario Pignotti.- Usted fue proscrito en 2018, ¿esas elecciones fueron legítimas?
Lula da Silva.- No. En realidad la campaña fue una gran mentira porque todo el tiempo los medios de comunicación, sobre todo la red Globo, atacó al PT. Tuvimos todo el poder del ministerio público y la causa Lava Jato y sectores del Poder Judicial haciendo política contra nosotros, intentando que el PT no continuara con su cuarto mandato que era el de Dilma (derrocada en 2016). Esto afectó mucho porque cada semana había una denuncia todo esto favoreció a Bolsonaro, en esa época se decía que elecciones sin Lula eran un fraude, y la verdad es que fueron un gran fraude , una gran mentira Fernando Haddad (del PT) tuvo un papel excepcional , fue un candidato de mucha calidad, un hombre muy honrado pero no fue posible ganar.
Dario Pignotti.- ¿Cómo repercutió su excarcelación en el gobierno ?
Lula da Silva.- Creo que ellos no querían que yo saliera de la cárcel, pero es que a pesar de estar preso realicé una actividad política muy importante desde la prisión debido a la solidaridad del pueblo brasileño, el pueblo fue extraordinario tuvimos la vigilia de 580 días también hubo la solidaridad de diputados (brasileños) , de intelectuales europeos, diputados europeos, de jueces europeos , la visita del hoy presidente Alberto Fernández, la visita del compañero Noam Chomsky, de Baltazar Garzón y otras personalidades como el compañero Rodríguez Zapatero, Ernesto Samper que en la época era coordinador de Unasur, diputados del Partido Demócrata estadounidense, franceses, alemanes, italianos. Esa solidaridad hizo que el presidente Bolsonaro y el ministro Moro comenzaran a inquietarse.
Dario Pignotti.- ¿Teme ser preso nuevamente?
Lula da Silva.- Ya viví mucho, nací pobre, pasé muchas privaciones, soy muy agradecido a Dios porque fue muy generoso conmigo por haber llegado a donde llegué, llegué a ser el presidente más popular de la historia de Brasil, no tengo nada que temer, no va a ser la prisión la que me de miedo tengo la cabeza erguida no me preocupa si ellos quieren detenerme o no. Yo quiero vivir en libertad, tengo derecho a vivir en libertad yo los desafío a ellos desafío a Moro a mostrar una única prueba contra mí, que muestre un real de mi patrimonio que no sea producto de mi trabajo, cuando se tiene la verdad dentro de uno nada da miedo ya probé mi inocencia.
Dario Pignotti.- ¿Debemos descartar que usted dispute un tercer mandato en 2022 ?
Lula da Silva.- Es difícil , ya fui dos veces presidente, cuando lleguemos a 2022 (elecciones presidenciales) tendré 77 años, creo que podemos tener un candidato mucho más joven, tenemos a Fernando Haddad que es más joven, tenemos otros cuadros importantes tanto en el PT como fuera del PT. Para que yo sea candidato tendría que haber una situación irreversible, que se demuestre que soy la única persona capaz ganar, capaz de derrotar a la derecha, pero vamos a trabajar para encontrar personas más jóvenes que yo y con más vigor físico para hacer que Brasil mejore.
Dario Pignotti.- Entonces, existe la posibilidad de su candidatura.
Lula da Silva.- En política uno nunca que dice que algo es imposible, ser candidato nunca depende de uno. Si uno es parte de un partido político no es uno el que decide. Muchas veces uno no tiene voluntad de ser pero pero el partido, en su gran mayoría, entiende que uno tiene que serlo, en ese caso uno es candidato por imposición del partido. No tengo ningún problema (en la postulación) porque yo sé lo que quiero para Brasil. (Pero) quiero tener mucha fuerza política, quiero estar bien de salud, porque quiero tener influencia en el resultado soy optimista voy a trabajar mucho para que podamos elegir un presidente progresista en 2022.
Fuente: https://www.pagina12.com.ar/243845-lula-da-silva-hay-que-seguir-peleando-por-la-democracia