En Río de Janeiro la sensación térmica fue de 58,5°C mientras en el norte de Brasil se sufre la peor sequía en décadas. La ola de calor también se ha sentido en Bolivia, Paraguay, algunas zonas de Perú y Argentina.
Es el calentamiento global.
Se contaminó la atmósfera con CO2 creando un invernadero.
¿Quiénes lo hicieron?
Los propietarios de campos, minas, industrias, bancos…
Cada uno realizando un proyecto propio que dejó huellas en la naturaleza.
Siempre supieron que alteraban, destruían, agotaban, el medio ambiente.
En la década de 1850 el «Gran Hedor» emanaba de las aguas residuales contaminadas del Támesis.
En 1952 Londres se vio sumido en una densa “niebla de contaminación” que dejó 12.000 muertos y más de 150.000 hospitalizados.
Cerca de 3.000 kilómetros de canales de agua en el Reino Unido están afectados por cadmio, zinc, plomo y arsénico.
Desde 1970 solo la Amazonia brasileña ha perdido una superficie forestal superior al tamaño de Francia.
Cuando científicos señalaron como causa la acción humana, empresarios pagaron especialistas para explicar que eran hechos naturales.
Actualmente ya no pueden ocultarlo pero hacen que sus medios no se dirijan a ellos: se muestran los problemas ecológicos pero no la causa ni su vía de solución.
El punto de los oligarcas es no tocar el modelo de propiedad de la naturaleza que les proporciona riqueza y dominación.
Han amarrado a la humanidad a sus negocios. Miles de millones de personas dependen de esos empleos y productos para vivir.
Ellas difícilmente se expondrán a las vicisitudes de un cambio.
El objetivo de los empresarios es el crecimiento constante de su economía contraria a la vida y el planeta.
Crean empresas para hacer turismo espacial, 8.400 millones de personas viajarán en avión en 2023, planifican automóviles que puedan volar, incentivan el consumo de carne mientras destruyen selvas con fuego, construyen una mansión de 200.000 m2 para el sultán de Brunéi…
Ellos son el gobierno real que ha decidido cada daño de la economía en la naturaleza.
No deben mantener la propiedad de los recursos naturales.
Lo objetivo es que hay que transitar a una sociedad de economía racional, planificada, sostenible.
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