Luego de la oficialización de las candidaturas, comenzó la campaña electoral para la presidencia de la República. Ocurridos los dos primeros debates televisivos (TV Bandeirantes y Rede TV), repercuten más los cruces sarcásticos que las discusiones de fondo programático e ideológico. En líneas generales, la campaña, que también podrá servir como una medición de fuerzas […]
Gabriel Brito.- ¿Cómo recibió la divulgación de las fórmulas presidenciales?
Marcelo Castañeda.- De cierta forma, se refuerza la idea de que hay una fragmentación muy grande entre los postulantes, excepto en la candidatura de Gerado Alckmin (Partido de la Social Democracia Brasileña-PSDB) que consiguió reunir el Centrão (1) y va a contar con la mayor parte de tiempo de propaganda. En términos de estructura puede hacer la diferencia a su favor cuando la campaña comience a valer, a partir del día 15 de agosto.
Gabriel Brito.- ¿Qué será predominante en los debates electorales? ¿Tendremos los grandes dilemas y necesidades del país debidamente tratados en la campaña?
Así, no hay espacio para debatir profundamente los grandes temas, sean cual fuesen, en general salud, educación, seguridad, economía. Sin hablar que la mayoría de los debates televisivos ocurren en un horario en que la mayoría de las personas ni se acuerda, con la excepción del debate en la Rede Globo en vísperas del pleito.
En mi opinión, influencian poco, aunque sirvan para alimentar a las hinchadas que se forman en los sitios de las redes sociales.
Gabriel Brito.- ¿Cómo analiza la figura de Jair Bolsonaro (Partido Social Liberal-PSL) en este contexto y su incursión pretendidamente «outsider»?
Marcelo Castañeda.- Es extraño que una persona que está hace treinta años en la vida pública como diputado federal sea vista como como outsider, pero me parece que él ha concentrado buena parte del voto protesta y antisistémico hasta aquí. Resta saber si conseguirá mantenerse, teniendo en cuenta que su estructura de campaña es precaria si se compara a la de otros partidos, como por ejemplo, el PSDB de Alckmin, que va a disputar la misma faja electoral.
Esa es la gran duda que tengo en relación a su candidatura. De toda forma, el fenómeno es preocupante, pues significa que entre 15% y 20% de la población ve en él una posibilidad de cambios que presenta un sentimiento antipetista y anticorrupción, tanto como la necesidad de un pulso duro en la conducción del país.
Gabriel Brito.- ¿Cómo ve a Alckmin (de reciente acuerdo con el llamado centrão) y a Ciro Gomes con Katia Abreu de vice (Partido Democrático Trabalhista-PDT)? ¿Qué pueden decirle a un país en crisis generalizada?
Marcelo Castañeda.- Ciro Gomes tal vez tenga algo más que decir que Alckmin, pues circuló bastante en los últimos años e intentó, creo, pensar un proyecto de país de cuño desarrollista, con énfasis en el fortalecimiento de la industria.
Alckmin va a intentar apoyarse en su experiencia como gobernador (del estado de Sao Paulo) y desembarazarse del gobierno Temer, lo que será un desafío interesante de ver, para no hablar de un tremendo cara dura que deberá ser denunciado, muy probablemente por Ciro Gomes. Ni el PT ni el PSOL tienen en vista un debate con Alckrim para el primer turno.
El hecho es: los candidatos que quieran diferenciarse precisan posicionarse frente a lo que se llama de crisis generalizada, que golpea al pueblo con desempleo, falta de oportunidades y desesperanza. En ese sentido, veo a Ciro con más condiciones que que Alckmin, aunque éste tendrá mucho tiempo mediático para mostrarse.
Gabriel Brito.- ¿Cómo ve la estrategia del PT en mantener a Lula en la cabeza de la fórmula presidencial? ¿Qué piensa de una composición entre Fernando Haddad (exalcalde petista de Sao Paulo) y Manuela d’ Ávila (candidata presidencial del Partido Comunista de Brasil, PCdoB)?
Marcelo Castañeda.- La estrategia del PT es la estrategia de Lula, eso precisa quedar claro. Él piensa y el partido obedece. Considerando la pretensión de mantener la hegemonía del PT sobre la izquierda institucional, acabó siendo la mejor opción no componer con nadie, salvo el PCdoB, que siempre anduvo junto en ese sentido. Resta saber se resultará: Lula no podrá participar de debates, ni grabar videos, mucho menos hacer campaña de calle, y eso va a perjudicar la transferencia de votos hacia Fernando Haddad y Manuela, cuando los dos deben de asumir la candidatura, probablemente el 17 de agosto.
Creo injusto que Lula haya sido preso y hasta incluso que su condena en segunda instancia fuera anticipada, pero el PT muestra que tiene inmensas dificultades en componer con otras fuerzas políticas, en especial cuando tenga que dejar de ser protagonista. Tal dificultad puede ser fatal en un pleito corto como lo tenemos ahora.
Gabriel Brito.- ¿La fórmula Guilherme Boulos-Sonia Guajajara (Partido Socialismo y Libertad, PSOL) ) no está demasiado agarrada a los discursos y eslóganes del PT? ¿Usted no cree que eso puede ser fatal para la presentación de una alternativa progresista en el escenario?
Marcelo Castañeda.- La dupla Boulos-Guajajara tiene un programa basado en la plataforma Vamos, derivada de debates en las universidades y con movimientos sociales, pero con poca implantación social, a mi ver. En cuanto a o que apunta la pregunta: Boulos es uno de los principales defensores de Lula y eso lo hace ser visto como parte de lo que algunos llaman lulismo. Creo difícil que consiga desvincularse y mostrarse como alternativa progresista.
Gabriel Brito.- En una entrevista de 2015, usted dijo que el país precisaba el fin de la «polarización sórdida entre PT y PSDB» en la política nacional, ambos siempre mediados (chantajeados) por el PMDB (Partido Movimiento Democrático Brasileño) que al final quedó como gobeierno, y también que ya no era posible dar votos de confianza en el partido de Lula por la noción de lo «menos peor». ¿Cree que tendremos cambios en esa dinámica en 2018?
Marcelo Castañeda.- Va a depender de como los candidatos Bolsonaro y Marina Silva (partido REDE) consiguen romper el poder de las estructuras a partir de las redes, lo que es bastante difícil, bien como la capacidad de Lula de transferir sus intenciones de voto para Haddad y Manuela en el momento en que ambos lancen sus candidaturas.
Por el momento, es todavía temprano para afirmar si la polarización PT/PSDB será quebrada o no, siendo que para muchos ella aparece como «menos peor», en especial por el fenómenos Bolsonaro, visto como «mal mayor».
Por tanto, si el PT y el PSDB consiguen enfrentarse nuevamente, muy probablemente el PMDB se dividirá. Muchos apuestan en la redición del enfrentamiento entre tucanos (partidarios del PSDB) y petistas, pero prefiero esperar que la campaña se inicie.
Gabriel Brito.- ¿Nuestro «pacto democrático» pos-dictadura se derrumbó? ¿Qué puede esperarse en el país luego de las elecciones?
Marcelo Castañeda.- Ese pacto fue una ilusión. La democracia en el Brasil es algo a construirse por la participación activa de las personas en movimientos que consigan presionar al poder constituido, pero de hecho, estamos en un período de marasmo de las movilizaciones y las elecciones contribuyen para eso. Después de las elecciones las cosas podrán empeorar, en especial si las medidas como techo de gastos presupuestales y la reforma laboral no fuera revocadas.
Probablemente, tendremos una Reforma de la Previsión Social, en caso no se apaguen las luces del gobierno Temer. Y todo eso no está en el escenario de los que encabezan las encuestas, ni siquiera Lula hablaba al respecto.
Fundamentalmente, precisamos organizarnos, con el fin de presionar las estructuras que nos oprimen. No veo que los partido sean el mejor camino. Otras formas de organización se hacen urgentes y creo que movimientos sociales serían el mejor camino para que los cambios ocurran. El mayor desafío es la dificultad de organización.
Nota de Correspondencia de Prensa
1) Centrão es una articulación de centro-derecha de partidos y miembros del Congreso, que se definen «ni de izquierda, ni de derecha». El PMDB es un paladín de este tipo de práctica. Se los llama partidos «fisiológicos», cercanos siempre a la maquinaria de Estado, cualquiera sea el gobierno. El PMDB, tiene una larga experiencia «fisiológica» por haber integrado tanto los gobiernos de Fernando Collor de Mello y Fernando Henrique Cardoso, como los gobiernos del PT con Lula y Dilma. Otros partidos también participan como socios menores de esta política de los negocios.