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Historia de un comunista

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Fuentes: Rebelión

Ha sido lanzada hace poco la edición argentina de un testimonio que puede contribuir a iluminar todo un período de la lucha de clases. Vertebrado desde los senderos del movimiento obrero italiano, muchas de sus reflexiones pueden proyectarse a otras latitudes.
Antonio Negri

Historia de un comunista

Buenos Aires. Tinta Limón, 2021.

688 páginas

Toni Negri es un filósofo y militante político italiano con una trayectoria de décadas. Profesor universitario desde joven, y autor en sus primeros tiempos de atractivos trabajos sobre temas de teoría del estado y de crítica marxista. Se volcó asimismo al activismo en relación con los medios obreros, desde una perspectiva “autonomista” enfrentada a las miradas partidistas. Particularmente a una fuerza masiva en lo electoral y hegemónica en el plano sindical como era el Partido Comunista Italiano, por esos años en la claudicación del “compromiso histórico”.

Con Karl Marx como un perdurable punto de referencia (entre otros aspectos estudió a fondo los Grundrisse), no ha sido marxista, al menos no en el sentido clásico. Algunos prefieren definirlo como posmarxista. Pensadores contemporáneos como Félix Guattari y Michael Foucault fueron de ayuda para sus búsquedas en un horizonte capitalista cambiante, en el que comenzaban a diluirse las políticas keynesianas y la organización “fordista” que estaba en su base.

Este libro constituye la primera parte de la historia de su vida. Culmina cuando el pensador y activista es reducido a prisión, víctima de la acusación falsa de ser cómplice en el asesinato del primer ministro italiano Aldo Moro. Negri no sólo no había tenido participación en ese acto sino que había discrepado con claridad respecto a las tácticas de las Brigadas Rojas, y en particular de la realización de asesinatos políticos.

Al llegar a ese punto el italiano venía de más de una década de estar integrado a la dirección de organizaciones políticas que se definían como “obreristas”, tales como Poder Obrero y Autonomía Obrera. También se situaba en la conducción de publicaciones periódicas destinadas a los ámbitos de trabajadores y militantes en general, entre las cuales destaca la revista Rosso.

En la narración de su trayectoria vital Toni articula muy bien la transmisión crítica de su trayectoria militante con el análisis pormenorizado de su itinerario intelectual y su implicación en los grandes debates de su época. A la hora de analizar su formación teórica y su producción académica, el autor hace un recorrido por su relación con autores del pasado, desde Baruch Spinoza a Martin Heidegger, pasando por G.W. Hegel, Friedrich Nietzche y, por supuesto, Marx.

En su diagnóstico, entre 1969 y 1979, Italia vivió una inédita etapa de luchas, con un altísimo componente innovador a través del protagonismo obrero, que avanza hacia el cuestionamiento de la sociedad burguesa. Llegando al planteo de un contrapoder que disputa las fábricas y también las calles. Y actúa en acuerdo con el movimiento estudiantil, de intelectuales y otros sectores impulsados por una disconformidad radical. El escenario es sobre todo el norte de Italia; Padua, donde tiene su asiento universitario Negri, la entonces floreciente Milán, Turín, Bolonia.

Al recorrer los últimos años del período abarcado el pensador italiano analiza la transformación de la vida de la industria, que se dispersa y se “terceriza”. Sobre todo da cuenta de la transformación de la clase obrera canónica en una suerte de proletariado urbano que encuentra su asiento más en el territorio que en las fábricas, “la fábrica es el barrio” afirmará en su momento.

Allí se enlazan sus tesis sobre el reemplazo del “obrero masa” por el “obrero social”, mientras el gran capital abandona el sendero de los grandes arreglos corporativos y el estado planificador para volver progresivamente al liberalismo.

La última parte del libro refiere al reflujo de ese movimiento tan vital de los explotados, enfrentados con la “estrategia de la tensión”. Denominación que se asignó a una gigantesca concentración de poder político, económico, judicial y mediático por parte de la burguesía italiana. Que no vaciló en recurrir al terrorismo de Estado, en medio de un alineamiento de derecha a izquierda, que incluía al movimiento sindical tradicional.

Las distintas expresiones del sistema dieron respaldo a la estrategia represiva, de algún modo ayudada por las agrupaciones que desarrollaban una lucha armada que no partía del interior del movimiento social sino que pretendía conducirlo con una modalidad de acción que motorizó el desprestigio y el progresivo aislamiento.

Con su encierro, Toni Negri inicia una nueva etapa intelectual y política que sin duda será un componente sustancial de su segundo libro. Éste que comentamos brinda un recorrido por una época de luchas sociales y despliegue teórico no bien conocida por nuestras latitudes.

Estas memorias pueden ser un instrumento adecuado para acercarse a ese escenario de lucha de clases que prolongó las protestas de 1968 y las hizo patrimonio de lxs trabajadores de algunos núcleos del capitalismo europeo. Con ser un libro extenso, la escritura vivaz y el equilibrio entre diversos aspectos de la narración hacen amable su recorrido.

Para los que no hayan incursionado hasta ahora en los trabajos del profesor y militante esta obra puede ser una eficaz introducción. Después los aguardarán obras fundamentales y también muy bien escritas como El tren de Finlandia y El poder constituyente: Ensayo sobre las alternativas de la modernidad. Serían ellas lecturas más fecundas que el muy promovido, y criticado Imperio, poblado por tesis desmentidas por la trayectoria histórica posterior.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.