Lo cuenta Manuel Martorrell en su libro Retorno a la lealtad. El desafío carlista al franquismo, con cierto sabor panegírico engarzado con datos históricos de relieve: Martín Garrido Hernando, al que la policía de Franco en noviembre de 1939 le tachaba, como a otros, de «desafecto totalmente a FET y de las JONS» escribió un […]
Lo cuenta Manuel Martorrell en su libro Retorno a la lealtad. El desafío carlista al franquismo, con cierto sabor panegírico engarzado con datos históricos de relieve: Martín Garrido Hernando, al que la policía de Franco en noviembre de 1939 le tachaba, como a otros, de «desafecto totalmente a FET y de las JONS» escribió un soneto con motivo de la fiesta de los mártires de la tradición carlista, que desde 1895 celebran el 10 de marzo.
Este poeta requeté burgalés se alistó de voluntario en el Tercio «Burgos-Sangüesa» y redactó su poema en honor de sus mártires en 1943, que, como apostilla Martorell, «sería adaptado por el Ejército como responso oficial en sus funerales» sin citar ni al autor ni pedirle permiso. Pero, además, manipulando su soneto groseramente. Antonio Burgos escribió sobre el tema en el ABC.
Dice el poema original:
Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron;
con su sangre la empresa rubricaron
con su esfuerzo la Patria redimieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon,
por eso como mártires murieron.
Inmolarse por Dios fue su destino,
salvar a España su pasión eterna,
servir al Rey su vocación y sino.
¡No supieron querer a otra Bandera!
¡No supieron andar otro camino!
¡No supieron morir de otra manera!
Versión manipulada y caqui, vigente hasta 12-10-2004
Lo demandó el Honor y obedecieron.
Lo requirió el Deber y lo acataron.
Con su sangre la Empresa rubricaron.
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.
Fueron grandes y fuertes, porque fueron
fieles al Juramento que empeñaron.
Por eso como valientes lucharon
y como Héroes murieron.
Por la Patria morir fue su destino;
querer a España, su pasión eterna;
servir en los Ejércitos, su vocación y sino.
No quisieron servir a otra Bandera.
No quisieron andar otro camino.
No supieron morir de otra manera.
Un tal Amenofis , con buen tino, anota: «Como puede verse, ya habían dado unos cuantos golpes bajos a la rima, de forma que había versos que no daban las once sílabas (los sonetos son endecasílabos por definición)».
Versión vigente desde 12-10-2004
Y apostilla el tal Amenofis : » El crimen final que ha sufrido este «sufrido» (valga la redundancia) soneto es el ya citado del actual gobierno . Se produjo a iniciativa de Bono, en su paso por el Ministerio de Defensa, en un claro desprecio a su autor (luego dicen que defienden los derechos de los autores). Él, personalmente, se metió a poeta (y es que su afán totalitario les lleva a meter las narices en todo).
Los cambios fueron:
– Suprimir la alusión a la bandera, para que (según las propias palabras de Bono) «no haya guerras de banderas, ni la constitucional, ni la modificada ni las de otras épocas».
– Sustituir el verso «no supieron morir de otra manera» ya que, según Bono, «alguien podía incomodarse» (en alusión al siniestro del Yak 42, en el que murieron varias decenas de militares españoles que regresaban de la guerra de Afganistán).
– Cambiar la mención al juramento. Así, según Bono, se hace mención a «todos los que sirvieron a sus ideales con honor», fueran los que fueran (no sé si se refiere a los ideales, o a los que los sirvieron), y tanto si juraron, como si prometieron, como si no hicieron ni lo uno ni lo otro.
Por último, remató su argumentación saliendo al paso de aquellos que «puedan encontrar en las modificaciones intenciones distintas» (en labios de un político, prueba evidente de que las había).
Después de estos trasquilones, el soneto quedó, a partir de 2004, de la siguiente guisa:
Lo demandó el honor y obedecieron,
lo requirió el deber y lo acataron.
Con su sangre la empresa rubricaron,
con su esfuerzo la Patria engrandecieron.
Fueron grandes y fuertes porque fueron
fieles a los ideales que abrazaron.
Por eso, como valientes lucharon
y como héroes murieron.
Por la patria, morir fue su destino;
querer a España su pasión eterna.
Servir en los Ejércitos, su vocación y sino.
No pudieron servir con más grandeza.
No quisieron andar otro camino.
No supieron vivir de otra manera.
(Nótese que en el primer verso del segundo terceto se cambia la terminación inicial consonante, por una nueva terminación asonante. Lo que indica la pobrísima sensibilidad intelectual, y la nula capacidad como poeta, del autor de este desaguisado)».
Así son José Bono y su gente. ¡Que les den morcilla!
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