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Imperialismo y globalización neoliberal

Fuentes: Rebelión

1. Introducción Muchos estudiosos del capitalismo ven en la globalización un fenómeno novedoso contrario al imperialismo e, incluso, como un nuevo fenómeno que lo desplaza. Nada más falso en esta hora en que tanto el capital internacional como el imperialismo o neoimperialismo se generalizan y prácticamente sobredetermina a todas las sociedades y países del orbe: […]

1. Introducción

Muchos estudiosos del capitalismo ven en la globalización un fenómeno novedoso contrario al imperialismo e, incluso, como un nuevo fenómeno que lo desplaza. Nada más falso en esta hora en que tanto el capital internacional como el imperialismo o neoimperialismo se generalizan y prácticamente sobredetermina a todas las sociedades y países del orbe: en África, en Asia, en América Latina, en Europa y en Estados Unidos que en la actualidad asume la supremacía militar en el sistema mundial.

2. Globalización: ambigüedad conceptual; mejor: imperialismo

En primer lugar me parece fundamental afirmar que el concepto «globalización» es un concepto ambiguo y desatinado, apto sólo para ocultar el proceso real de expansión del capitalismo en escala mundial. Él solamente describe cómo operan ciertas categorías como la información a través de Internet, el capital financiero que opera a través de la transmisión de datos y mediante el papel, las tarjetas de crédito y las bolsas de valores; promueve el carácter supuestamente civilizador y progresista de los medios de comunicación generalmente controlados por las grandes empresas de los grandes imperios y otros elementos de la misma naturaleza en escala supranacional. Pero no explica las causas y las contradicciones de esos comportamientos como efectivamente lo hace la teoría del imperialismo y de la mundialización del capital.

La «globalización» fue concebida por los círculos de negocios en Estados Unidos específicamente para dar cuenta de la dinámica transnacional y de vocación global del capital norteamericano encubriendo su naturaleza expansionista y sus desastrosos efectos económicos, sociales, políticos, culturales y ecológicos para el resto de la humanidad y para los trabajadores prácticamente de todo el mundo; es el intento de transponer la occidentalización y los sistemas de valores de las sociedades dominantes a los pueblos explotados y oprimidos de África, Asia y de América Latina. Se oculta, por ejemplo, cómo además de los elementos señalados más arriba, se globalizan categorías como la explotación, la ley del valor, la potencia del capital y su dominio de la organización del proceso de trabajo (por ejemplo a través del toyotismo) para imponer sus leyes y sus condiciones a los trabajadores; la estandarización de normas de explotación del trabajo, las tendencias al alargamiento de la jornada de trabajo, la flexibilidad laboral, la precarización social del trabajo, la pérdida de derechos adquiridos por las luchas históricas de los trabajadores como el derecho a la huelga o el derecho a la jubilación para poder obtener una pensión al final de la vida laboral; la segmentación e internacionalización de los procesos de trabajo entre otros fenómenos de la llamada globalización.

En segundo lugar para definir el momento actual en que se encuentra la economía capitalista prefiero hablar de mundialización, que es un proceso que implica que los elementos fundamentales de este sistema como la ley del valor, la extracción de trabajo excedente a la clase obrera, la obtención de ganancias por la clase capitalista a partir de la apropiación de la plusvalía generada por el mundo del trabajo, son verdaderamente los soportes sociales y estructurales que se están «globalizando» en el sentido indicado de que operan en escala mundial y simultánea a favor del capital y de la clase capitalista en su conjunto. En este proceso de globalización las gigantescas corporaciones multinacionales desempeñan una función central.

En tercer lugar, otro elemento que hoy es más mundializado respecto al pasado, es el imperialismo entendido como la actual superestructura del modo de producción capitalista, sin la cual ese modo indefectiblemente perecería.

Recordemos brevemente el ya clásico escrito de Lenin sobre el Imperialismo y sus rasgos esenciales. En él nos dice que al alcanzar un determinado grado de su desarrollo monopólico, el capitalismo se convierte en imperialismo, fenómeno que ocurre más o menos a partir de 1860 en los principales países de Europa Occidental y, más tarde, en Estados Unidos y que se va a extender en todo el curso del siglo XX.

Esos rasgos esenciales son:

«1) la concentración de la producción y del capital llegada hasta un grado tan elevado de desarrollo, que ha creado los monopolios, los cuales desempeñan un papel decisivo en la vida económica;

2) la fusión del capital bancario con el industrial y la creación, sobre la base de este ‘capital financiero’, de la oligarquía financiera;

3) la exportación de capitales, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particularmente grande;

4) la formación de asociaciones internacionales monopolistas de capitalistas, las cuales se reparten el mundo,

5) la terminación del reparto territorial del mundo entre las potencias capitalistas más importantes.

En función de estas cinco características del imperialismo Lenin lo define como «…el capitalismo en la fase de desarrollo en que ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido señalada importancia la exportación de capitales, ha empezado el reparto del mundo por los trust internacionales y ha terminado el reparto de toda la tierra entre los países capitalistas más importantes» (V.I. Lenin, El imperialismo, fase superior del capitalismo, Editorial Progreso Moscú, 1971, p. 238).

¿Se debe concluir de lo anterior, como hoy hace el pensamiento neoliberal y la derecha, que estos rasgos y esta definición ya no son válidos? De ninguna manera. Lo que ha ocurrido después de 145 años de historia del capitalismo y del imperialismo es que al lado de la afirmación y profundización de esos rasgos, se han agregado algunos nuevos que hacen mucho más vigente hoy en día el concepto y la realidad del imperialismo respecto a su período de gestación desde el capitalismo liberal y competitivo al neoliberalismo imperialista y monopólico.

Debo señalar los siguientes rasgos novedosos que considero caracterizan en la actualidad al imperialismo en tanto formación económico-social, política, tecnológica, cultural y militar del sistema vigente globalizado.

a) El predominio del capital financiero especulativo, vale decir, del capital que no genera riqueza, ni empleos, ni remuneraciones para los trabajadores, sino solamente ganancias para sus ricos poseedores y que, eso sí, es responsable de las bajas tasas de crecimiento del capitalismo en la actualidad.

b) El predominio militar que actualmente tiene el imperialismo norteamericano en relación con los otros imperialismos tanto de Europa, particularmente frente a Alemania, Italia, Inglaterra, Francia o España, así como respecto al imperialismo japonés que se mantiene hace ya más de una década en un franco proceso de recesión económica.

c) Si bien es cierto que en el imperialismo clásico predominaba la exportación de capitales por sobre la exportación de mercancías hoy en día ello es mucho más complejo ya que en la relación contradictoria centro-periferia-dependencia, ésta última a la par que mantiene estructuras exportadoras de productos agrarios, mineros y de fuerza de trabajo (remesas), también suministra mercancías industriales (mayoritariamente manufacturadas por empresas extranjeras), así como transfiere enormes recursos tanto de riqueza material (petróleo, gas, ganando, agua, recursos forestales, marinos y agrícolas) como monetarios y financieros hacia los grandes centros económicos y políticos del poder imperial.

d) La revolución informática ha acelerado infinitamente la velocidad de circulación del capital mundial provocando intensas oleadas de fusiones y de adquisiciones de empresas, activos, fuerza de trabajo, medios de producción y de consumo que han concentrado el capital en manos de un puñado de capitalistas multimillonarios.

e) Si bien el reparto del mundo «concluyó» formalmente después de la Segunda Guerra Mundial entre las principales potencias imperialistas, sin embargo, hoy en día la dinámica del militarismo, de la anexión de países y territorios como son los casos de Afganistán e Irak se impone como un neocolonialismo dependiente que opera a favor de los intereses estratégicos de la burguesía y del imperialismo norteamericanos. Al respecto se puede señalar que frente a un déficit de Estados Unidos del orden de 427,000 millones de dólares, la invasión a Irak le está costando anualmente más de 200,000 millones de dólares de acuerdo con información de la Oficina de Presupuesto del Congreso. Incluso se acepta que la ocupación puede llegar a costar otros 290,000 millones de dólares adicionales en los próximos 5 años. (Véase Diario de la Resistencia, septiembre de 2004. http://www.nodo50.org/csca/agenda05/iraq/diario_enero.html).

f) A diferencia del pasado cuando el imperialismo se expandía por distintos países y regiones del mundo invadiendo territorios y apropiándose por la fuerza de sus recursos naturales y humanos, hoy en día según distintos especialistas dicha expansión ha llegado a límites serios que plantean problemas de manutención de las tropas norteamericanas para mantener y reproducir en condiciones ventajosas y eficaces la dominación imperialista.

Así apunta Néstor Kohan que «la proliferación desde hace por lo menos medio siglo -aunque en Cuba la de Guantánamo se instaló hace más de 100 años- de bases militares estadounidenses no ha dejado de expandirse por todo el mundo. E incluso se ha multiplicado desde el fin del sistema bipolar de la guerra fría. Según apunta Tariq Alí, ‘de los 189 Estados miembros de las Naciones Unidas, en 121 hay presencia militar norteamericana’. En total, Estados Unidos mantiene actualmente aproximadamente 700 bases militares fuera de su territorio nacional. Se ha calculado en aproximadamente 250 mil el número de efectivos de las Fuerzas Armadas estadounidenses que ocupan esas bases» (Néstor Kohan, «Guerra y militarismo en el imperialismo contemporáneo», en www.rebelion.org, 6 de febrero de 2005: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=11037).

Según el Alto Mando del ejército norteamericano al número de efectivos militares desplegados en sus bases militares hay que añadir un número similar de familiares y funcionarios civiles del departamento de Defensa; además del empleo de 44,446 extranjeros locales contratados. El Pentágono afirma que en esas bases existen 44,870 cuarteles, hangares, hospitales y otros edificios de su propiedad y que tiene alrededor de 5 mil más en arrendamiento.

Neoimperialismo y neoliberalismo: dos caras de la misma moneda

Cuando juntamos los rasgos del imperialismo señalados por Lenin y por la teoría marxista del imperialismo y de la dependencia que por cierto mantienen toda su vigencia[1], con los anteriores que acabo de enunciar, entonces se puede hablar de neoimperialismo para indicar la fusión de los rasgos del imperialismo clásico (1860-1989) con las nuevas características que asume el imperialismo contemporáneo (1990-2005), particularmente, con sus transformaciones que se despliegan en escala ampliada a partir de la desintegración del campo socialista y el fortalecimiento unilateral del imperialismo norteamericano.

De acuerdo con James Petras: «El Neoimperialismo en su variante militarista, que mira hacia las estrategias de guerra, la logística militar y la creación de enormes ejércitos y aparatos de seguridad con cuantioso incremento de los gastos en este sector» (El neoimperialismo, en www.rebelion.org, 24 de mayo de 2004: http://www.rebelion.org/petras/040524petras.htm).

En este contexto el neoliberalismo como ideología impuesta por la clase dominante principalmente de los países imperialistas, pero asumida incondicionalmente por las burguesías y oligarquías de los países dependientes y por sus burocracias estatales y sindicales corresponde a los intereses del neoimperialismo expresados en la imposición de un conjunto de reformas estructurales cimentadas en la lógica de la dinámica del mercado capitalista y de la privatización de todas las empresas productivas del Estado.

El hecho de que sea el mercado ―es decir en lenguaje liso y llano: los empresarios, los patrones, los terratenientes y las oligarquías y todos aquellos que poseen en propiedad privada y controlan a los bancos y los sistemas financieros, así como los dueños de los medios de producción incluyendo la tierra― el «regulador» de la economía y de la vida social hace completamente superflua para el neoliberalismo la intervención de los trabajadores a través de sus organizaciones clasistas, del mismo Estado, si bien capitalista pero con cierta tónica bienestarista y, en general, de los sectores populares de la sociedad.

El neoliberalismo corresponde a los intereses del neoimperialismo en una etapa de predominio de las grandes empresas transnacionales que cuentan con el poder político y militar del Estado imperialista para doblegar pueblos y naciones que se opongan a sus designios. En esta lógica de destrucción y de predominio imperial se encuentran amenazadas naciones como Irak, Afganistán, Irán, Siria, Corea del Norte, Colombia, Venezuela, Cuba y México siempre y cuando el pueblo y los trabajadores pongan en jaque al neoliberalismo.

Por ello desde la perspectiva de la liberación y de la lucha por el socialismo la lucha de los trabajadores y de la izquierda alternativa que no se encajona en los parlamentos, se tiene que dar cubriendo al mismo tiempo la de ser lucha anticapitalista (contra la dependencia, el subdesarrollo y el atraso) y lucha antiimperialista para afianzar un proyecto de liberación nacional que, coordinado con las luchas populares de otros países, pueda convertirse en un proyecto de construcción del socialismo en el continente latinoamericano.



* Intervención en el El Módulo II «Globalización y neoliberalismo» dentro del Diplomado: EVOLUCIÓN POLÍTICA Y ECONÓMICA DE LA SOCIEDAD, SINDICALISMO Y SEGURIDAD SOCIAL, organizado por La Universidad Obrera de México «Vicente Lombardo Toledano» (UOMVLT), el Instituto de Investigaciones de la Universidad Nacional Autónoma de México (IISUNAM) y la Sección V del Sindicato Nacional de Trabajadores del Seguro Social (SNTSS) en el auditorio de la sede sindical de la Sección V del SNTSS ubicado en Cuitláhuac 35, Col. San Javier, Tlalnepantla, Estado de México, el 3 de marzo de 2005.

[1] Al respecto véase Adrián Sotelo, América Latina, de crisis y paradigmas: la teoría de la dependencia en el siglo XXI, México, coedición Editorial Plaza y Valdés-FCPyS-UOM, México, 2005.