La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, durante un acto con fuerzas policiales. Bullrich es una de las funcionarias mejor consideradas por el presidente Mauricio Macri y responsable de una polémica norma que permite a los agentes disparar a presuntos delincuentes, sin necesidad de dar la orden de alto. Crédito: Ministerio de Seguridad […]
La ministra de Seguridad de Argentina, Patricia Bullrich, durante un acto con fuerzas policiales. Bullrich es una de las funcionarias mejor consideradas por el presidente Mauricio Macri y responsable de una polémica norma que permite a los agentes disparar a presuntos delincuentes, sin necesidad de dar la orden de alto. Crédito: Ministerio de Seguridad
BUENOS AIRES, 13 dic 2018 (IPS) – En el cierre de un año de grave deterioro de la economía argentina, el gobierno del presidente Mauricio Macri optó por un endurecimiento de sus políticas de seguridad que parece satisfacer a buena parte de la sociedad, pero ha sido objetada por especialistas en Derecho y organizaciones de la sociedad civil.
Las fuerzas federales de seguridad fueron habilitadas a disparar con armas de fuego para detener a personas que representen un «peligro inminente», incluso cuando estén huyendo.
Eso faculta la Resolución 956/18 del Ministerio de Seguridad , publicada el 3 de este mes, que exime a los agentes de la obligación de identificarse y dar la voz de alto antes de disparar, «cuando ello resultara evidentemente inadecuado o inútil, dadas las circunstancias del caso».
«Una resolución emanada de un ministerio solo podría aplicarse si el Código Penal hubiera dejado un vacío legal, pero ese no es el caso. Por el contrario el artículo 34 del Código Penal establece muy claramente que los límites de un delito cometido en ejercicio de la legítima defensa, que no pueden ser modificados por una resolución»: Federico Carniel.
«Los policías pueden confundirse con esta norma, pero tienen que saber que si matan a una persona por la espalda, cuando está escapando, estarán cometiendo un homicidio agravado por su condición de miembros de una fuerza de seguridad», dijo a IPS el abogado penalista Federico Paruolo.
«Así lo establece el Código Penal , que tiene mayor jerarquía que esta reglamentación», explicó Paruolo.
El penalista es miembro del Grupo de Litigio Estratégico, un colectivo de unos 25 abogados que brinda defensa gratuita a víctimas en el Gran Buenos Aires, en casos de importancia institucional. Últimamente el grupo ha intervenido en varios casos de violencia injustificada de las fuerzas de seguridad, que localmente se llaman «gatillo fácil».
«Ha habido en los últimos años un claro mensaje político de protección del gobierno a los agentes de fuerzas de seguridad que mataron sin justificación. Esto pone esa política en una norma», agregó Paruolo.
La noticia sacudió también a Cambiemos, la coalición de centroderecha del gobierno. Es que una de las críticas más filosas la hizo la diputada Elisa Carrió, quien en 2017 le dio a esa alianza un triunfo arrasador en las elecciones legislativas de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, principal vidriera política del país.
Carrió consideró que la reglamentación «viola los derechos humanos fundamentales» y exhortó a su espacio político: «Nosotros no vamos a ir al fascismo».
Sin embargo, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, le respondió que la norma fue avalada por Macri. «Lo hemos hablado con el presidente durante más de un año y lo respalda», aseguró.
La funcionaria, quien aseguró que la reglamentación «saca de la indefensión a las fuerzas de seguridad», se ha convertido en una de las estrellas del gobierno.
De hecho, últimamente se hizo trascender que Bullrich podría ser la compañera de fórmula del presidente cuando este busque su reelección, en octubre de 2019.
En ese sentido, la cuestión de la mano dura contra la delincuencia podría ser uno de los ejes de la campaña electoral de Macri, y la repercusión de esta reglamentación parece confirmarlo.
De acuerdo a una encuesta de Management & Fit, una de las consultoras de opinión pública más reconocidas en el país, 60 por ciento de los argentinos está de acuerdo con la resolución ministerial.
El presidente argentino Mauricio Macri, en febrero, cuando tuvo un gesto de apoyo a Luis Chocobar, un policía procesado por matar a balazos a un joven que huía luego de presuntamente asaltar y apuñalar a un turista. Chocobar está procesado y será sometido a juicio oral por homicidio, pero el mandaaio reconoció su «valentía». Crédito: Presidencia Argentina
La paradoja es que estas medidas se anuncian en un contexto de disminución de los delitos violentos, de acuerdo a los números oficiales. Pero pese a ese logro, el gobierno maneja el discurso de que es necesario endurecerse en el combate a la delincuencia.
El Ministerio de Justicia presentó en junio estadísticas según las cuales la tasa de homicidios intencionales cayó de seis cada 100.000 habitantes en 2016 (2.605 en números absolutos) a 5,2 (2.293) en 2017.
También hubo una bajada en los delitos contra la propiedad denunciados: 1.828 el año pasado contra 1.942 en 2016.
En cambio, en el área económica, nadie se anima a asegurar que 2019 traerá mejores noticias para el gobierno, luego de un 2018 que cerrará con una inflación cercana a 50 por ciento, que hizo más pobres a la enorme mayoría de los argentinos, y un derrumbe de la actividad.
Según una organización de derechos humanos que lleva un registro, la Coordinadora contra la Represión Policial e Institucional (Correpi), desde que asumió Macri, en diciembre de 2015, hubo un fuerte aumento de los casos de gatillo fácil.
Esos excesos, precisa, ya eran comunes durante las gestiones precedentes de los centroizquierdistas Néstor Kirchner (2003-2007) y su viuda, Cristina Fernández (2007-2015).
«Durante los 12 años de kirchnerismo contamos 3.100 muertes por gatillo fácil. Ahora estamos haciendo el registro y a comienzos de 2019 vamos a presentar el balance de los primeros tres años de Macri. Van a ser más de 1.000 casos. Es un crecimiento enorme», dijo a IPS la abogada María del Carmen Verdú, responsable de Correpi.
«Estamos en un verdadero estado de suspensión de derechos y garantías, que esta resolución lleva a una fase superior. Viola las normas internacionales, que establece que el uso de la fuerza por parte de las fuerzas de seguridad es el último recurso y prohíbe disparar a quien está en fuga», agregó Verdú.
En el último tiempo, fueron varios los casos en los que el gobierno reivindicó a miembros de fuerzas de seguridad imputados por la Justicia debido a supuestos delitos cometidos en el combate, precisamente, del delito.
El más emblemático ha sido el caso de Luis Chocobar, un policía que en diciembre de 2017 mató por la espalda, con dos tiros, a un joven que presuntamente acababa de asaltar y apuñalar a un turista estadounidense en el barrio de La Boca de esta capital.
Luego de que un tribunal lo procesara por homicidio, al considerar que había suficientes pruebas para someterle a juicio, Chocobar fue recibido en la Casa Rosada, la sede del gobierno, por Macri, quien manifestó que «confiamos en que la Justicia en otra instancia lo liberará de todo cargo, reconociendo su valentía».
Sin embargo, otras instancias superiores, incluida la Corte Suprema de Justicia de la Nación, confirmaron el procesamiento de Chocobar, quien será sometido a juicio oral en 2019.
Efectivamente, el endurecimiento de las políticas de seguridad del gobierno tendrá que superar el control judicial, cosa que no parece fácil.
Pocos días después del dictada la nueva resolución, otros dos miembros de seguridad que están a la espera de ser juzgados pidieron que el archivo de la causa, con el argumento de que debe aplicarse retroactivamente la norma, ya que resulta más benigna para ellos como imputados.
Se trata de un caso ocurrido en agosto de 2016 en la provincia de Chaco, en el norte del país: dos agentes confundieron con un narcotraficante a un hombre que regresaba de una tarde pesca en su automóvil, junto a su hija, y lo mataron a balazos.
El fiscal, Federico Carniel, se opuso a que los dos agentes sean exculpados.
«Una resolución emanada de un ministerio solo podría aplicarse si el Código Penal hubiera dejado un vacío legal, pero ese no es el caso», explicó Carniel a IPS.
«Por el contrario el artículo 34 del Código Penal establece muy claramente que los límites de un delito cometido en ejercicio de la legítima defensa, que no pueden ser modificados por una resolución», puntualizó.
El criterio de Carniel anticipa que el próximo campo de batalla en el que se dirimirá si es válido el endurecimiento de las políticas de seguridad del gobierno de Macri serán los tribunales.
Edición: Estrella Gutiérrez
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2018/12/impotente-inflacion-gobierno-argentino-se-cobija-la-mano-dura/