Los discursos y conversaciones que se oyen hablan de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que nadie se quede atrás. Todo lo domina la emergencia climática, la necesidad de no superar un aumento de la temperatura media de 1,5 grados en las próximas décadas, lo peligroso de que las inercias continúen y se superen los […]
Los discursos y conversaciones que se oyen hablan de los Objetivos de Desarrollo Sostenible y que nadie se quede atrás. Todo lo domina la emergencia climática, la necesidad de no superar un aumento de la temperatura media de 1,5 grados en las próximas décadas, lo peligroso de que las inercias continúen y se superen los dos grados, lo catastrófico si se superan los tres grados centigrados por el deshielo, el cambio en las corrientes marinas, la intensidad de lluvias o sequías…
El recinto ferial de Madrid, albergue de los encuentros oficiales de la Conferencia sobre el Clima, se llena de mandamases, funcionarios y pelajes varios hablando de cómo reducir las emisiones de CO2 y otros gases. No hay altas autoridades de los primeros países contaminadores, Estados Unidos o China. Se discute del capitalismo verde o sobre los anuncios de ENDESA en todo los medios de comunicación el d ía de la inaugu raci ó n, el des pliegue de Iberdr ola por parte de empresas con sede en España o sobre la financiación de un Fondo Verde que procure transformaciones, apoye proyectos que protejan la biodiversidad y mitiguen efectos catastróficos. Todo, mientras empresas patrocinadoras del evento y Estados que participan en la Conferencia forman parte del engranaje de los paraísos fiscales.
Al fondo, hay un pequeño estand que transmite que la energía nuclear es la que puede servir de transición a una economía descarbonizada. Arabia Saudí, que no es pobre, reclama que la transición justa les incluya una compensación por no extraer petróleo.
Busquemos la sostenibilidad, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, la transición justa . Empieza la Conferencia. Los organizadores regalan una botella de vidrio, reutilizable, que sustituye a las botellas de plástico individuales. Hay algunas fuentes del Canal de Isabel II en las que se pueden llenar las botellas. Pero, en todas partes, hay ¿un ciento? bidones de la empresa EDEN, una empresa sionista esquilmadora de agua árabe de los Altos del Golán, cubriendo el recinto de IFEMA en la COP25.
Todo el mundo felicita a los organizadores. Al gobierno español y a IFEMA. También los sionistas.
Santiago González Vallejo, Comité de Solidaridad con la Causa Árabe
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