Normalmente, porque así ha ocurrido a través de la historia, el idioma dominante es el idioma del dominador. El Inglés de hoy es igual que el latín de Julio César. Cuando un personaje de la talla, talla nomás por cierto, de Arnold Abecedario, dice que a los mexicanos que se olviden del español, […]
Normalmente, porque así ha ocurrido a través de la historia, el idioma dominante es el idioma del dominador. El Inglés de hoy es igual que el latín de Julio César.
Cuando un personaje de la talla, talla nomás por cierto, de Arnold Abecedario, dice que a los mexicanos que se olviden del español, que sólo hablen en inglés, no sólo esta dando cátedra de ignorancia sino que se suma a los que creen que Estados Unidos es la Tierra prometida, y no Jerusalem.
Pero eso no es nuevo. Los primeros grupos de inmigrantes importantes que llegaron a Estados Unidos en los años de la gran depresión económica llegaron desde todos los lados huyéndole a las guerras mas que buscando fortuna, aunque tampoco la descartaban. Lo primero que hicieron no fue buscar un pico y una pala para unirse al Gold Rush y hacerse ricos de un día para otro. No , lo primero que hicieron fue cambiarse el nombre y adoptar uno americaniao, un nombre que pudiera ayudarlos a confundirse en la multitud como otro mas del montón.
Porque el racismo de los norteamericanos ha sido su fuerte. No le valió sin embargo a muchos negros , antiguos inmigrantes forzados desde el Africa, a ponerse de nombre Washington Walili, John Ngobon, James TiCongorol, finalmente se pusieron los nombres y los apellidos de acuerdo a sus esclavistas. Lo que tampoco sirvió de mucho porque siguieron viviendo en la pobreza hasta hoy con un porcentaje mejorado gracias a la vida de Luther King y otros que lo dieron todo para demostrar que eran humanos.
A los mexicanos le ocurrió igual, aunque por mas nombre que uno se ponga, la cara de indio y el fuerte acento no se cura ni con guayabita secada al sol. Hasta que otro Chaves, Cesar en este caso y no Hugo, lanzó una lucha tremenda para lograr la dignidad del chicano en la California de las frutas perdidas.
Los inmigrantes latinos tienen que hacer lo mismo, cambiarse el nombre para que puedan pasar como gringos. El caso mas visible es el de los peloteros quienes batallaron hasta lograr una aceptación que está condicionada por el buen uso del garrote de beisbol o el lanzamiento de la pelota.
Pero parece que Arnold Abecedario desconoce que cuando uno nace en el Congo Belga, por mas dunkin y knockout que se haga tanto en baloncesto como en el boxeo, y por mas billetes que se ganen, uno sigue caminando descalzo y con las bolsas al aire, tal y como lo hicimos desde siempre en nuestra geografía de origen. No vale mascar chicle mañana, tarde y noche, que muchas veces ayuda para disimular un acento de un idioma, no vale tirarse al hombro un tremendo radio debordado de rock, no vale jartarse de hamburguesa hasta para desayuno, no vale engancharse una camarita y ponerse unas gafas, no vale hablar español incertando palabras en inglés o agarrando un acento gringo para que crean… Nada de eso vale. Usted es de Moca y eso no se lo borra nadie. Pero tampoco hay que borrarlo . Porque no es una deshonra ser originario de Africa , Haití, o de la Atlántida.
Pero el asunto del dominio del inglés ha llegado tan lejos, que parecería que fuésemos brutos si no lo hablamos o no lo entendemos .
Estoy completamente convencido que los idiomas son innecesarios en el aprendizaje del ser humano, y en su conformación de su identidad tanto física como síquica. No necesito del lnglés para saber que 6 multiplicado por 8 son 48 ( es la única que me se de la tabla ) , ni tampoco es imprescindible el inglés para ser poeta, ni para ser astronauta, ni para fabricar la bomba atómica, ni para descubrir el agua tibia. Claro que el saber no pesa, ni está de mas saber unas cuantas frases de cualquier idioma para actuar con cortesía. Me jode, extremadamente ver a un gringo que no sepa ni dar las gracias. Que piensa que todo el mundo tiene que entenderle su jodío idioma.
Hoy se duplican las clases de inglés, para entender bien las órdenes, me imagino.
Música, pintura, dibujo, literatura, filosofía… eso sí que enaltece el espíritu, nos hace mas humano, menos robot, y menos serviles.
Creo que hay que crear conciencia de la importancia de nuestro idioma, de su valor, de la riqueza, del inmenso elemento de identidad que representa. Sin caer en explicaciones idiotas de la »buena» herencia del colonialismo.
En mi reciente viaje a Santo Domingo me ocurrió en el aereopuerto donde, despues de haberme revisado varias veces, me vuelven a detener para otro chequeo. Lo hizo una agente de seguridad en el aereopuerto de Toronto. Passport Plis , me dijo con un gesto de exigencia. Yo me detuve, le di el pasaporte. Me preguntó que dónde me iba a alojar en Santo Domingo. Le respondí: Lo siento señora, pero no le entiendo, me imagino que desea usted revisar de nuevo mi equipaje de mano. Aquí lo tiene usted. Ella entonces me habla en un español sin conjugación de verbos y con un fuerte acento. Le vuelvo a decir que no entiendo nada de lo que me dice que yo hablo español solamente y que soy pintor. Ella desiste y se pone a revisar todo lo que llevo en mi bulto, acuarelas, CD, lápices, libros, una pastilla para dormirme en el vuelo y así llegar mas rápido, un sacapunta, una libreta de bocetos…. me dice que todo está muy bien, pero yo , con mucha paciencia acotejo mis cosas tal y como estaban creando obviamente un pequeño tapón. Una vez tengo todo listo, recupero mi pasaporte, y le digo, siempre en español, muchas gracias , pase buen día, le sonrío y me alejo sin rencor pero orgulloso de no hablarle en el inglés que aprendí y que no me da la gana de hablarlo a la fuerza. Pienso que tenía razón porque yo era el cliente. No un cliente cualquiera, porque no he ido a comprar un par de plátanos, sino un boleto de avión por mas de mil dólares. Y Ellos tienen la obligación de darme un buen trato. Soy un cliente, no un terrorista. Si ellos quieren comunicarse conmigo, que contraten un traductor.
El caso de los mexicanos es mas complejo porque ellos tienen que buscársela en un medio hostil. Pero aun así, uno puede aprender su poco de inglés para desenvolverse y seguir leyendo a García Marquez, a Cervantes, a Rebelión, El Granma, Aporrea, y otras cosas que nos afirman como seres pensantes y cuyo derecho no nos puede quitar un carajo que ganó fortuna y poder por el simple hecho de meterse en un gimnasio a inflarse los músculos y que al igual que Tarzán lo metieron a filmar las peores películas que jamás han sido filmadas en Hollywood.
Junio MMVII