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Ingrid Galster ha muerto

Fuentes: Rebelión

Prof. Dra. Ingrid Galster   Conservó con orgullo el apellido original de su madre María (1910-2003), Galster de soltera y Schmitz de casada. ¿Quizá efecto de su trabajo y admiración por Simone de Beauvoir y su «Le Deuxième Sexe? También anhelo suyo fue reposar junto a ella en el bello cementerio alemán de Krefeld, bajo […]


Prof. Dra. Ingrid Galster

 

Conservó con orgullo el apellido original de su madre María (1910-2003), Galster de soltera y Schmitz de casada. ¿Quizá efecto de su trabajo y admiración por Simone de Beauvoir y su «Le Deuxième Sexe? También anhelo suyo fue reposar junto a ella en el bello cementerio alemán de Krefeld, bajo la atenta mirada de su amigo jardinero Karl Kronenberg.

Descanse en paz la catedrática jubilada Ingrid Galster, nacida el 2 de agosto de 1944 en Krefeld (Alemania). Ha muerto a los 71 años.

Me resulta doloroso, y lo hago con pesar, hablar de su muerte por un cáncer descubierto hace poco más de un año. Luchó contra él hasta su misma muerte, se aferró a la ilusión por terminar su último libro arrastrándose hasta su viejo ordenador, hasta su amplia mesa de trabajo rodeada de apuntes, libros y papeles, en aquella calle denominada Quellenweg de aquel hermoso pueblecito bávaro de Mörnscheim, a tiro de piedra de Eichstätt. El libro ha quedado con algunas páginas en blanco, le pudo la muerte arrebatándole la vida junto a aquel manantial de agua a borbotones, desagüe de capas freáticas y convertido en río de molinos a los pies de su casa.

Dos profundos amores guiaron en su quehacer de investigación a esta catedrática apenas jubilada: su investigación, doctorado y sus muchos libros (10), artículos, discusiones y congresos sobre Jean-Paul Sartre y Simone de Beauvoir, y su tesis de habilitación a cátedra sobre el vasco Lope de Aguirre: Lope de Aguirre y La posteridad arbitraria. Y en ambos Ingrid Galster ha sentado cátedra o, dicho de otro modo, ha puesto los puntos sobre las íes.

Pisó el País Vasco y su Oñati rebuscando papeles y huellas de aquel bravo y bregado aventurero del siglo XVI y presentó su trabajo, su tesis a cátedra hecha libro y publicada, en el II Congreso de historiadores vascos tras parada y fonda en Arantzazu. Tesis y libro salpicado de notas abundantes y numerosos apéndices, reeditado días atrás, en el 2015, por la editorial Eunsa, y que resulta lección de cómo abordar un personaje y rescatarle del polvo y de la manipulación de la posteridad arbitraria.

Creo que Oñati y el País Vasco se han quedado en deuda con esa gran mujer, que fue Ingrid Galster, y con su aportación definitiva al esclarecimiento de uno de sus hijos: el oñatiarra Lope de Aguirre. Su libro es una lección de historia honesta y trabajada, que merece ser estudiado.

Y a su muerte tan sólo recordar aquello que escribiera Unamuno a inicios del siglo pasado:

[…] y me digo: «Tal vez cuando muy pronto /»vengan para anunciarme / «que me espera la cena, /»encuentren aquí un cuerpo / «pálido y frío /»-la cosa que fui yo, éste que espera-, / «como esos libros silencioso y yerto, / «parada ya la sangre, / «yelándose en las venas, /»el pecho silencioso / «bajo la dulce luz del blando aceite, / «lámpara funeraria.» / Tiemblo de terminar estos renglones / que no parezcan / extraño testamento, / más bien presentimiento misterioso / del allende sombrío, / dictados por el ansia / de vida eterna.

Sí, lector solitario, que así atiendes / la voz de un muerto, / tuyas serán estas palabras mías / que sonarán acaso / desde otra boca, /sobre mi polvo / sin que las oiga yo que soy su fuente. / ¡Cuando yo ya no sea / serás tú, canto mío! / ¡Oye la voz que sale de la tumba / y te dice al oído / este secreto: / Ya no soy yo, hermano!»

Y poco más, un recuerdo agradecido y una lágrima en una flor sobre su tumba.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.