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Iraq: Colonizar la cultura

Fuentes: Truthout

Traducido del inglés para Rebelión por Beatriz Morales Bastos

Transgredir Transgress

La expansión geoestratégica del imperio estadounidense es un hecho aceptado de la historia contemporánea. En estas páginas ya he escrito acerca del impacto de la ocupación estadounidense sobre el pueblo iraquí tras la colonización «dura» a través de F-16, tanques, bombas de 2.000 libras, fósforo blanco y bombas de racimo.

A continuación ofrezco una breve visión del menos obvio pero mucho más insidioso fenómeno de la colonización «blanda». El hecho de que académicos y pensadores políticos hayan hablado por extenso de este proceso sólo establece la incómoda realidad de que la historia está condenada a repetirse con todo su horror a menos que la civilización humana haga un esfuerzo coordinado para eliminar el uso de la fuerza bruta de los asuntos humanos.

Gandhi, el apóstol de la resistencia no violenta, afirmaba:

«No quiero que mi casa esté amurallada por todos lados ni mis ventanas selladas. Yo quiero que las culturas de todo el mundo soplen sobre mi casa tan libremente como sea posible. Pero me niego a ser barrido por ninguna de ellas. Me niego a vivir en casa ajena como un intruso, un mendigo o un esclavo».

Ésta es una idea que se ha vuelto irrelevante en el escenario actual en el que las más poderosas naciones del mundo han obtenido el mandato para invadir con impunidad cualquier sociedad y cualquier Estado que pueda ser explotado por sus recursos. A diferencia de épocas anteriores las invasiones actuales están invariablemente camufladas bajo la fachada de un elaborado engaño que afirma que el motivo del ataque es altruista. En este nuevo esquema de las cosas la resistencia es considerada insurgencia y la disidencia no es patriótica. A quienes son invadidos no se les permite el lujo de decidir entre ser mendigos o esclavos. La cultura sería lo último que tienen en mente porque luchan para seguir vivos. Sin embargo, la pérdida de su cultura es lo que en última instancia causa la desintegración de estas sociedades hasta dar una ventaja absoluta a quienes los han vencido.

Se dice que la historia la escriben los vencedores. Lo que no se dice es que destruir al enemigo no es más que la mitad del propósito de una victoria. La otra mitad es la subyugación y la alteración drástica de la percepción de sí mismo que tiene el enemigo para obtener un control indiscutible sobre cada aspecto del Estado subyugado, su pueblo y sus recursos, de manera que una vez obtenida la victoria pueda seguir con el «mucho mayor negocio de saquear», según Franz Fanon, filósofo, psiquiatra, escritor y destacado pensador del siglo XX.

A otro nivel tenemos el Human Terrain System (HTS, Sistema del Territorio Humano) sobre el que ya he escrito [1] y en el que científicos sociales están empotrados con las unidades de combate, aparentemente para ayudar a los ocupantes a entender mejor las culturas que están ocupando. La intención oculta es explotar los cismas y puntos débiles existentes en estas sociedades para ventaja de los ocupantes por medio de la política de dividir y vencer.

Como afirmaba Edward Said en Orientalismo:

«… existe una diferencia entre el conocimiento de otros pueblos y de otros tiempos que es resultado de la comprensión, la compasión, el estudio y análisis cuidadosos en sí mismos y, por otro lado, el conocimiento (si es lo que es) que forma parte de una campaña global de autoafirmación, beligerancia y guerra en toda regla. Después de todo, hay una profunda diferencia entre el deseo de entender con el propósito de coexistir y de ampliar humanísticamente los horizontes, y el deseo de dominar con el propósito del control y de dominio externos».

Es extremadamente obvio que HTS pertenece a la segunda categoría.

A otro nivel incuestionable continúa la «democratización» y «modernización» de una sociedad «bárbara». Evidentemente, los académicos empotrados del HTS no encuentran pruebas de que estas culturas hayan resistido décadas de aislamiento y ataques internacionales manteniendo su soberanía gracias a la pura fuerza de su educación, su cultura y su tejido social bien integrado y diverso. Así, Estados Unidos establece una gama de programas financiados por el Estado, aparentemente para empoderar a las mujeres y jóvenes de la sociedad que es su objetivo, en los sentidos de la democracia y la civilización moderna. Se consigan o no este sospechoso objetivo, la acosada conciencia colectiva del pueblo invadido, traumatizado por la pérdida y el conflicto, empieza a someterse a las «normas» de comportamiento prescritas por el vencedor, aun cuando violen las verdaderas normas de la sociedad que puedan haber prevalecido antes de la invasión.

Transformar

Fanon afirmaba:

«Una cultura nacional bajo el dominio colonial es una cultura refutada, cuya destrucción se persigue de manera sistemática»

Al describir la psicopatología de la colonización afirmaba: «Se hacen todos los esfuerzos posibles para llevar al colonizado a admitir la inferioridad de su cultura que ha sido transformada en patrones de conducta instintivos, a reconocer la irrealidad de su «nación» y, en última instancia, el carácter confuso e imperfecto de su propia estructura biológica»

El discurso de Fanon ante el Congreso de Escritores Negros en 1959 es una asombrosa descripción de la tragedia actual de Iraq:

«Como la dominación colonial es total y tiende a simplificar excesivamente, logra rápidamente trastocar de manera espectacular la vida cultural del pueblo conquistado. Esta destrucción la hacen posible la negación de la realidad nacional, las nuevas relaciones legales introducidas por la potencia ocupante, el destierro de los nativos y de sus costumbres a sectores alejados impuesto por la sociedad colonial, la expropiación y la sistemática esclavización de hombres y mujeres […]».

«Porque cultura es primero la expresión de una nación, la expresión de sus preferencias, de sus tabús y de sus modelos. En todos los niveles de la sociedad global se forman otros tabús, valores y modelos. Una cultura nacional es la suma total de todas estas apreciaciones; es el resultado de tensiones externas e internas ejercidas sobre la sociedad global y también a cada nivel de la sociedad. En una situación colonial, la cultura, que está privada del apoyo tanto de la nación como del Estado, decae y muere».

A veces podemos ser testigos de violaciones flagrantes como en la distribución a niños iraquíes de mochilas con la bandera estadounidense.

Otro ejemplo repulsivo es el llamado suero de la piel blanca. Skin White Research Labs [Laboratorios para la investigación de la piel blanca] es una de las muchas compañías que venden cosméticos para blanquear la piel. Venden orgullosamente el suero de la piel blanca [2] en «más de 30 países». Hay otras muchas compañías implicadas en este mercado y que venden productos similares como «crema decolorante piel blanca» [3] y «Xtreme white»[4].

El mensaje que se esconde detrás de ello es que, políticamente, aquellos que están en la cultura colonizada deberían tratar de ocultar su piel oscura, la cual de hecho forma parte de su identidad étnica, y a aspirar a la cultura, poder e influencia de la cultura dominante a expensas de su propia cultura.

Algo menos sutil es la colonización por parte de las empresas de la cultura de Iraq. Un ejemplo de ello son las niñas iraquíes que llevan mochilas con la imagen de Barbie [5] en la zona de Sadr City de la ciudad de Bagdad.

En Iraq y Afganistán la cultura dominante en los últimos tiempos ha sido el ejército estadounidense. Como tiene todo el poder de las armas y la fuerza bruta, establece las normas y el nivel. Esto se hace por medio de repetidas sugerencias a través de la propaganda y de anuncios que sugieren que en sus apariencias, en sus creencias, sus costumbres y su modo de vida la población local vale menos que los ocupantes de su país.

Las prácticas materiales de la sociedad preservan su cultura, que es la cuerda de salvación de la identidad y una afirmación sobre la que depende el progreso de una nación. Las costumbres sociales, los sistemas de producción, la educación, el arte y la arquitectura son algunos de los pilares visibles de una cultura .

La comunidad y las costumbres se convierten en las primeras víctimas cuando todo un pueblo lucha con una fuerza militar desigual para sobrevivir bajo el perpetuo temor a la pérdida y la muerte. En un estado de vacío la sociedad amenazada se agarrará a cualquier cosa que el ocupante le ofrezca como una forma «mejor» de vivir. En el proceso pierde obligatoriamente sus propios modos de vida autopreservados que ya han sido ensayados y probados.

Con la destrucción de la infraestructura, se destruyen la educación, la salud y los medios de vida. Cuando la rehabilitación y restauración vienen empaquetadas en sistemas extraños de conocimiento (véase, USAID [6]) esto también se acepta en ausencia de lo que existía antes.

La literatura, arte y arquitectura padecen una destrucción más sistemática.

Mis amigos artistas en Bagdad informaron de que [7]:

«Las fuerzas de ocupación animaron a los rebeldes a saquear los museos y bibliotecas. Cinco mil años de historia se perdieron irreparablemente en unas horas. Esto es una pérdida para el mundo, no sólo para Iraq. Los edificios se pueden restaurar, lo mismo que la electricidad, pero, ¿dónde voy a encontrar a otro Khalid al-Rahal que me haga una nueva estatua de Abu Fafar al-Mansoor? ¿Cómo voy a sustituir artefactos que datan de miles de años? Iraq está cambiado para siempre».

He oído decir a hombres y mujeres normales de Iraq: «Necesitamos nuestro arte porque nos conecta con lo que nos ha traído aquí y nos recuerda hacia dónde vamos». El dr. Saad Eskander ha sido director general de lo que queda del Archivo y Biblioteca Nacional de Iraq, y afirma: «Este edificio lo quemaron dos veces y lo saquearon. Hemos perdido el sesenta por ciento de nuestras colecciones de archivos, como mapas, archivos históricos y fotos. Se perdieron el veinte por ciento de nuestros libros … Esto ha mutilado nuestra cultura y la cultura llega a lo más profundo de los corazones de la gente, mientras que la política no lo hace».

No resulta difícil ver que el alcance de la devastación causada por la invasión y ocupación de Iraq va más allá de la pérdida de las vidas, de los medios de vida y de las propiedades. Se han destruido las raíces históricas y culturales de la nación.

[1] http://www.truthout.org/043009R (N de la t.: Véase también en castellanohttp://yuntero.wordpress.com/2008/04/29/el-human-terrain-system/)

[2]http://www.skinwhite.com/

[3]http://www.amazon.com/Bleaching-Formula-Brighten-Beautiful-Complexion/dp/B000JVD5F2

[4]http://www.xtremecreams.com/skinwhitening.html

[5]http://www.dailystar.com.lb/article.asp?edition_id=10&categ_id=2&article_id=101533

[6]http://www.usaid.gov/iraq/

[7]http://dahrjamailiraq.com/the-ongoing-occupation-of-iraqi-artists, traducción al castellano, http://www.rebelion.org/noticia.php?id=82659

Enlace con el original: http://www.truthout.org/052709R