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Joan Robinson siempre

Fuentes: Rebelión [Foto: El viejo topo]

“Es terrible ser un trabajador explotado en el sistema capitalista. Lo único peor es ser un trabajador incapaz de encontrar a alguien que te explote” (Joan Robinson )

El 5 de agosto se cumplieron 40 años del fallecimiento de Joan Violet Robinson, conocida como Joan Robinson. Era una economista inglesa de la Universidad de Cambridge, muy ligada al Keynes, con el cual contribuyó en la elaboración de su Teoría general del empleo, el interés y el dinero, publicado en 1936. Igual, después de la muerte del llamado salvador del sistema capitalista, Joan Robinson se constituyó en la principal  economista neokeynesiana defensora de sus ideas en contra de la ortodoxia neoclásica y se mantuvo firme, aun cuando otros economistas como Paul Samuelson aceptaran como válidas varias de las tesis neoclásicas.

Fue una de las pocas economistas que estudió el Capital de Karl Marx (Keynes era alérgico a Marx) buscando una argumentación académica de sus postulados teóricos y tendencias del sistema capitalista sustentado sobre la base de la explotación de la fuerza de trabajo, donde la obtención de plusvalía se convierte en una especie de ley universal para que el sistema funcione; o sea explotar más a los trabajadores, sea aumentando la jornada de trabajo o la productividad del mismo trabajador ( más productos por número de trabajadores empleados).

La crítica de Joan Robinson a Marx empieza por la definición del valor, que según esta economista el valor de Marx es el mismo concepto de beneficio utilizado por Marshall. En Marx, la plusvalía es la parte del valor generado por los trabajadores y apropiada por los capitalistas por ser los dueños de los medios de producción. Esto es, la diferencia entre el precio al que se vende una mercancía y lo que el capitalista le paga (salario) al obrero para reproducir sus condiciones materiales de vida; o sea el salario de subsistencia del obrero.

Según Robinson, que utiliza para su argumentación la plusvalía con sinónimo de beneficio, en Marx “la tasa de beneficio tiende a declinar al acumularse el capital y es necesaria una tasa aún más grande de acumulación para mantener la producción. Tanto pronto como la tasa de acumulación encuentra obstáculos ya está sobre nosotros la crisis. La única forma de curar la crisis consiste es elevar la acumulación. Pero esto sólo puede hacerse mediante la reducción del consumo. El sistema puede funcionar únicamente mientras los capitalistas estén amasando más y más capitales y el resto de la comunidad consumiendo cada vez menos bienes” [1].

Sobre el concepto del valor, Joan Robinson argumenta además que al tomar Marx de Ricardo el concepto de valor trabajo, semistificó dicho concepto, ya que existe y debe existir dentro de la teoría económico un concepto de valor monetario del trabajo, distinto al concepto de valor trabajo. Lo mismo puede decirse del concepto de capital, ya que según Robinson “la aserción de que solo el trabajo engendra valor significa que no es correcto tratar al capital como un factor de producción [2]. Como se sabe, dentro de la teoría keynesiana, el concepto de capital refiere a un stock de equipo y trabajo de investigación científica,  no solo como un medio para que aumente la plusvalía y se  pague más a los obreros al aumentar la productividad, sino como resultado de la acumulación de más capital que generan más productos (mercancías).

Sobre este punto, la autora cuestiona las relaciones que se establecen en la teoría económica marxista. Como se sabe la primera relaciona es la llamada tasa de explotación, o sea s/v, es decir cuánto participa la plusvalía (s) del capital variable (v); circunscrito este último al pago del salario de los obreros.  La segunda relación es la tasa de beneficio del capital, o sea s/c+v), donde c, es el capital constante. La relación entre C/V se define como la composición orgánica de capital.

 En primer lugar, la tasa de explotación no tiene significación.  “El monto de la plusvalía  que un capitalista obtiene de sus trabajadores no se relaciona de ninguna manera  con el monto del capital  que ha invertido en un fondo de salarios. Por ejemplo, los trabajadores normalmente anticipan el valor de una semana de trabajo a sus patronos y estarían más explotados, no menos, si se les pagase a intervalos más largos, reduciendo así el monto del capital que los patronos colocan en V. Es el capital variable, en su aspecto relacionado con los salarios anuales, lo que produce plusvalía” [3]

En segundo lugar, la autora no encuentra ninguna diferencia entre el concepto de tasa de beneficio de Marx, con las de otros economistas. En el caso de C/V, la crítica refiere al hecho que la tendencia a la caída de la tasa de ganancia se basa en que asume que la participación del capital es constante dentro del producto sin observar que el capital por unidad de trabajo está creciendo.  Diferencia entre innovaciones neutras, que no afectan la participación del capital, e innovaciones favorables que si lo aumentan por unidad de trabajo [4].

La ideología es otro de los puntos que merecen destacarse en la crítica a la teoría económica marxista. Para Joan Robinson, la escuela ortodoxa no ha podido reconocer en Marx sus aportes a la teoría económica, en especial la transformación de precios en valores, los aportes a la teoría de valor trabajo de Ricardo, los esquemas o modelos de reproducción simple y ampliada, la distribución del beneficio entre renta, interés, salarios, la legalización de la jornada de trabajo para evitar la sobreexplotación, la innovación para aumentar la productividad, etc., más bien lo han descalificado como economista al centrarse más en sus aportes e ideas filosóficas y políticas.

Al no querer aprender de otras escuelas, también los economistas marxistas han sido dogmáticos al igual que los economistas neoclásicos. La autora señala que, al menos,  se debería reconocer el aporte de Marshall al considerar la teoría de valor trabajo como un esquema para  la determinación de los precios relativos de los bienes. No obstante, es de reconocer una línea de pensamiento de economistas y pensadores neomarxistas que estudian e interpretan los aportes de Marx a la teoría económica y del desarrollo, dejando a un lado el lastre del determinismo económico y las teorías simplistas de las crisis económicas del sistema.

Otro punto importante es el cuestionamiento del porqué la fuerza de trabajo se cambia por su valor. En esto es de considerar la desorganización que impera en los sindicados donde los patronatos pueden imponer condiciones de trabajo y salarios que imposibiliten la reproducción material de aquellos, ya que el salario de subsistencia pagado resulta insuficiente. Por el contrario, mayores presiones por mejores condiciones de trabajo y salario pueden bajar la acumulación y hacer que se despidan trabajadores. La tendencia a la conformación de un ejército de reserva hace posible que los salarios sean bajos; no obstante,  hay evidencia que el grado de calificación de la fuerza de trabajo aumenta la productividad y el salario.

“El hecho de elevar los salarios reales requiere  una modificación importante de la tesis central de la teoría de Marx. Ha resultado que no es el caso de que la miseria creciente conduzca a los trabajadores a la rebelión. Los capitalistas han tenido éxito en atraérselos dándoles una participación en el producto que el capitalismo origina.  Aún más, los trabajadores quedan saturados de ideología capitalista y ven la vida en términos de valores capitalistas. Han desarrollado un estado mental en el que no quieren que se alteren las reglas del juego. Es muy notable actualmente que el marxismo florece mejor en países donde el capitalismo tiene menos éxito” [5].

Joan Robinson reconoce los aportes de Marx a la teoría de la demanda efectiva, base fundamental de la economía Keynesiana.  A Marx no le interesa decía J. Robinson, desarrollar una teoría de la demanda efectiva, sino la situación de clase trabajadora generadora del valor; por tanto, le interesaba demostrar la tendencia irreversible del  sistema a la crisis por la caída de la tasa de ganancia, lo cual solo sería superado por el cambio del propio sistema económico liderado por el movimiento de los trabajadores. A diferencia de Keynes, preocupado por restablecer la demanda de consumo para generar producción, ingresos y empleos, superando con ello la crisis coyuntural del sistema, Marx se preocupa por explicar las causas de la crisis que tienen una connotación histórica para construir un sistema sustituto y alternativo: el socialismo [6].

El problema del sistema económico capitalista es que los trabajadores viven en situación de pobreza e indigencia, y los dueños de medios de producción están más preocupados en acumular que consumir,  por lo que el nivel de consumo de los bienes salarios es bajo y también el nivel de consumo de los bienes intermedios y capital.  Una mayor inversión e innovación aumenta la producción a causa de una mayor productividad del trabajo, pero el producto encuentra problemas para su realización en el mercado ya  que la demanda es insuficiente, y los capitalistas tratan de conseguir trabajadores a un costo (salario) menor por la gran cantidad de personas desocupadas (ejército de reserva).  En esos términos no solo es evidente un mayor grado de exploración de la fuerza de trabajo, sino también la tendencia a una menor ganancia.

Joan Robinson hizo aportes también a la teoría del desarrollo y la necesidad de garantizar por parte de los gobiernos derechos adquiridos, como el derecho a la libertad y participación económica social y política.  Cuestionó el modelo de competencia de los neoclásicos, destacando las imperfecciones de mercado y la presencia de grados de monopolio y monopsonio, contrario a aquellos argumentos neoliberales que las imperfecciones de mercado son bendiciones para la economía ya que permiten que las personas innoven, desarrollen todos sus talentos y puedan lograr el máximo de beneficios económicos concentrado las actividades productivas y de consumo en una o varias empresas. Mantuvo controversia sobre la teoría del capital, en especial con economistas como Paul Samuelson.

Una de las injusticias cometidas fue el no otorgamiento del Premio Nobel de Economía a Joan Robinson, aun cuando se reconoce que parte de los ganadores no superaron los aportes visibles de la economista de Cambridge. Las universidades, sobre todo latinoamericanas, han congelado el pensamiento de Joan Robinson, utilizando manuales de economía donde todavía los postulados teóricos de la escuela neoclásica se enseñan como verdades absolutas.

Los llamados modelos de socialismo democrático que dan  sustento, en teoría, a varios gobiernos de países latinoamericanos, tienen en esencia parte de las ideas de tipo keynesiano y neokeynesiano. El aumento de la inversión pública real para generar mayor producción, empleos e ingresos de la población, pero también  garantizar la reproducción material es de la vida misma, con salarios más justos para los trabajadores, es una de ellas. A lo mejor, la Academia y  Centro de Pensamiento ligados a este tipo de gobiernos progresistas, decidan interesarse por los aportes de Joan Robinson a la teoría económica, más allá de la ideología y ortodoxia del socialismo real.

Notas:

[1] Ver Joan Robinson “Ensayos de Economía Pos keynesiana”. Fondo de Cultura Económica, México DF , 1974,  pág. 173

[2] Ver Joan Robinson Op cit pág. 303

[3] Ver Joan Robinson Op. Cit pág. 305

[4] Sobre la tendencia a la caída de la tasa de ganancia como explicación de la crisis capitalista, han habido diversas interpretaciones,  incluso aquellas que niegan tal relación, ya que la masa de ganancia puede estar creciendo y no motiva a que los capitalistas se preocupen; véanse los trabajos de Roberts, Harvey, Astarita, entre otros.

[5] Ver Joan Robinson OP cit pág. 348

[6] Joan Robinson “Introducción a la Economía Marxista: Siglo XXI, editores, México DF, 1968.

Javier Suazo. Economista hondureño especializado en políticas económicas y relaciones internacionales, con estudios doctorales en ciencias economías.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.