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Reseña de la novela de Javier Mestre recientemente publicada en Caballo de Troya

«Komatsu PC-340»: Pastillas para despertar

Fuentes: Rebelión

Quizá no sea tan amplio, ni tan determinante en el resultado final, el rango de las decisiones que puede tomar un autor en el trance de dar forma y contenido a su obra. Quizá no tanto como podría parecer. Pero sí es cierto que, además de disciplina y humildad, se requieren dosis formidables de coraje […]

Quizá no sea tan amplio, ni tan determinante en el resultado final, el rango de las decisiones que puede tomar un autor en el trance de dar forma y contenido a su obra. Quizá no tanto como podría parecer. Pero sí es cierto que, además de disciplina y humildad, se requieren dosis formidables de coraje para hacer aquello que uno tiene que hacer… Periodista y profesor de literatura, articulista feraz y veterano militante de la izquierda, Javier Mestre (Madrid, 1967) asume el reto y debuta en el panorama literario nacional con una ambiciosa novela dedicada al tema de las luchas sociales, con especial atención para la vertiginosa pérdida de derechos y garantías que se está produciendo en el ámbito laboral. No obstante, y a sabiendas de la estrecha relación que vincula los distintos frentes de batalla, tupen la trama de esta novela otros asuntos como la inmigración ilegal, los desmanes urbanísticos y sus consecuencias medioambientales, la memoria histórica sepultada en fosas y cunetas de nuestra dolida geografía…

Komatsu PC-340 narra la historia de dos personajes, Santiago y Victoria, que coinciden en las obras de ampliación de la M 30 madrileña. El primero, de extracción social obrera, conduce la máquina excavadora cuyo nombre da título a la novela, y es un militante comunista que intenta aguijonear la conciencia crítica de sus compañeros de tajo. La segunda, llamada a incorporarse a la élite empresarial, proviene de una familia bien e inicia su carrera como ingeniera y jefa de producción en uno de los tramos de la faraónica obra. Entre uno y otra surge una historia de amor marcada por el despertar de ella a la sangrante realidad laboral: tras la muerte en las obras de un inmigrante empleado en condiciones de semiesclavitud, la conciencia crítica de Victoria aflora y con ella unos principios que le impiden mirar para otro lado y la llevan a enfrentarse a su familia y a sus jefes, frustrando la exitosa carrera laboral para la que había sido predestinada. La historia de amor entre Santiago y Victoria avanza de la mano de su conjunta implicación en la lucha contra los abusos que pautan su rutina laboral, implicación que de manera lógica, inevitable, termina condicionando radicalmente el curso posterior de sus vidas. Y es esta relación amorosa, un toma y daca en el que se van alternando las voces y puntos de vista de uno y otra, el esqueleto que vertebra todo el relato y la plataforma desde la que sus protagonistas se lanzan de lo íntimo a lo social, de los casos particulares a las luchas colectivas.

Ampliamente documentada y urdida con gran habilidad narrativa, y más allá del valor incuestionable de esta novela como instrumento de concienciación ante las injusticias sobre las que se asienta nuestro presente primermundista (algo que por sí solo basta para convertir a Mestre en una rara avis dentro del actual panorama literario), hay que subrayar la determinación con que es mostrado el amargo y enriquecedor, doloroso y fértil despertar de la conciencia crítica ante los abusos de poder, el modo en que para el disidente los apoyos se convierten en dificultades y el coraje que se precisa para optar por «otra biografía posible», una que no pase por mantenerse ciego y sordo ante la desagradable realidad que nos grita todos los días. Sin duda es Victoria el personaje con mayor calado e interés de este relato, dados el coste y la magnitud de la transformación que experimenta. Pero tampoco Santiago, por muy concienciado y comprometido que esté de principio a fin, resulta un personaje plano o predecible, y nos es dado conocer también sus íntimas turbulencias: desde las dudas que le producen sus acciones más arriesgadas, hasta el miedo a perder el empleo o a defraudar a sus compañeros de militancia, pasando por el complicado maridaje entre vida familiar y multimilitancia activa que se apunta al final del relato. En el roce entre pasado y presente, entre realidad y deseo, en la tasa personal coste-beneficio radica buena parte del meollo de esta historia: cuando vemos tambalearse y dudar a los personajes, lo que cuesta y lo que se pone en juego en cada paso sobre la cuerda floja de una vida despierta y activa, cuando la posibilidad de vivir tranquilo y despreocupado, ajeno y dormido, no deja de reclamarnos con su dulce canto para que volvamos al lecho.

Plenamente centrada en la actualidad política y social española, Komatsu PC-340 tampoco elude el fenómeno de «la crisis», fantasma colectivo y pesadilla personal que está sirviendo de inmejorable coartada para convertirnos en seres aún más temerosos y conformistas, más cobardes. Mestre desenmascara las estrategias del capitalismo feroz disfrazado de encantadora abuelita, y evita así mismo lecturas demasiado fáciles, apuntado donde duele: también los activistas más críticos y comprometidos tienen hijos que alimentar y favores que agradecer, jefes a los que obedecer y puestos de trabajo que podrían perder… Frente a cierto aire de fábula moderna que cabe apreciar en la primera y mayor parte de la novela, titulada «Pasado» y narrada en primera persona por sus dos protagonistas, en el tramo final, «Presente», menor en número de páginas pero no en en peso narrativo ni en importancia temática, un narrador omnisciente toma el relevo del discurso y su voz resulta más fría, más dura, quizá para dar mejor cuenta del lote de flaquezas y debilidades, renuncias y contradicciones cotidianas del que a todos nos corresponde una cuota, tanto más dolorosa cuanto más se haya avanzado en el proceso de concienciación y compromiso: pura enjundia vital a la que Javier Mestre sabe sacar el mejor partido literario.

De este modo, tal vez se podría decir que tanto el tono como la trama de la novela recorren un arco que partiría de la fresca y entusiasta defensa de los ideales a la cruda toma de conciencia de los imperativos de las realidades colectiva y personal; un proceso que, como ejemplifica esta historia, no necesariamente tiene que dar como resultado la renuncia y la conformidad, sino que puede cosecharnos una mayor y más realista capacidad para operar en el entramado de fuerzas que requieren las transformaciones sociales.

Con todo, y aunque de nuevo nos convoquen a pronunciarnos, a elegir entre seguir durmiendo sobre el costado izquierdo o sobre el derecho, quizá tampoco sean muchas ni muy determinantes las decisiones que puede tomar el lector, el ciudadano, el españolito de a pie. Pero una fundamental sería la de negarse a tomar más pastillas para dormir e interrumpir de una vez este sueño de inocencia, y en Komatsu PC-340 nos encontramos con una firme llamada a apartar la manta que nos embota y aturde a los privilegiados del primer mundo, para despertar a la agitada realidad sobre la que hemos alzado el castillo de naipes de nuestro bienestar. Esa sería una buena «victoria», para empezar.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.