La batalla de Chile, del realizador Patricio Guzmán, se conforma de una trilogía filmada en tres momentos diferentes. El primero La batalla de Chile, Parte I: La insurrección de la burguesía fue filmado en 1973 (100 min., 16 mm, b/n). La segunda La batalla de Chile, Parte II: El golpe de estado filmado en 1976 […]
La batalla de Chile, del realizador Patricio Guzmán, se conforma de una trilogía filmada en tres momentos diferentes. El primero La batalla de Chile, Parte I: La insurrección de la burguesía fue filmado en 1973 (100 min., 16 mm, b/n). La segunda La batalla de Chile, Parte II: El golpe de estado filmado en 1976 (90 min., b/n). La tercera La batalla de Chile, parte III: El poder popular filmado en 1979 (100 min., b/n).
Constituyen una de las filmaciones más emblemáticas de la historia del cine en Chile. La producción tiene la finalidad de analizar críticamente el proceso histórico de una de las experiencias más innovadoras de la historia latinoamericana. Impulsada por lo que se llamó la Unidad Popular.
Se centra, en primer lugar, en las elecciones para renovar el parlamento, y sigue el análisis hasta el golpe de estado. Examina el proceso que comienza con las últimas elecciones en marzo de 1973 durante el gobierno de Salvador Allende. Las confrontaciones entre sectores opuestos y diversos son destacadas por el realizador. Después de perder las elecciones y de aumentar la participación de las masas al gobierno, la oposición formada por la democracia cristiana, entre otras cosas, aumenta la violencia y el odio. Sin embargo a pesar de la propaganda y la violencia, Allende y la Unidad Popular ganan las elecciones. Entre tanto la oposición emprende su lucha por deponer al gobierno. La relación entre política y pobreza se ve plasmada no sólo por la gran movilización que ha impulsado el gobierno en busca de nuevas condiciones sociales, sino por algunas escenas y personas que se relaciona con las mismas. El documental muestra por sí solo el hambre que ha acumulado la población a lo largo de algunos años.
También se ve plasmada en las entrevistas de algunos personajes, como aquella señora de cara flaca y huesuda que grita «comunistas asquerosos tienen que salir de Chile…marxistas podridos, ¡malditos sean!», es una cara de la población aunque no solo físicamente sino en su actitud de rechazo a los cambios que ha generado la sociedad chilena. Si bien, por el otro, también vemos la otra cara de la moneda: una señora que es entrevistada de manera repentina quien comía helado y a la que se le pregunta si ha sido afectada por el desabastecimiento. Lo que contesta que no cree que esto haya habido porque no ha bajado ni medio kilo. Estas alusiones del realizador muestran otras formas del hambre que son inseparables de la más generalizada. La que ocurre entre marzo y septiembre de 1973 por ejemplo, cuando los opositores de izquierda y derecha se enfrentan en distintas partes y niveles de la sociedad chilena: en las calles, en el trabajo, en las fábricas, en los tribunales, en el parlamento, etc. La guerra devenida en hambre es vivida de manera real, concreta en la vida cotidiana durante algunos días hasta que se concreta el golpe de Estado. Toma un proceso que inicia en Valparaíso cuando los militares lo preparan y planifican hasta la imposición de la dictadura. El sector castrense contó con el apoyado de un amplio sector de la llamada clase media, creando un clima de guerra civil en el país. El cual le sigue con torturados y desaparecidos por los militares del régimen de facto.
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