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La burbuja de Joan Manuel Serrat, Fito Páez y Joaquín Sabina

Fuentes: Rebelión

Francisco Sesto, Ministro de Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, ha enviado una contundente carta a Joan Manuel Serrat desmintiendo, con fundados e irrefutables antecedentes, el supuesto veto que habría impuesto el gobierno del presidente Hugo Chávez, para que no se hubiera llevado a cabo la presentación del cantante español Alejandro Sanz, en el […]

Francisco Sesto, Ministro de Cultura de la República Bolivariana de Venezuela, ha enviado una contundente carta a Joan Manuel Serrat desmintiendo, con fundados e irrefutables antecedentes, el supuesto veto que habría impuesto el gobierno del presidente Hugo Chávez, para que no se hubiera llevado a cabo la presentación del cantante español Alejandro Sanz, en el recinto «El Poliedro» de Caracas, en Venezuela, programada para el día 14 de Febrero.

Para quienes aún ignoren los entretelones que rodearon este affaire, pueden informarse de ello, en todos sus pormenores, en la página electrónica www.kaosenlared.net, del 22.02.08, reproducida ese mismo día en mi blog, www.hernanmontecinos.blogspot.com.

Como sabemos este supuesto veto, al cantante español, dio origen a la redacción de una muy publicitada carta de apoyo a dicho cantante, la que fue suscrita, entre otros, por los artistas españoles Joan Manuel Serrat, Joaquín Snull y el argentino Fito Páez, que en su parte medular hace expresión de la solidaridad de éstos con su par «supuestamente» agraviado, y su compromiso con el pleno desenvolvimiento de la libertad artística, la que hacen votos para que se haga realidad en Venezuela.

Hay un dicho que dice «la mentira tiene piernas cortas». Claro que bien sabemos hoy, que por obra y gracia de los medios de comunicación, suele hacerse muy difícil el cumplimiento de este dicho, sucediéndose generalmente más bien su contrario, pues como ya lo acusaba en el siglo XIX, el filósofo Nietzsche, la cultura de la sociedad moderna adolece de un gran fallo, que no es otro que, a lo que es verdad se le llama mentira, y a lo que es mentira se le llama verdad. Sin embargo para el caso de esta nota, afortunadamente se ha cumplido estrictamente lo del dicho, ante el sólo mérito de la carta del Ministro de Cultura, la que ha puesto en su lugar cada una de las piezas que dio lugar a esta infame intriga.

Ahora bien, la solidaridad entre pares es un muy buen ejercicio de lealtad que habla muy bien de aquellos que así lo expresan, sobre todo, en momentos en que un exacerbado individualismo conlleva a que poco importe a los demás las desventuras del prójimo. Eso está fuera de toda duda. Sin embargo, hay situaciones en que no se puede estar haciendo expresión de lealtades, sobre todo, sobre situaciones que han sido construidas sobre hechos falsos, como es el caso del affaire en que se han visto involucrados los artistas suscriptores de la carta, por obra y gracia de un aprovechamiento que ha hecho de ello Alejandro Sanz, por lo demás no extraño en él, en cuanto desde hace tiempo viene aprovechando cualquier oportunidad que se le presenta, para disparar en contra de la figura del presidente Chávez y el gobierno que encabeza, en una enfermiza cruzada ideológica por lo que éste representa con su Revolución Bolivariana.

Sobre esto último, incluso me atrevería a asegurar que Sanz ha sido un constante provocador. Sí, provocador, porque una cosa es tener ideas distintas, las que hay que respetar, y otra cosa es mentir y urdir supuestos para formar imaginarios falsos respecto de las ideas y acciones sobre lo cual se disiente. Cabe recordar, entre otras perlas de este cantante, el momento cuando Chávez llamó al pueblo de Venezuela a aprobar el proceso modificatorio a la Constitución, ocasión en que éste declaró, que si Chávez conseguía los tres millones de firmas para convocarlo, él «se retiraba de todo». Y por si fuera poco, su odiosidad ideológica lo llevó a decir que él no iría a Venezuela mientras Chávez esté de presidente. Por cierto, ni lo uno ni lo otro lo ha cumplido por lo que, además de provocador, ha hecho gala de ser también, un bravucón.

Ubicado el problema en su real contexto, no deja de ser un bochorno para Serrat, Snull y Fito Páez, haberse involucrado en la firma de una carta de apoyo a éste, sin antes haberse cerciorado en detalle de todos los antecedentes que construyeron artificialmente el problema por ellos dado por cierto. Así y todo, queda la duda si estos artistas lo hicieron inspirados por un simple sentido de amistad, o por no perderse la oportunidad de estar en las primeras planas de las noticias o, lisa y llanamente, se sumaron conscientemente a una clara campaña de difamación contra el presidente Chávez, que como sabemos, es digitado por los medios de comunicación desde el propio Estados Unidos, utilizando como cabeza de puente a la mafia anti cubana-venezolana con asiento en Miami. A decir verdad, como quiera que sea, no sólo se han comportado como imberbes ingenuos sino, más bien, como simples tontos de capirote.

Creo que tanto Serrat, como Snull y Fito Paéz, y otros, a los cuales supuestamente se les atribuyen idearios progresistas, para el caso, cometieron un grave e inexcusable error en haberse prestado para un juego tan sucio como en el que torpemente se involucraron. Es probable que hayan sido sorprendidos y lo hayan hecho en forma involuntaria, lo que a primeras tintas resulta, a lo menos, dudable. Dudable, pues no es de imaginar que éstos, ya mayorcitos de edad y con mucho camino recorrido, se pudieran dejar de embaucar así como así por un reconocido provocador que desde hace tiempo se encuentra embarcado en el afán de insultar y denigrar al presidente Hugo Chávez y la revolución bolivariana que encabeza. Un conocido pájaro de cuentas, involucrado en turbios y sendos trajines comunicacionales, que vayan en función del desprestigio y desmerecimiento de la figura del presidente Chávez y su gobierno.

Los firmantes de esta ignominiosa carta, no sólo no se preocuparon de cerciorarse en detalle de todos los antecedentes que rodeaban el affaire en cuestión sino, peor aún, prestaron sus nombres para sumarse a una clara campaña de difamación en contra de un incipiente proceso transformador que no esconde su intención de transformarse en un proceso realmente revolucionario. Nada mejor para ello que disparar contra aquel que la encabeza. Esa ha sido la impronta de Bush, Aznar, y el zángano rey de España, a los cuales… ¡y cuándo no!… se le han sumado otros personajillos de menor pelo, como el susodicho Alejandro Sanz, artista mediocre, que ni siquiera le llega a la suela de los zapatos, a aquellos pares a quienes embaucó en sus propósitos ideológicos de disparar en contra de Chávez y el movimiento que encabeza.

Pareciera ser que la fama, luces, candilejas, buena paga, lisonjas y aplausos, medio en el cual se desenvuelven estos artistas, ligeros de manos para firmar cualquier cosa, que les de notoriedad y los hagan aceptables a los círculos del empoderamiento, valen más que ninguna otra cosa, aún por sobre los valores que ante la opinión pública pregonan sustentar. En este caso, la mentira es uno de los valores (¿o anti-valores?) que han logrado hacer prevalecer, al prestar sus nombres para avalar tan vergonzante carta que no puede esconder sus intenciones de ser resultado de una vulgar infamia.

Más desconcertante aún, resulta para los seguidores y admiradores de estos artistas, de calidad indiscutida, el hecho de que éstos, a lo menos, hasta donde se sepa, no han dicho esta boca es mía para denunciar enérgicamente la conculcación de elementales derechos en su propio país. Asistimos atónitos hoy, el de cómo en España, la mal llamada Madre Patria, se han estado criminalizando a personas, grupos y movimientos de ciudadanos disidentes, enviándolos a las cárceles por el sólo hecho de disentir del actual estado de cosas como allí se han estado dando, incluso, ante el sólo mérito de actos de quemas de fotos del ignominioso reyezuelo bastardo Juan Carlos de Borbón, como manera de protesta y reivindicación de una nueva República para España, que nada tenga que ver con esa imagen falsa, espuria y antidemocrática del rey, un zángano y parásito a ojos vista de todo el mundo.

Es de esperar que tras este traspié, estos supuestos artistas «progresistas», no les baje el síndrome de la cooptación al 100% del sistema neoliberal imperante. Un tentador y peligroso camino al que les puede resultar fácil caer, a aquellos que ponen demasiado cuidado en sus discursos públicos, para que sean del agrado de los actuales círculos de empoderamiento en el mundo. De no tener cuidado en aquello, y seguir por esta vía, corren el peligro de convertirse, al igual que en el mundo de las letras, en los nuevos Vargas Llosa, ahora en el campo del canto y de la música.