La carrera presidencial en Ecuador entre Andrés Arauz y Guillermo Lasso se encuentra en la recta final. Dentro de la estrategia electoral de Lasso, quien figura debajo en las encuestas, se han redoblado acciones de campaña sucia. Esta forma de proceder está asociada a su nuevo asesor: Jaime Durán Barba.
Es común ver a venezolanos pidiendo dinero en las calles de Quito. La inmigración en Ecuador es grande, y el tema Venezuela, como en otros países, es utilizado por la derecha para generar miedo en los votantes. Se trata de un mecanismo conocido, que, en el caso ecuatoriano, dio un paso más: la utilización de migrantes para una campaña, en este caso del candidato presidencial Guillermo Lasso, quien enfrentará a Andrés Arauz, el 11 de abril.»Por votar por el socialismo estoy aquí pidiendo limosna», o, «yo tenía una casa y un trabajo, votamos mal y aquí estoy, ¿esto quieres para tu futuro?, vota bien», son algunos de los carteles que comenzaron a llevar venezolanos en los semáforos y esquinas de diferentes ciudades del país que, según diferentes fuentes, reciben entre 10 y 20 dólares por día.
La campaña en las calles fue luego conducida a las redes sociales para multiplicar su efecto, tanto a nivel nacional como internacional, con su difusión, por ejemplo, por parte del expresidente de Colombia Álvaro Uribe.
No fue lo único, en la ciudad de Guayaquil, por ejemplo, fueron colocadas vallas del estreno del documental Venezuelización – Latinoamérica en peligro, en la misma intención de vincular a Arauz con el imaginario construido por los grandes medios sobre Venezuela.
La aparición de esta maniobra de campaña sucia era esperada. Ya había sucedido en la primera vuelta, cuando, por ejemplo, desde la revista Semana, de Colombia, fue difundida una noticia falsa de un financiamiento de Arauz por parte del Ejército de Liberación Nacional, o cuando el Grupo Clarín, de Argentina, afirmó que Arauz se había vacunado contra el coronavirus en su visita en Buenos Aires previa a la primera vuelta.La campaña de segunda vuelta tiene, además, un nuevo elemento: el ingreso del asesor Jaime Durán Barba —exconsultor de Mauricio Macri—, especialista, entre otras cosas, en campañas sucias.
El factor Durán Barba
«Pareciera que la estrategia de hoy para catapultar a Lasso es ahondar en los sentimientos de odio, de xenofobia, o de polarizar ideologías transformándolas en emociones negativas y ultristas, y, sobre todo, descalificar con fake news, montajes de noticias viejas, mejor decir: armar un combo virtual que satanice a su contrincante político, Arauz, sin mostrar ninguna virtud de Lasso», explica Carol Murillo Ruiz, socióloga ecuatoriana. Esa metodología es sistemática contra Arauz. Un ejemplo es acusarlo de querer poner fin a la dolarización —el país no tiene moneda propia, sino dólar estadounidense—, aunque Arauz repita en cada una de sus intervenciones y su programa político que fortalecerá la dolarización, algo que se condice, además, con su propio recorrido.
El horizonte de fin de la moneda de Estados Unidos genera temor en la sociedad ecuatoriana, marcada por la recesión y las experiencias traumática del pasado. Y Durán Barba es, justamente, según Murillo Ruiz, «un experto en manejar las desilusiones de la gente en cualquier país donde ciertos políticos lo contratan para ‘ganar’ elecciones cueste lo que cueste».
«A Durán Barba no le interesa el candidato acaso, le interesa demostrar que, maquinando juegos emocionales, extraídos pero soliviantados de y por la masa, cualquier candidato sin atributos, un Lasso con zapatos rojos, puede hacerse del poder», afirma Murillo Ruiz. Los zapatos rojos, refieren a la estrategia de Durán Barba al iniciar la cuenta de TikTok de Lasso: se le puso zapatos rojos, hecho alrededor del cual se centraron debates y tendencias momentáneamente.
Lasso evidenció desde el inicio sus límites como candidato, con pocos atributos carismáticos, marcado por dos derrotas presidenciales anteriores, en el 2013, contra Rafael Correa, en el 2017 contra Lenín Moreno. Su problema central es triple: su pasado político-económico; su presente, aliado al Gobierno, y su programa neoliberal en caso de ser electo.
La necesidad de mentir
El candidato presidencial necesita negar, en primer lugar, su pasado, en particular en la crisis económica de 1999, conocida como el feriado bancario, ocurrida bajo el gobierno de Jamil Mahuad (1998-2000). «La campaña de Mahuad fue financiada por ciertos banqueros de la costa ecuatoriana, entre ellos Lasso, por ello que su participación dentro de ese Gobierno no se limitó a lo político, sino que mientras cumplía funciones como gobernador del Guayas, al mismo tiempo era vicepresidente de la Asociación de Bancos, y muchos de los banqueros que apoyaron a Mahuad en la campaña, al momento del feriado bancario, ocupaban altos cargos en las secciones económicas del Gobierno», señala Murillo Ruiz.
Lasso, además, presidía el Banco de Guayaquil, que tenía un patrimonio de 54 millones de dólares en 1998, y en el 2002 poseía 76 millones, según los datos de la Superintendencia de Bancos. «Lasso no fue el causante del feriado bancario, pero se benefició ampliamente en términos financieros de una tragedia que empobreció y llevó a miles de ecuatorianos a la migración, especialmente a Estados Unidos y a España», afirma Murillo Ruiz.
El actual candidato busca esconder su participación en las decisiones económicas que llevaron a esa tragedia, así como ocultar que, en simultáneo, se enriqueció. Algo similar ocurre en la actualidad: intentar ocultar sus vínculos con Moreno y el hecho de que, nuevamente, aumentó su capital mientras la mayoría empobreció.»Es vox populi que Lasso ha sido el poder tras la silla presidencial de Moreno», explica Murillo Ruiz. El actual presidente, que ganó de la mano del exmandatario Rafael Correa, traicionó a quienes lo llevar al Ejecutivo, y «tuvo como primer aliado a Lasso, más otros ‘socios’ como los medios privados tradicionales, las cámaras, la mayoría de los partidos políticos y, sobre todo, a la banca tanto de la sierra como de la costa».
Lasso, según el Servicio de Rentas Internas, tuvo ingresos de 4,3 millones de dólares en el 2017; 2,3 millones en el 2018; 2 millones en el 2019 y 6,4 millones en el 2020, es decir el peor año para la economía nacional. Durante esos años, en simultáneo, fueron despedidos 130.000 trabajadores del Estado y 600.000 en el ámbito privado.»Lasso se congratula de que Moreno haya tomado muchas ideas de su plan de gobierno», dice Murillo Ruiz. No solamente sucedió en decisiones pasadas, sino también en la principal acción que busca llevar adelante Moreno antes de dejar el palacio presidencial: la privatización del Banco Central de Ecuador (BCE). «Aunque el proyecto pareciera que pertenece solo al Gobierno de Moreno y a las exigencias del Fondo Monetario Internacional, el partido de Lasso en la Asamblea Nacional es el que más apoya ese intento privatizador junto a otros parlamentarios de derecha», afirma la socióloga ecuatoriana. El proyecto implicaría «que los banqueros privados manejen el BCE para impedir que el Gobierno pida préstamos a una entidad que nació como parte de la estructura estatal».
La crisis del neoliberalismo
Lasso es un estereotipo de candidato de derecha, neoliberal y alineado a Estados Unidos. Sin embargo, su propuesta política debe ser en gran parte escondida o presentada bajo otras palabras, por no contar con un consenso mayoritario social. Por eso la campaña sucia contra Arauz, la polarización bajo el clivaje correísmo/anticorreísmo, y por eso, también, la fabricación de un Lasso ficticio.»Es un simulacro virtual que pretende dibujar a Lasso como un hombre que se hizo a sí mismo desde que su padre murió y él tuvo que trabajar para pagar sus estudios y apoyar al hogar. Lo que no se dice es que su relación familiar con el banquero Danilo Carrera le dio la base social y económica para que se convirtiera en banquero y enseguida aprendiera los artilugios de la especulación financiera con lo cual hizo crecer su reputación de banquero exitoso», afirma Murillo Ruiz.La fortuna de Lasso es entonces presentada como producto de su mérito, y su recorrido de especulación bancaria busca ser tapado por una serie de imágenes y discursos que lo muestran cercano a los pueblos y nacionalidades indígenas, a las mujeres, trabajadores, jóvenes.
Detrás de ese producto manufacturado de campaña existe el proyecto de profundización del modelo neoliberal que ha venido implementando Moreno, quien tiene una aprobación muy baja en la sociedad ecuatoriana. Lasso difícilmente podría pensar en ganar la mayoría social bajo la apelación al neoliberalismo. Se trata de una situación similar a la que ocurrió con Macri en Argentina: ambos eran candidatos con pocas cualidades personales, con un plan de gobierno que debía ser ocultado, y el mismo estratega mediático, Durán Barba.Los días restantes hasta la elección estarán seguramente marcados por nuevas operaciones de campaña sucia, tanto en redes sociales, medios de comunicación, como desde las instituciones, para intentar golpear a Arauz, que encabeza las encuestas. El objetivo de numerosos factores de poder es impedir la victoria del candidato de la Revolución Ciudadana, para lo cual, han demostrado, los límites éticos no existen.