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La consumación de un proceso constituyente

Fuentes: En lucha

Hablar de política en el Ecuador es hablar de la Constitución de 2008. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) fue un momento clave en la configuración del nuevo sistema político ecuatoriano, que unió tantos sectores sociales y políticos como los desunió cinco años después en la ardua tarea de concretizar y poner en práctica los 444 […]

Hablar de política en el Ecuador es hablar de la Constitución de 2008. La Asamblea Nacional Constituyente (ANC) fue un momento clave en la configuración del nuevo sistema político ecuatoriano, que unió tantos sectores sociales y políticos como los desunió cinco años después en la ardua tarea de concretizar y poner en práctica los 444 artículos.

La «rebelión de los forajidos» de abril de 2005 tumbó por tercera vez un presidente en menos de diez años.
Sin embargo, esta vez la movilización popular no se articulaba alrededor del movimiento indígena como en ocasiones anteriores, sino que su composición era notablemente distinta y de lo más diversa. Sin una estructura organizada, con el antipartidismo como nexo común, las muchas personas que salieron a la calle entonaban el «que se vayan todos», hartas de la partidocracia que había hundido el Ecuador.

Rafael Correa supo canalizar el descontento social de cara a las elecciones presidenciales. Procedente del mundo académico, el «Mashi» quedaba lejos de la clase política que tanto repugnaba al país.

A través del incipiente Movimiento Alianza País supo recoger las demandas de la sociedad civil e hizo una apuesta política importante: se presentaría a las elecciones presidenciales sin candidatos a las legislativas, sólo con la promesa de lanzar una Asamblea Constituyente. Ganó.

La ANC fue una gran experiencia de aperturismo y participación política. Ubicada en la ciudad de Montecristi y presidida por Alberto Acosta, consistió en once meses de intensos debates, aportes y transacciones que quedarían finalmente recogidos en la Constitución de 2008. Participaron unas 70.000 personas, a pesar de las dificultades organizativas, que provocaron una cierta profesionalización de los activistas que intervenían. Las fricciones del ejecutivo con movimientos ecologistas, indigenistas o feministas llevaron a ciertos sectores a un «sí crítico» en el posterior referéndum.

Las demandas de movimientos sociales y de la sociedad civil organizada se vieron recogidas en gran medida, siendo a día de hoy la constitución más avanzada del mundo.

Fuente original: http://enlucha.org/diari/la-consumacion-de-un-proceso-constituyente/#.UukKXfspaFk