«Los griegos han vivido por encima de sus posibilidades; ahora, por tanto, les toca ajustarse el cinturón». Los economistas neoliberales repiten sin cesar este mantra, pero existen visiones alternativas. Como la de Leonidas Vatikiotis, periodista especializado en política exterior, doctor en economía, asesor del documental «Debtocracy» y uno de los impulsores de la Comisión por […]
«Los griegos han vivido por encima de sus posibilidades; ahora, por tanto, les toca ajustarse el cinturón». Los economistas neoliberales repiten sin cesar este mantra, pero existen visiones alternativas. Como la de Leonidas Vatikiotis, periodista especializado en política exterior, doctor en economía, asesor del documental «Debtocracy» y uno de los impulsores de la Comisión por la Auditoría de la Deuda Griega. Vatikiotis subraya que la crisis de la deuda helena la han creado las clases dominantes de este país, mientras que la sufren las clases populares, sometidas a draconianos planes de austeridad.
Invitado por el grupo de Deuda Externa de ATTAC, el economista ha detallado en Valencia los factores que explican la crisis del endeudamiento griego. Además de un principio general, la caída de los ingresos de los estados por la crisis, que afecta a la mayoría de los países, «Se ha hablado muy poco de la afición de los capitalistas griegos a las subvenciones públicas; de hecho, recibieron cuantiosas ayudas del estado para superar la crisis de la década de los 80 y esto, obviamente, genera déficit público y endeudamiento».
Además, «el fraude fiscal de la clase empresarial es enorme», «Todo el mundo sabe en Grecia que la iglesia ortodoxa, los dueños de los bancos y de los barcos no pagan impuestos». Y ante esta realidad, la Troika (Banco Central Europeo; Fondo Monetario Internacional y Comisión Europea) «nos exige únicamente ajustes y privatizaciones». La respuesta en las plazas griegas se hace oír de manera contundente al grito de «No debemos, no pagamos y no vendemos».
Otro capítulo que genera deuda estatal y que suele obviarse es el gasto militar: «Grecia destina abundantes partidas a Defensa por su participación en alianzas imperialistas como la OTAN; no hay campaña militar, desde Afganistán hasta Libia, en el que el estado griego no se haya implicado», explica el portavoz del Comité por la Auditoría en el país heleno.
El ingreso en el Mercado Común, y después en la Unión Europea, introduce otro elemento de quiebra en la economía griega, a juicio de Vatikiotis, que se traduce -según el periodista- en la pérdida de 100.000 puestos de trabajo sólo en la industria manufacturera. A ello deben agregarse los efectos perversos de la Política Agraria Común (PAC) de la UE y el corsé que supone la moneda única, que priva de la posibilidad de la devaluación para estimular el comercio exterior. «Los déficit de Grecia, Portugal, Irlanda y España son la otra cara de las plusvalías de los países del centro y norte de Europa», ha rematado el asesor de «Debtocracy».
A partir de estos argumentos, ¿Por qué Grecia no debería pagar su deuda pública?, se ha interrogado Leonidas Vatikiotis en el local de Ca Revolta en Valencia. Es ésta precisamente la cuestión que ocupa los trabajos de la Comisión por la Auditoría de la Deuda Griega. Primero, «porque buena parte del endeudamiento es fruto de la corrupción». Además, desde la década de los 90, los países de la periferia europea -incluido Grecia- pagaron a los denominados mercados cuatro veces más por los préstamos que Alemania o Estados Unidos, por el «riesgo superior» que representaba la adquisición de bonos de países con economías más vulnerables. «¿Por qué entonces hay que continuar pagando ahora?», se ha preguntado el economista.
El análisis de la deuda irlandesa ofrece, por su paralelismo con la de Grecia, más argumentos para cuestionar los pagos de la deuda. Buena parte de los bonos públicos -según Leonidas Vatikiotis- se hallan en manos de especuladores y fondos de alto riesgo. «No hay, por tanto, obligación moral alguna de respetar a estos acreedores», agrega. Otra parte significativa de la deuda está en manos de bancos «previamente salvados con dinero del pueblo griego». Es decir, «el estado presta dinero a los bancos para que resuelvan sus apuros, lo que genera endeudamiento público y emisión de bonos, que son adquiridos a su vez por los bancos, a los que se les acaba devolviendo el dinero que antes se les ha prestado». Un negocio redondo.
Estas dinámicas, ha concluido el asesor económico del documental «Debtocracy», han dado lugar en pleno siglo XXI a un auténtico «genocidio» vinculado al pago de la deuda a la banca. Los datos avalan el grueso calibre de la afirmación: desde el pasado mes de septiembre se han clausurado en Grecia más de mil escuelas (algo que sólo había ocurrido -desde el nacimiento del estado griego en 1824- durante la ocupación nazi); en los últimos cinco meses se han cerrado 54 hospitales. «Se está forjando una generación de analfabetos, los jóvenes se ven forzados a emigrar a otros países y muchos trabajadores han dejado de ir a los hospitales por las elevadas tasas que deben abonar», subraya Vatikiotis.
La pomposa Troika, los gobiernos y los medios oficiales ocultan asimismo que, al margen de la implementación de auditorías sobre su legitimidad, Grecia ya ha pagado sus deudas. El economista ha detallado que sólo los intereses abonados en las últimas dos décadas suponen más del 200% de la deuda griega actual (sólo en 2012, el pago de intereses representará el 9% del PIB del país heleno). Más aún, lo cierto es que la deuda griega se ha disparado coincidiendo con los planes de rescate: hace dos años la deuda griega representaba el 115% del PIB, mientras que en 2012 (según las previsiones del FMI) se elevará al 189% del producto interior bruto.
Tampoco se han respetado las formas. «El primer préstamo de la Troika no fue votado por el parlamento griego, pese a que para estos casos la Constitución exige una aprobación en el congreso por mayoría cualificada». Ni, por supuesto, el fondo, que ha dado lugar a un escenario trágico, más allá del reflejado en «Debtocracy», y fuente de materiales para un segundo documental en el que Leonidas Vatikiotis ya colabora.
En este contexto, en el que incluso a los países de la periferia europea se les denomina PIGS, el periodista y economista aboga por no perder la perspectiva: «en los dos últimos años los trabajadores alemanes y franceses han sufrido las mismas medidas de austeridad que los de la periferia de Europa». En Grecia puede apreciarse cómo se han unido las élites económicas. Desde la banca, hasta los especuladores o la gran industria, todos han coincidido en que la única salida para la economía griega consiste en la intervención exterior y los planes de ajuste. Por razones obvias. En los tres países en los que se han aplicado estrategias de rescate, se ha producido -según Eurostar- una reducción en los costes de la mano de obra, explica Vatikiotis. Al final casi siempre emerge una antigua cuestión: la lucha de clases. El economista, sin embargo, no ha evitado concluir con una invitación a la esperanza: «El momento más oscuro es siempre antes del amanecer».
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.